Raúl Solís: "El feminismo anti-trans es un tipo de nacionalismo genital"

El periodista publica 'La batalla trans', una obra donde desgrana la lucha interna en el feminismo a partir del "desborde social" de 2018 y la eclosión de las trans-excluyentes: "No han visto a una mujer trans en su vida, las deshumanizan"

Raúl Solís posa con 'La batalla trans', una obra que se define como "artefacto contra el fanatismo"
Raúl Solís posa con 'La batalla trans', una obra que se define como "artefacto contra el fanatismo"

En La batalla trans desgranas la problemática con la Ley Trans. Pero, ¿la norma es la única batalla con la que lidia la comunidad trans? 

En realidad, solo hay una y no es una batalla de la comunidad trans como tal. Es la batalla de un sector voxificado del feminismo en contra de las personas trans. Esta ha dado a lugar a que creamos que hay muchas feministas en contra de la Ley Trans, pero es mentira. La última encuesta publicada por el grupo Prisa dice que el apoyo es mayor entre las mujeres, con casi un 80%. Estamos hablando de una burbuja de las redes sociales. Los sondeos demuestran que la Ley Trans cuenta con un apoyo mayoritario.

Desde el feminismo trans-excluyente hablan de borrado de mujeres. En tu libro lo atribuyes al esencialismo. ¿Qué es ser mujer? ¿Es un problema de sujeto?

No sé lo que es ser mujer, pero tampoco sé lo que es ser hombre. Lo que sí sé es que necesitamos a hombres y mujeres para poder vivir en igualdad y para ello importan los factores emancipatorios y no el sujeto. Las mujeres trans además de ser sujeto del feminismo, tienen que estar en el predicado. Un movimiento de carácter emancipatorio como el feminismo no puede tolerar ninguna desigualdad. Si alguien feminista tolera la desigualdad ante las personas trans no es feminista, hablamos de otra cosa. 

Hay personas que piensan que el feminismo es una secta en la que solo entran las catedráticas, las diputadas y las mujeres ricas. Eso no es feminismo ni una ideología emancipatoria, es un lobby. Lo importante del feminismo no es definirse como sujeto sino definir el predicado: qué programa se tiene para cambiar la sociedad. Si el movimiento obrero pensara que los autónomos no son sujetos de la lucha obrera porque no son trabajadores por cuenta ajena, cometería un grave error. 

Extremeño, andaluz y muy viral 

Raúl Solís (Mérida, 1982) se caracteriza por decir lo que piensa sin ningún tipo de filtro. Tal vez esa sea la clave de la viralidad de sus vídeos en redes sociales como Instagram, y de sus artículos en los diferentes medios de comunicación con los que colabora 

El comunicador, licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla —ciudad a la que lleva vinculado más de dos décadas— y columnista en lavozdelsur.es, publicó hace tres años La Doble Transición, una obra en la que narra las historias de vida de mujeres trans desde el tardofranquismo a la democracia como patrimonio colectivo de la historia de España. Ahora publica La batalla trans (Bellaterra, 2022), una obra que dice servirse como "artefacto" para contra el "fanatismo de quienes creen que los cambios sociales se pueden hacer con teorías sin empatía".

El libro aborda la problemática y la lucha interna entre feministas a partir del "desborde social" del 8 de marzo de 2018 y la separación de algunas activistas feministas a una visión trans-excluyente, acrecentada en España tras la propuesta de Ley Trans, aún pendiente de tramitación parlamentaria. "Si alguien que se dice ser feminista tolera la desigualdad ante las personas trans, no es feminista. En realidad hablamos de otra cosa", aclara Solís, que cree que el feminismo anti-trans es una "burbuja" de las redes sociales y no representa a la mayor parte de las feministas.

En su primer capítulo, a modo de introducción, el periodista advierte a los críticos: "Sé que habrá quienes argumenten que qué hace un hombre hablando de feminismo o de personas trans, sin ser yo ni mujer ni trans. Si por esta afirmación fuera, los periodistas no podríamos nunca hablar de nada, Marx y Engels nunca hubieran escrito El Manifiesto Comunista, los derechos de la infancia no existirían, los urbanistas solo podrían hablar de su barrio y habría que decretar el cierre de las universidades porque están llenas de gente que estudia, investiga y habla de asuntos de los que no son sujetos". 

 

Al fin y al cabo, hay luchas entrecruzadas, no se puede obviar el análisis interseccional...

Claro. Hay quien piensa que el feminismo debe ser una ideología para las ricas que hable solamente de la cuota de paridad. Sin embargo, el nuevo feminismo que nace en 2018 es un feminismo popular. Este se hace hegemónico liderado por nuevas feministas que no se han empoderado mediante Simone de Beauvoir sino por sus propias vidas. Es algo que nos viene a decir que las mujeres no son uniformes. Mientras hay una mujer en el Consejo de Administración del IBEX 35, hay otras mujeres pobres y migrantes recogiendo los cristales del techo de cristal que se ha roto. El feminismo se tiene que hacer cargo de todas las mujeres, no solamente de las de arriba.

Raúl Solís, en la presentación de 'La batalla trans' junto a Pastora Filigrana y Mar Cambrollé en el Espacio Santa Clara de Sevilla
Raúl Solís, en la presentación de 'La batalla trans' junto a Pastora Filigrana y Mar Cambrollé en el Espacio Santa Clara de Sevilla

¿Crees que hay un cambio generacional?

Evidentemente. Parte de la ruptura es por el cambio generacional. Las mujeres del viejo feminismo, muchas de ellas vinculadas al PSOE, no vieron en el 8 de marzo de 2018 una oportunidad para luchar por la igualdad sino un peligro de ser jubiladas por las nuevas generaciones. Pasa lo mismo que con el 15M. Varios espacios políticos reaccionaron en contra de los indignados, unos jóvenes que vinieron a luchar por la igualdad pero con otro lenguaje. Se enfadaron porque dejaron de ser los únicos. 

"Mientras una mujer llega al IBEX 35, hay otras mujeres pobres y migrantes recogiendo los cristales del techo de cristal que se ha roto"

 

Según la Agencia Europea de Derechos Fundamentales, un 53% de las personas trans que viven en España tienen dificultades severas para llegar a fin de mes. ¿Hay una invisibilización en los medios de la realidad de la comunidad trans?

En España hay históricamente dos imágenes de la transexualidad: Bibiana Ándersen, que es como la cumbre, y la Veneno, todo lo contrario. El problema es que en medio de esas realidades están las personas trans normales. El denominador común de las mujeres trans es la exclusión social. Que haya representación de mujeres trans glamurosas a las que la vida les sonríe, está muy bien y es muy positivo, pero no es la única realidad. Las mujeres trans siguen estando condenadas a la prostitución para sobrevivir, sufren niveles de violencia brutales y su esperanza de vida es mucho menor que las no transexuales. Hay una exclusión social y sobre todo laboral. No es que las mujeres trans estén en desempleo, es que gran parte de ellas ni siquiera pueden estar en el mercado laboral. 

La portada de 'La batalla trans' ilustra guantes de boxeo en un ring bajo los colores de la bandera trans
La portada de 'La batalla trans' ilustra guantes de boxeo en un ring bajo los colores de la bandera trans

Hemos conocido que Lidia Falcón va a participar en una mesa redonda de Vox en San Fernando. Le dedicas un capítulo en tu libro.

Hay un hilo que conecta al feminismo anti-trans con la ultraderecha y Lidia Falcón es su símbolo. En el Congreso de los Diputados, la poravoz de Vox en la Comisión de Igualdad se posiciona contra leyes LGTBI nombrando a Ángeles Álvarez, diputada del PSOE, a Alicia Millares, también socialista, o a Amelia Valcárcel, que es la filósofa más importante vinculada al feminismo institucional español. Ellas son las ideólogas de la reacción anti-trans en el movimiento feminista español. Cuando se aprobó la derogación de la Ley Trans en la Comunidad de Madrid, Vox invitó a Lucía Echevarría, una escritora anti-trans vinculada a posicionamientos progresistas y que ahora está con la ultraderecha. Luego, Alicia Falcón ha sido citada por Espinosa de los Monteros y escribe en Actual, otro medio vinculado a la extrema derecha. La reacción anti-trans está muy bien preparada, tiene fundamentos ideológicos, fundaciones, asociaciones y mujeres con poder. Es la reacción de un feminismo que piensa que solo puede ser para ricas.

Sin embargo, en las clases populares también hay feministas que simpatizan con estos postulados...

Sí. Hay gente a la que ese discurso le ha llegado y que lo repiten. También son víctimas de fake news y de bulos. Pero lo importante no es que haya gente repitiéndolo, sino ver cómo nace y quien pare estas ideas. En ese sentido, hay gente de clases populares y de izquierdas que se posiciona así porque el feminismo anti-trans es un tipo de nacionalismo genital. Viene a decir que para ser feministas de verdad, hay que odiar a las mujeres trans que no son mujeres. Hay personas que viven con identidades esencialistas. Está el izquierdista de verdad que dice que todo el mundo es facha menos él. No me parece relevante. Es más importante ver de dónde nace el discurso. 

Raúl Solís considera que España tiene una deuda pendiente con la comunidad trans
Raúl Solís considera que España tiene una deuda pendiente con la comunidad trans

La portada del libro —de Dani Rabaza (Munster Studio)— es una declaración de intenciones: guantes de boxeo en un ring con los colores de la bandera trans. Entre tanta crispación, ¿hay espacio para el diálogo o la pedagogía?

El gran problema es el desconocimiento absoluto de las vidas de las personas trans, que son una minoría —0,1%, 50.000 personas—. Además de que son muy pocas, el grado de exclusión social que tienen las echa del sistema. Ellas están apartadas de los espacios de normalización social por lo que es muy fácil convertirlas en monstruos. Por eso, lo más importante que podemos hacer es visibilizar las vidas trans. Visibilizar a las mujeres trans que están en institutos, universidades, son dependientas, camareras o tienen pareja y familia. Se trata de humanizar las vidas trans ante la deshumanización de las feministas anti-trans, que no han visto a una mujer trans en su vida y por eso sueltan esos clichés. Se dice muy poco, pero el feminismo anti-trans es profundamente misógino porque realmente lo que odian es la representación de lo femenino. No dicen nada de la representación de lo masculino ni hablan de los hombres trans, están excluidos del debate ya que no se trata de la ley, sino del control del feminismo. 

"No es una batalla cultural. Hablamos de las cosas de comer, hay 50.000 personas en situación de vulnerabilidad"

 

Y concretamente las mujeres trans están sometidas a una doble discriminación...

Las feministas anti-trans dicen que la Ley Trans es una batalla cultural, pero no es así. La vida de las personas trans es algo material. Que no contraten a una mujer trans o que su jefe decida despedirla al ver su documentación, que no pueda alquilar un piso, o que no la atiendan en el sistema público de salud para que su cuerpo sea lo que su cabeza quiere, es algo material. La exclusión social está ahí. No hablamos de algo simbólico, hablamos de las cosas de comer y nadie que se diga progresista, de izquierdas y feminista puede serlo si no le preocupa que haya 50.000 personas en situación de vulnerabilidad. 

La comunidad trans tiene pendiente ganar la batalla legislativa. ¿Ha ganado ya la calle?

España es de los países más favorables a la Ley Trans según un estudio de Metroscopia. La participación que ha tenido la Ley Trans en los trámites de consulta pública ha sido la más numerosa de la historia de España. Los derechos ya están conquistados en la calle y ahora hay que hacerlo en el Parlamento. El PSOE quitó a Carmen Calvo de Vicepresidenta del Gobierno —roces con la Ministra de Igualdad, Irene Montero, de Unidas Podemos, mediante—, pero la puso de Presidenta de la Comisión de Igualdad. No quiero pensar que Carmen Calvo, que está claramente posicionada en el feminismo anti-trans, haga filibusterismo político para bloquear la Ley Trans en su trámite parlamentario, pero podría ocurrir. 

Sobre el autor:

Sebastián Chilla.

Sebastián Chilla

Jerez, 1992. Graduado en Historia por la Universidad de Sevilla. Máster de Profesorado en la Universidad de Granada. Periodista. Cuento historias y junto letras en lavozdelsur.es desde 2015. 

...saber más sobre el autor

Archivado en:

Si has llegado hasta aquí y te gusta nuestro trabajo, apoya lavozdelsur.es, periodismo libre, independiente y en andaluz.

Comentarios (1)

Gustavo Cruceira Hace 2 años
Raúl Solís es abiertamente anti-trans. ¿A quién tiene detrás para que le publiquéis? Raúl Solís, que se dice "maricón" machaconamente, dice que no rechaza "a un hombre trans por serlo" pero "que sexualmente me gustan las pollas". No los rechazas pero los rechazas. Eso es transfobia de libro, Raúl Solís.
Lo más leído