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La veterana actriz Mariana Cordero forma parte del elenco de 'Techo y Comida', que aborda la tragedia de los desahucios y que se estrena el próximo 4 de diciembre.

Su rostro es el fiel reflejo de la felicidad, de esa alegría que uno siente cuando disfruta del trabajo bien hecho, una labor que se toma como el mismísimo niño que juega a la pelota en las calles. Para Mariana Cordero (Villafranca de los Barros, Badajoz,1946) la interpretación es su estilo de vida. Pacense de nacimiento, actualmente habita entre Madrid y Sevilla, lugares que la inspiran al igual que hacer cine o teatro.

La actriz forma parte del elenco de actores que han participado en Techo y Comida, la ópera prima de Juan Miguel del Castillo y que se estrena el próximo 4 de diciembre. Ha trabajado con los más grandes, además de dejar su huella en papeles tan impresionantes como el de María en Padre Coraje o en la esposa de un minero en La Torre de Suso.

Sencilla y quizás inigualable en la pasión por su vocación de artista, a Mariana Cordero le maravilla subirse a un escenario a interpretar. “Es una sensación que adoro vivir. Cuando coges un texto teatral tienes la magia de preparar la obra y documentarte con todo lo anterior. Cuando sales a escena siempre puedes mejorar lo hecho el día anterior. Se aprende como en la vida”, asegura la actriz pacense. En Techo y Comida se mete en la piel de María, el único ejemplo de cariño y honestidad que encuentra el personaje de Rocío, interpretado por Natalia de Molina.

“Lo de los desahucios es terrorífico. Hay suicidios constantes que se ocultan y se produce porque la gente está desesperada. Estamos acostumbrados a ver las noticias donde nos ponen cosas horribles y seguimos comiendo, la situación tiene que cambiar”, dice. lavozdelsur.es se sienta junta a la veterana actriz para conversar acerca de los elogios que está recibiendo Techo y Comida, además de analizar la realidad por la que atraviesan ciudadanos como el personaje de Rocío.

¿Qué sintió cuando terminó de leer el trabajo de Juan Miguel del Castillo?

Le di las gracias por escribir esta película. Acto seguido le dije que había que hacer este trabajo porque estamos acostumbrados a ver las noticias donde nos ponen cosas horribles mientras comemos y seguimos comiendo. El tema de los desahucios es terrorífico, se producen suicidios y otros que se nos ocultan porque la gente está desesperada. No es lo mismo ver esos temas en las noticias que verlos en la gran pantalla, donde los tienes que ver sí o sí. La película no solo debe mover las conciencias en el presente sino también en el futuro, para que se vea lo que ha ocurrido en España con este Gobierno.

La película es una patada a la boca del estómago y su personaje es, junto a Rocío, y el niño el único gesto de humanidad ¿le costó buscar el registro?

Estoy totalmente de acuerdo en lo de la patada. Mi personaje es alguien sensible, es una mujer que ve lo que le pasa a Rocío, una persona a la que ve como una hija. María es generosa con Rocío porque la ayuda de una manera en la que no se ve humillado el personaje de Natalia, algo que me parece fundamental porque la sociedad está muy humillada por desgracia. En España no estamos saliendo a la calle porque los padres o los abuelos se ocupan de sus hijos y nietos. En este país existe una solidaridad diferente a la de otros países. La solidaridad de las personas mayores hace que no se salga a la calle tanto y desde luego tenemos que estar. Es increíble lo que ocurre en la sociedad. Yo me sublevo cuando escucho al gobierno decir que esto o aquello no se puede decir porque la Constitución dice que es ilegal, pero los ciudadanos tenemos derecho a una vivienda digna ¿y qué pasa, se sale de la Constitución luchar por ello? Me parece algo de hipócritas. Luego lees cosas como el asunto de los fondos buitre, que ya es el colmo. Ya basta de que nos tomen por subnormales, la gente se está muriendo de hambre. Cuando alguien mata a otra persona es un criminal, pero cuando una persona se ve abocada al suicido ¿cómo se le llama al que empuja indirectamente a este ciudadano?

Desde su experiencia, ¿ha sido fácil trabajar con Juan?

No ha sido nada complicado. Juan Miguel sabe muy bien lo que quiere, es un caballero muy respetuoso, mima a los actores y siempre espera la propuesta de los actores. Un actor debe dejarse llevar por el director, además de aportar. Ha sido sencillo trabajar con todos porque estábamos muy implicados con este proyecto en el que todo ha sido generosidad.

¿No somos generosos en la sociedad?

Es tremendo lo que pasa. Hay un momento en la película en el que cuando la vecina ve a Rocío en el comedor social, hay un cambio de carácter. Lo que le pasa a Rocío en la película le puede pasar a cualquiera, sobre todo con las medidas que ha tomado el Gobierno. El sistema está hecho para destruir las clases sociales. Cualquier persona puede verse metida en un ERE, hay mucha insolidaridad o menosprecio por el que no tiene. Tal y como está la situación deberíamos estar más tiempo en la calle.

¿La gente joven no sale por miedo?

Es otra época. Tengo una hija de 30 años a la que le digo que os hemos hecho cómodos. Cuando yo era joven estábamos en la calle y había miedo a la policía o al franquismo. La juventud es maravillosa pero que creo que en los colegios no se enseña la historia reciente. Se tendría que conocer mejor la historia para evitar cosas como las que están ocurriendo.

Hablando de la juventud, ¿cómo ha visto a Jaime López, el niño en la película?

Jaime es maravilloso. Ha jugado durante toda la película y ahí el trabajo de Juan ha sido fundamental. Es para comérselo, educado, generoso, cariñoso… Gran parte de esas cualidades las tienen sus padres. He trabajado con muchos niños a lo largo de mi experiencia y hay muchos padres que se aprovechan del trabajo de sus hijos, pero en este caso los progenitores son magníficos. El otro día le preguntaba a Jaime sobre sus notas y me dijo que había sacado seis sobresalientes. A sus padres les he aconsejado que dejen a su hijo que siga siendo niño. Un crío necesita de su infancia y adolescencia. Ellos me decían que su hijo quiere ser actor pero que si quiere serlo como ellos dicen debe estudiar y sacar las mejores notas para poder luego estudiar interpretación como él quiere.

De toda su trayectoria, ¿algún proyecto que le haya marcado?

Hay muchos, pero el personaje de María en Padre Coraje me marcó muchísimo, al igual que a Juan Diego el suyo. La injusticia del caso, la impotencia de saber qué pasó y de que los culpables estén ahí pero no haya modo de probarlo, me marcó. Francamente no sé qué haría siendo esa madre, sentir esa impotencia ante un hecho tan injusto. Fue un rodaje muy duro y de muchas emociones.

¿Ve a Techo y Comida recogiendo los premios Goya?

Mira, yo los premios no me los creo. Me los podría creer si todos los que votan vieran las películas. ¿Las ven? Es algo que no puedo asegurar. El trabajo de Natalia es magnífico, conlleva mucha generosidad y desde luego se lo merece, pero que se lo den o no ya no lo sé. Yo tengo como norma no leer las críticas de lo que hago. Si estoy satisfecha del trabajo realizado me da igual y si no estoy satisfecha tampoco las miro. Lo importante para mí cuando cojo un trabajo es hacerlo lo mejor que pueda, con la ayuda del director y terminar con la sensación del trabajo bien hecho. Si el director está contento y yo también con lo realizado, las críticas me dan igual. Los premios son un reconocimiento.

Sobre el autor:

Borja García Tejero

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