José Luis Tirado, un director de cine libre: "Hago películas sin recursos; la cuestión es tener algo que decir"

El director de cine y artista sevillano, embarcado en proyectos sociales desde los años 70, presenta en el festival Alcances de Cádiz su último trabajo, el documental 'El oasis'

El director de cine José Luis Tirado.
El director de cine José Luis Tirado. DIANA LUNA

Medio siglo retratando y grabando problemas sociales

José Luis Tirado (Sevilla, 1954) estudió Filosofía y Letras, pero no terminó la carrera. Antes de hacerlo se encaminó hacia la rama de cine dentro de Ciencias de la Información, y luego a Arte Dramático. "Aparte de la calle", matiza, porque en su etapa estudiantil, en los años 70 del siglo pasado, en plena Transición, "aprendíamos mucho así, sobre todo la gente que teníamos cierta conciencia". Esos años comenzó a captar con su cámara de fotos todo tipo de denuncias sociales, hasta que empezó a colaborar con revistas y periódicos, como Diario 16, para el que cubrió las primeras elecciones generales de la democracia.

Hizo teatro independiente en diferentes compañías, recorriendo escenarios de todo el país —"pondría una asignatura de teatro obligatoria en los centros escolares"—, luego emprendió una etapa profesional como diseñador y, con la llegada de los avances digitales, empezó a desarrollar trabajos cinematográficos. Documentales, videoarte, cortometrajes, videoclips... "Siempre de temas que me han interesado", recalca. Todos proyectos salidos de su cabeza —"ningún encargo"—, como el recién estrenado documental El oasis, en el que cuenta la historia de Ignacio Morales Trujillo, un hombre nacido en 1930 que vive en una casa de barro y paja en el poblado de Betijuelo, en las inmediaciones de Tarifa, que se proyectará el 3 de octubre (a las 22.00 horas) en el Teatro del títere de la Tía Norica de Cádiz, dentro del festival de cine documental Alcances. 

Ignacio —que hace poco se perdió y dio un susto a sus vecinos— vive sin más tecnología que un televisor y un radiador, respetando el medio ambiente, comiendo frutas y verduras de temporada, en un entorno natural que él mismo sembró y que ayuda a conservar. "Testigo de las grandes transformaciones que se han producido en el lugar, y superviviente de un modo de vida en armonía con el entorno donde ha nacido y transcurrido toda su existencia, vive de manera austera sin alterar sus costumbres, apegadas a los ciclos de la naturaleza, en una morada de piedra y paja de más de 200 años", describe el propio Tirado. 

 ¿Cómo conoció a Ignacio?

Lo conozco desde hace mucho tiempo, unos 20 años. Hace dos años es cuando decidí hacer el documental, tras estar un tiempo haciéndole retratos y fotografiando su entorno. De ahí surgió la idea, de lo que representa este hombre, una persona con 92 años que no tiene un planteamiento ideológico, pero que es un ecologista natural. Es anticonsumista: vive en una casa con más de 200 años, con el techo de paja y los muros de piedra, con una filosofía de reciclaje absoluto, que hace una lista de la compra que nada tiene que ver con la de cualquier persona… Es una persona cuyo modo de vida está de máxima actualidad, y más ahora que en la zona del Campo de Gibraltar, donde hay tantos proyectos urbanísticos que atentan contra la preservación del medio ambiente y de los recursos naturales.

"Hay que entender que el planeta es nuestro hábitat. Lo contrario al oasis es el desierto y estamos camino del desierto" 

Un ejemplo casi sin pretenderlo…

Él tiene una actitud activa, pero no tiene el discurso del ecologismo moderno. Por ejemplo, consume productos de temporada, muestra una gran preocupación por el agua, pero porque también tiene un punto de vista humanista. No es antropocéntrico, no piensa que el ser humano sea el centro de la tierra, sino que pone el mismo plano a animales, vegetales y personas. Ahora que está de moda el ecocapitalismo, que sacan productos con la etiqueta eco, o los superalimentos como el aguacate, que están acabando con los acuíferos… Él tiene una visión contraria a todo eso, está acomodado a los ciclos de la naturaleza.

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Ignacio Morales, en el salón de su casa, en un fotograma de 'El oasis' de Tirado.

¿Qué podríamos aprender de su modo de vida?

Por un lado, entender que el planeta es nuestro hábitat. Lo contrario al oasis es el desierto y estamos camino del desierto. Él entiende que los recursos de la tierra no son infinitos y que el planeta no tiene alcantarillas para tragar toda la basura que generamos. Por eso utiliza botellas de agua vacías para rellenarlas, o quita las etiquetas a las latas de conservas para colocarlas en palos y que la luz de la luna se refleje en ellas para poder ver de noche… Cosas sencillas que demuestran una filosofía de vida. Es una persona con 92 años, que en esta sociedad se tiende a pensar que a esa edad ya no es productiva, pero a la que hay que escuchar porque tienen una gran sabiduría. Ahora se mitifica la juventud, no hacen más que vendernos productos para ser más jóvenes, vestir como jóvenes… Forma parte del infantilismo puro que introduce el capitalismo, pero Ignacio es un pedazo de historia viva. Él vivió los años 40, cuando el régimen de Franco usó a presos republicanos como mano de obra esclava para construir carreteras o fortificaciones en la costa de Cádiz. Es testigo directo de todo eso. Eso tiene un interés histórico, antropológico y ecológico que debería mostrarse en las escuelas e institutos.

"Empatizo mucho con los personajes de mis trabajos"

¿Le terminan influyendo en su vida personal las historias que cuenta en sus documentales?

Claro, siempre aprendo. Los documentales son una fuente de enseñanza, empatizo mucho con los personajes de mis trabajos. He hecho varios sobre inmigración y he sufrido mucho. En el caso de Ignacio, hablamos de una forma de vida que se pierde. El capitalismo lleva a la destrucción al planeta y luego están personas que son justo lo contrario, a los que hay que escuchar y ver.

¿Por qué su carrera como director de cine está enfocada a temáticas sociales?

La verdad es que no la considero una carrera como tal, sino como mi paso por la vida. Tengo una formación artística, no empresarial, y tiendo a hacer cosas improductivas (risas), pero he ido sobreviviendo. Parto de una conciencia que me viene de mi formación y de mi familia. Trato la memoria histórica, por ejemplo, porque es una asignatura pendiente en este país. Hasta que no nos pongamos al día vamos a tener un lastre. Y luego medio ambiente o género… son temas que me interesan.

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Ignacio, en la puerta de su vivienda. 

"No hago trabajos para complacer a nadie, sino para aprender y reflexionar"

¿Es un director independiente de forma premeditada o por la imposibilidad de vender estas temáticas a grandes productoras?

Yo tengo una mentalidad más de artista. Cuando hago una película, podría poner el símil de pintar un cuadro o de hacer una escultura. En ninguna cabeza cabe que se deje de pintar un cuadro por no tener una subvención. Lo mismo me pasa con las películas. Los medios de producción, desde que existe lo digital, son relativamente accesibles, por lo que me embarco en proyectos y a lo largo del camino consigo recursos. Y si no los consigo, nada me impide hacerlos. La cuestión es tener algo que decir y decirlo. Y no quedarte callado porque no tengas la herramienta para contarlo. Es el extremo máximo de la independencia. Ya me gustaría no ser tan independiente en ese sentido y tener algo de ayuda, pero a nivel institucional, como está ahora mismo configurada la Junta de Andalucía, por ejemplo, le sale urticaria con temas de memoria histórica, o sarpullidos con los de medio ambiente…

¿Qué es lo más difícil de ser independiente?

Siempre lo más difícil es darle forma a una idea, llevarla a buen término, que la narración te enganche. Eso es lo más bonito y emocionante. Cualquier dificultad material es mínima al lado de la dificultad que supone hacer un trabajo interesante y que sea acogido por el público. Aquí de lo que se trata es de desarrollar pensamiento critico. No hago trabajos para complacer a nadie, sino para aprender y reflexionar.

Sobre el autor:

Foto Francisco Romero copia

Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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