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Un escenario efímero de colchonetas, barras asimétricas y de equilibrio, aparece y desaparece tras cada sesión de entrenamiento para volver a su estado inicial: el gimnasio del instituto Guadalete. Allí se congregan un total de 60 pequeñas atletas que forman el Club deportivo Gimnasia Artística La Barca, único club de esta disciplina en la provincia de Cádiz, que está dirigido por la catalana Marta Pi Morera desde hace tres años. Esta práctica deportiva, a diferencia de la gimnasia rítmica -que sólo trabaja suelo con aros, pelotas, mazas y cintas-, desarrolla diferentes ejercicios en las modalidades de salto de potro, barra de equilibrio, paralelas asimétricas y suelo.

¿Por qué montar un club de este tipo en la campiña de Jerez, cuando en la ciudad podría tener más demanda? Fácil respuesta: los requisitos burocráticos que establecía el Ayuntamiento de Jerez se lo impedió. "Cuando se abrió la convocatoria nos pedían que el club tuviera dos años de antigüedad, y claro, como acabábamos de empezar era imposible que el club tuviera más de dos años. Y fue un poco fiasco. Estuve viendo el sitio y todo en Chapín, y al final pusieron esa cláusula y nosotros no entrábamos", ha mencionado Marta, señalando que llegó a presentar el proyecto a la anterior concejala de Deportes. Por ello, probó suerte en el Ayuntamiento de La Barca, donde su proyecto fue aceptado con gran acogida y puedo disponer fácilmente de las instalaciones públicas del colegio, al principio, y luego las del gimnasio del instituto -más espacioso-.

Marta, licenciada en INEF y titulada como entrenadora de gimnasia artística, reconoce que su llegada coincidió con la demanda de algunas madres de actividades deportivas para sus hijas, así que encontró un ambiente muy propicio para desarrollar su pasión, aunque tuviera que explicarles en qué consistía este minoritario y desconocido deporte, que vemos por la televisión de Olimpiada en Olimpiada. “Pero bueno, ya en el primer momento se inscribieron 17 niñas el primer día. Y a lo largo del curso se fueron inscribiendo más", algunas de ellas procedentes de otros núcleos rurales. De hecho ha reclutado a una de las madres, Carmen García (43 años), y a Antonio Hijano (26), quienes le echan una mano con el alumnado más joven. ¿Cómo irrumpe esta disciplina deportiva en un pueblo pequeño donde principalmente impera el deporte rey y pocas alternativas más? "Al principio costó un poquito porque los padres no estaban... Hacer un deporte femenino, no hay la cultura de tanta implicación en un deporte por parte de las niñas, como puede ser, que sí que hay en el fútbol, pero bueno poquito a poco parece que vamos tirando para adelante y que todos nos estamos entregando", declara.

Aunque humilde, este club no deja de ser ambicioso. Al poco tiempo de comenzar los entrenamientos, participó en el Trofeo Primaveral Club Sur, en el cual las menores compitieron por primera vez y donde lograron algunas medallas, así como en el Campeonato Andaluz, en el que ya han participado en tres ocasiones, obteniendo logros importantes. En gimnasia hay tres categorías diferentes: está escolar, promoción y técnificación y, actualmente, este club compite en las tres vías. “El primer año sólo presentamos en promoción, claro, y ahí ya hubo una campeona de Andalucia y trofeos por aparatos varios. Y después, al año siguiente, nos presentamos con una niña, María del Carmen, a nivel 1, que es la vía tecnificación, y ahí quedó subcampeona en la general, quedó segunda, y en aparatos quedó primera en paralelas y en potro", enumera la entrenadora. Justo ese mismo año, llevaron a la misma niña al Campeonato de España y quedó en el puesto 27 de 120, aunque tuvo que competir como miembro de un club almeriense para ahorrarse las elevadas tasas que pide el torneo.

El club es pequeño y la cuantía que pagan los padres no da para invertir mucho en los aparatos con los que tienen que realizar los ejercicios en los torneos oficiales. Pero como más vale quien quiere que quien puede, a falta de presupuesto surge la creatividad y el empeño de los padres y la entrenadora, quienes han llegado a fabricar de forma artesanal algunos de estos instrumentos. "Los aparatos son todos caseros, menos el potro que lo compramos de segunda mano", afirma señalando a la barra de equilibrio, las barras asimétricas y hasta algunas colchonetas. A través de sorteos o la venta de calendarios han conseguido reunir algo de dinero para elaborarlos y comprar el suelo hinchable -que tampoco es el reglamentario pero les sirve de apaño-, cuyo coste ha ascendido a los 2.600 euros. "Evidentemente no son con los que deberían entrenar, porque tienen deficiencias. Artística es un deporte muy complejo que requiere mucha disciplina mucha concentración, y el mínimo movimiento de una barra puede hacer que una niña se caiga". Por este motivo, Marta evita hacer ciertos ejercicios con las niñas pese a que algunas han conseguido un alto nivel y no pueden avanzar más por este motivo. Igualmente, en competición, el ejercicio de suelo se hace en una superficie de 12 por 12 metros, por lo que la desorientación es mayor al no disponer de tales dimensiones.

Al preguntar a las protagonistas cómo se lo pasan cuando compiten, sus rostros se iluminan: "Es todo muy guay"... "y el suelo bota" -dicen sonriendo, a la vez que señalan a las compañeras que han conseguido algún galardón, que bajan tímidas la mirada sonrojadas por su proeza. "Eso también es un problema, que van muy inseguras a competir. Porque claro, como no lo hacen en esos aparatos, por ejemplo aquí no bota el suelo, y llegar allí y que bote, hacer una ronda en flic flac, mortal o lo que sea, en un suelo que de repente te bota, pues los tiempos son diferentes y la técnica es distinta, entonces eso también les crea mucha inseguridad". "Ellas tienen mucho mérito y por eso intentamos de vez en cuando ir a entrenar a Sevilla y que entrenen un poco en los aparatos oficiales", señala la entrenadora.

"Lo que tiene la gimnasia es que desarrolla toda las habilidades físicas, es un deporte muy completo en el que se trabaja todo el cuerpo a la vez, la fuerza, la flexibilidad, la resistencia... Entonces a ese nivel, es muy completo”, destaca Pi, para mencionar seguidamente el sacrificio y la dureza de esta modalidad. "La niña a la que realmente le apasiona lo vive intensamente y es un deporte que le hace soñar”. Según Marta, dicha dureza conlleva una implicación altísima de la niña que sería imposible de mantener si no le gustase lo que hace. "Es un sacrificio, pero a la vez pues les da disciplina, les da mucha realización personal sobre todo. Yo siempre les digo cuando vamos a las competiciones que no tienen que ir a ganar, tienen que ir a demostrarse a sí mismas qué es lo que saben hacer y cómo lo saben hacer”.

“Son materiales que cuestan dinero. Que en realidad no cuestan tanto, pero para un club pequeño sí lo es"

La entrenadora asegura que el Ayuntamiento pedáneo ha estado muy implicado y les ha subvencionado algunas actividades. Como toda ayuda es poca, el club sigue con sus correspondientes peticiones a las instituciones, ya que su mayor problema actual es encontrar un espacio en el que los aparatos se puedan quedar fijos, en lugar de quitar y poner como hasta ahora vienen haciendo las propias alumnas y sus monitores. Pese a llevar poco tiempo por tierras andaluzas, Marta ya se ha dado de bruces con la burocracia y tras ir a Diputación de Cádiz para buscar apoyo, no ha obtenido una respuesta satisfactoria, ya que este ente no suele otorgar ayudas a clubes privados, pero sí a Ayuntamientos -tal y como relata Pi-. Igualmente, el club está abierto a patrocinadores que le echen una mano. “Son materiales que cuestan dinero. Que en realidad no cuestan tanto, pero para un club pequeño sí lo es”. “Yo creo que al ser un deporte minoritario y de niñas, cuesta mucho que le den un impulso fuerte, a no ser que digan vamos a destinar tanto dinero a esto porque creemos en eso... No. Cuesta, cuesta.... Sí que se destina a hacer un campo de fútbol enorme y con césped que no es artificial todos los días”, ironiza Marta. Pese a las dificultades, "yo me veo aquí con tantas niñas y me pongo contenta. Que niñas de un pueblo tengan esta oportunidad pues ya para mí es un orgullo", afirma la entrenadora, quien también organiza festivales en la pedanía para dar a conocer esta especialidad.

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Virginia Menacho

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