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Su actual pareja y un amigo íntimo aparecen en el listado del escaqueo.

20 de abril. 14.08 horas.

Dime con quién andas y te diré quién eres, decían las abuelas de antes, esas que con su método tan poco integrador y científico, solían acertar. Te lo dije, niño, cómo iba a acabar bien fulanito juntándose con ese, que es un prenda.

Lo de los papeles de Panamá no suele ser habitual entre la gente que nos hacemos llamar normal, esa que se levanta, se va a trabajar cruzándose en el ascensor con el del tercero, hace sus diez horas diarias aunque ponga 6 en el contrato, paga sus impuestos y es multada sin derecho a súplica por llegar tarde dos minutos a la zona azul. Cuando la gente normal llega a casa, después del madrugón, de las diez horas y de la zona azul, estas últimas semanas se relaja sentándose en el sofá y poniendo la tele para ver quién ha sido el agraciado de hoy.

A quién le habrá tocado tener o haber tenido acceso a una vida offshore, esa en la que los parquímetros no dan miedo. Uno se sienta ante la pantalla con curiosidad pero sin nervios: el nombre que pronuncie hoy el periodista que se tiró toda la noche analizando documentos, no será, la persona normal lo sabe, el de su mujer, ni el de su marido, ni el de un hermano, ni tan siquiera el de un amigo que tiene una sociedad, porque la sociedad de su amigo, la persona normal lo sabe bien porque ha visto la sociedad con sus ojos, no está en un despacho de Panamá, sino en un bajo con acceso a la acera para facilitarle al cliente que le compre el pan. No sería de recibo hacerlo viajar hasta tan lejos.

Si hace unos días le tocaba al Rey Juan Carlos estar rodeado de gente de esa que no teme al parquímetro, hoy le tocaba al entorno de Felipe González. El histórico líder socialista es hoy de esos que no temen al parquímetro pero sí al periodista que se tiró la noche en vela. Su actual pareja y un amigo íntimo, constructor de una de esas urbanizaciones de lujo tan extrañas para la gente normal como la moda offshore, aparecían en el listado del escaqueo y la magia financiera. Dime con quién te juntas y te diré quién eres, que dirían las abuelas antiguas. Y por qué sigues dando lecciones en clave de gente normal, añado.

17 de abril. 23.54 horas. ¡Otegi, qué drama!

En España hay instituciones democráticas que no funcionan o no sabemos exactamente para qué sirven, como el Senado o las diputaciones provinciales. Pero también hay instituciones democráticas que funcionan muy bien y sirven para sanear este país y abrir ventanas, como la institución Programa Salvados. En una España huérfana de valentía, hoy Évole y su gente se veían de nuevo ante la tesitura de un programa complicado, muy distinto a esos en los que sientas en el sofá del chalet a Carlos Herrera o Jesulín a comer jamón del bueno. Hoy no tocaban ni Carlos Herrera, ni Jesulín, ni los Morancos, ni Pablo Alborán, hoy tocaba poner ante millones de espectadores ni más ni menos que a Arnaldo Otegi, la cara de ETA según el imaginario popular.

Recién salido de la cárcel y ahora en los boxes de la carrera a lehendakari, Otegi ha hablado claro. Todo lo claro que puede hablar quien no es capaz o no quiere liberarse del discurso militar, ese que de repente en mitad de una charla humana te escupe a la cara conceptos fríos como el de las lógicas de estrategia para hablar de muertos, o ese que habla de ingredientes éticos para explicar que en el fondo te toca los huevos que los tuyos lo pongan todo perdido de sangre. Si este tipo de entrevistas con personajes polarizados y polarizadores sirven para algo no es para opinar, sino para escuchar.

Otegi ha empezado reconociendo el dolor causado y reconociéndose parte, como portavoz de la izquierda abertzale, de esos que han propiciado la tragedia, pero también parte de haber propiciado que estemos donde estamos hoy: en una paz que no tendrá marcha atrás de ninguna manera, aunque haya quien desde España la torpedee, según Otegi.

Las familias de las víctimas de esa “estrategia inicial” tienen voz y saben usarla para expresarse con mucho dolor, pero con mucho sentido común y dignidad, como la hija de Fernando Buesa. Y Otegi tuvo que verles la cara y escucharles la palabra, aunque sea a través de un iPad. En ese momento brotaba de la cara de Otegi una humanidad que nos chocaba con el ideario establecido de cara del mal absoluto. Humanidad que Otegi se encargaba de destrozar abriendo esa boca estratégica que tiene: “Uno se conmueve en términos humanos”, le respondía a la hija de Buesa. Y es que para Otegi eso de condenar muertes es un tema tabú. Como cuando en el juego de mesa te sale la tarjetita en la que pone Shakespeare y no puedes decir ni escritor, ni inglés, ni Romeo, ni Julieta, ni Hamlet. Y en ese juego lleva años Otegi. Y parece que va ganando.

Uno se imagina a Otegi como un tío inteligente que pinta la línea entre el nosotros y el ellos con la misma brocha gorda y torpe del pintor que blanquea la pared del caserío, reunido en ese mismo espacio de la entrevista con los Ellos Patxi López o Eguiguren --de quien habla con el cariño extraño del enemigo con el que has compartido agua en la guerra--, intentando llegar a una paz para Euskadi. Uno se imagina a un Otegi condicionado por una ETA que además de tener pistolas y saber usarlas no tiene claro que esa del Nosotros Otegi sea “la estrategia” correcta. Uno se imagina en esas reuniones a Otegi codo con codo con los Ellos enviados del PSE para alcanzar una paz, condicionado por lo que es, la cara de una ETA que él no controla en absoluto y a la que de alguna forma se debe, haciendo malabares para que alguien una buena mañana dijera en Euskadi “¡Shakespeare!”, sin tener que haber nombrado antes ni a Romeo ni a Julieta.

Qué drama. Un aplauso a los compañeros de Salvados.

13 de abril. 14.27 horas. El ministro Soria y la postrealidad

Cuando el nombre del ministro Soria apareció en los papeles de Panamá por tener una sociedad escondida en Bahamas, él se apresuró a desmentir que tuviera nada que ver con sociedad alguna en Panamá. Al no funcionar el requiebro y volver a ser interpelado “No, en Panamá estaba el despacho, la sociedad estaba en Bahamas, señor ministro”, Soria se tiró al monte: “Niego la mayor”. Cuando, después de aquello, aparecieron los documentos que confirmaban que, efectivamente, el ahora ministro fue en su momento parte de esa sociedad que negaba, el ministro de Industria decidió darle un giro al mundo cognitivo tal y como lo habíamos conocido hasta hoy.

El ministro Soria ha inventado la postrealidad. Antiguamente, en la era que comprende desde hace una semana hasta los principios del homo sapiens, cuando en una discusión a uno le presentaban una evidencia, la discusión acababa. No había más argumento después de la prueba. La realidad se había impuesto. Sólo quedaba pedir perdón, rectificar o retirarse. Esta evidencia, en los tribunales de Justicia se llama prueba y en la vida diaria lo expresábamos popularmente como “te han pillado”. El “te han pillado”, al haber estado plenamente instalado hasta la llegada de la era Soria, como concepto válido en la sociedad, ha sido ampliamente documentado en la literatura o el cine. A todos nos suena la típica escena en la que alguien pilla a su pareja en la cama con otro u otra. En ese momento, “el pillado”, puede, como mucho y sin éxito, aferrarse al clásico no es lo que parece, para a continuación, acatar las leyes cognitivas vigentes y aceptar su desliz.

Soria ha cambiado esto. A partir de ahora, cuando se dé esta escena de cama, el infiel pillado in situ dirá: “Esto no es real, esto no está pasando”, a lo que “el pillador” responderá que sí, que lo está viendo, momento en el que “el pillado” sentenciará airado “Insisto en que es todo falso”. A continuación se vestirá, saldrá de la habitación y dará un portazo sin mirar atrás, trasladando al que descubre el pastel hacia una especie de sensación de irrealidad, un Matrix confuso e insostenible basado en leyes físicas nuevas. Tendremos que adaptarnos.

10 de abril. 21.44 horas. Una lástima lo del pacto

En el programa de Jesús Quintero, El Risitas, como siempre, contaba un chiste. Dos amigos se encontraban después de muchos años. Cuánto tiempo sin vernos, cuántas veces me he acordado de ti, pues anda que yo de ti, vamos ahora mismo a tomarnos algo para celebrarlo, que es lo que suelen hacer dos amigos cuando se encuentran en un chiste. Los dos estaban de acuerdo en que, después de tanto tiempo, la celebración debía ser por todo lo alto, en un restaurante caro. Después de ponerse al día comiendo y bebiendo, tocaba despedirse –no podemos dejar pasar tanto tiempo la próxima vez, verte ha sido una alegría enorme- y tras despedirse tocaba pagar la factura. Los dos –como suele pasar en los chistes- se peleaban por pagarla, los dos discutían por invitar al otro. Pago yo, que me has hecho feliz volviéndote a ver, no, no, déjame que yo pague, quiero tener esa satisfacción. El camarero, contaba El Risitas, deseando cerrar el restaurante y para acabar con la discusión entre los amigos, les propuso una solución que nunca habíamos visto en los chistes de restaurantes caros, pero sí en política de unos meses a esta parte: os traigo dos cubos con agua, meted la cabeza y el primero que la saque, paga la factura. Los dos murieron ahogados, chillaba El Risitas muerto de risa y haciendo morir de risa a Jesús Quintero, mientras le explicaba el chiste: se estaban peleando por pagar pero luego se ahogaron los dos con tal de no poner un duro, Jesús.

El chiste del Risitas podrá hacer más o menos gracia, pero es el mejor análisis para entender qué ha pasado entre PSOE y Podemos desde el 20 de diciembre hasta hoy. Si el otro día Podemos se lamentaba en rueda de prensa por no haber podido llegar a un acuerdo con el PSOE, hoy el partido de Pedro Sánchez se lamentaba de que Podemos no lo hubiera intentado. "Una lástima", decía el comunicado que da por cerradas las posibilidades de pacto. Qué ganas de pactar y qué lástima que vayamos a morir los dos con tal de no hacerlo, Jesús.

7 de abril. 17.55 horas. Todos tenían algo

Según los comunicados emitidos todos tenían algo. Almodóvar tenía un hermano que pecó de pardillo allá por los 90. Pilar de Borbón tenía a ETA. Cuando le preguntaron, Leo Messi no tenía ni idea de lo que le estaban contando, pero sí tenía querellas en el punto de penalti listas para ser lanzadas. Vargas Llosa tenía un asesor que no sabía asesorar, ¿en qué momento se jodieron los asesores del Perú? Alex Crivillé tenía casa en Suiza que lo hacía todo tan legal como inmoral y Platini tenía claro desde hace años que a él lo de la moralidad, ni fu ni fa. Cañete no tenía ni idea de que tenía una esposa y Macri y David Cameron tenían padres que sólo hacían cosas legales, o al menos eso contaban en casa. Todos tenían algo, pero ninguno el valor para, una vez explotó la máquina del tiempo, salir ahí con la verdad en la mano: "En aquel momento no estaba tan mal visto".

5 de abril. 18.47 horas. Se investigará lo permitido.

Al otro lado del charco, en Latinoamérica, ese lugar conocido en España gracias a la sección Venezuela del telediario, hay más países de los cuales no estamos al tanto. No conocemos ni el nombre de sus presidentes, ni los viajes secretos que demuestran conexiones entre nada y nadie. Son los vacíos informativo y legal, provocados ambos, en los que vive la evasión fiscal. Uno de estos países no existentes es Panamá, donde no solo hay sastre, canal, presidente y viajes internacionales: también hay papeles. Como diría Rajoy si se tomara en serio el asunto, muchos papeles y muy papeles.

En 2012 el todavía príncipe Felipe, conocedor del país Panamá gracias a estar informado más allá del telediario, agradecía el buen trato dispensado a los empresarios españoles que cruzaban el charco para hacer negocios en el país centroamericano. Ahora sabemos que había motivos para la satisfacción de algunos empresarios. No solo los españoles se sentían bien acogidos en Panamá. La lista de personas y empresas que se acogieron a esa estrategia tan permitida como insolidaria del escaqueo fiscal se extiende a lo largo y ancho del mundo y toca todos los ámbitos. El escaqueo es transversal y longitudinal.

Tras las filtraciones de Falciani, llegan los papeles de Panamá, documentos conseguidos una vez más, no por quienes deberían velar por el bien de la hucha común, sino por movimientos ajenos a la actuación de los estados, en este caso periodistas de La Sexta y El Confidencial. Quienes permiten que estos agujeros para el bien común existan anuncian, obligados por las circunstancias y a remolque, que investigarán muy seriamente lo que han permitido durante todo este tiempo.

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Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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