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En el último suspiro, se cumplió la tradición cómica española, y la CUP cedió a la presión de la derecha corrupta, hegemónica en Catalunya desde el 78.

Una de las ventajas del periodismo digital es cambiar el artículo a lo largo del día. Algo que, por lo general, es hacer trampa. Al menos, con artículos como la crónica parlamentaria que he hecho hoy (ver cuatro párrafos más abajo). Han pasado muchas cosas hoy, a saber: Mas no será Presi, si bien seguirá siendo algo importante, quizás algo inaudito; la CUP ha pactado su inmolación, por lo visto para evitar un transfuguismo notorio en su interior; en todo caso, no sólo no ha aguantado la presión de CDC, sino que ha decidido desaparecer y capitular; el Procés que dábamos por muerto esta mañana sigue, modulado por CDC, posiblemente, por Mas; es decir, explicará las políticas de CDC, pero es poco probable que se traduzca en lo que anuncia.

Considero, no obstante, que todo esto no cambia el grueso de la crónica que les endosé. A las 3 de la madrugada del día de hoy, estaba vigente. Lo que nos orienta en la dirección de que todo lo que ha pasado, a partir de la tarde, no sólo era inesperado y ha roto varias lógicas que, hace tan solo unas horas, existían, sino que era un secreto, la forma de la política local desde los 70's, y que sólo puede fabricar políticas como las que vivimos desde los 70's. Creo que la crónica sigue aportando una lectura de lo que ha pasado hasta el momento de ser escrita. En efecto, Mas no es Presi; en efecto, el Procés está muerto/seguirá existiendo a través de la propaganda/no significará ninguna transformación política. Posiblemente, servirá para anclar más a un Régimen zombie, muerto, que aún camina. En Catalunya prolongará la vida de un partido, CDC, que no podía ir a unas anticipadas –las encuestas internas le otorgaban no más de 20 diputados–, le dará aire para refundarse, y para proseguir con la única política posible en el Sur. La austeridad. En el Estado, dará épica y lógica a un/otro Gobierno nacionalista español, con políticas parecidas.

De la crónica creo que sólo se deben de poner en cuestión dos ideas. La idea de que la CUP posee una inteligencia. Ha quedado claro que posee varias. Y líquidas. Y contradictorias. Y la idea de que Baños dimitió. No ha dimitido –La Vanguardia y TV3 han confirmado que jamás ha presentado su dimisión, anunciada, al Parlament; queda por ver qué papel tiene en el futuro, y qué papel ha tenido en el presente inmediato; que Baños diga una cosa y no la haga es un hecho que puede dibujar la categoría ética de la situación que se vive en Catalunya, y alrededores–.

Mañana, a través de la crónica parlamentaria del pleno de investidura, intentaré ponerme al día de los hechos de hoy, y, mucho más importante, ordenarlos a su lógica, alejada de la propaganda. Nos vemos mañana por la madrugada, en su pantalla amiga. Saludos cordiales. Aquí les dejo con la necrológica del Procés, esa entelequia metafísica que tiene más vidas que un gato de coche.

Parlament de Catalunya. Pleno. Más concretamente, el pleno más corto de la historia. Unos seis minutos. Un veterano de Corea, en fin, tarda más en mingitar. Sinopsis y metáfora del pleno: se vota a los senadores propuestos por el Parlament y, luego, cada uno se va a su casa. Es decir, la legislatura que iba a gestionar la desconexión –CDC eligió ese nombre artístico para el caso de la cosa; "desconcectar", en efecto, tiene clase, suena a cosa I+D y, por el mismo precio, evita el palabro independencia, tan poco ambiguo– de Catalunya respecto de España, finaliza a los tres meses de iniciarse, con un acto consistente, precisamente, en todo lo contrario a una desconexión. Conectar nuevos senadores en esa cosa que no se sabe muy bien para qué sirve denominada Senado/una metáfora del sistema parlamentario español. Se trata, presumiblemente, del último acto de esta legislatura, que se presentaba a sí misma como rupturista, un punto final y definitivo de algo. Por eso mismo, la sensación de fracaso –si no de ridículo– flota en el aire.

Generalmente, cuando se acaba un pleno, todos los diputados salen del hemiciclo a toda leche, como salíamos, de pequeños, al recreo. Hoy, la salida ha sido más melancólica. Como de internado suizo. La melancolía era tan evidente y densa que, incluso, estaban melancólicos los del PP y C's. Quizás por síndrome de Estocolmo --esa cosa tan humana--, o quizás porque en breve dejaran de cobrar el pastizal mensual que cobran --esa cosa aún más humana--. Los únicos con cierto aire dinámico eran los miembros del Grupo Parlamentario Junts pel Sí -CDC, ERC e independientes que hablan y visten como de CDC/ERC, menos Lluís Llach, que viste como el Madelman Guerrillero-. Cuando ha finalizado el pleno se han ido a toda castaña a una sala, con cara de estadistas en plena Batalla de Inglaterra, en la que en estos momentos están encerrados, encontrando una solución al problema de gobernabilidad catalán. En breve les explico lo que está pasando en esa habitación. Antes les explicaré lo que ha pasado en las últimas horas.

El domingo, la CUP votó su no definitivo a la investidura de Mas. Se puede pensar que la CUP ha sido lenta y torpe. Que todo hubiera sido diferente si no hubiera vuelto a abrir su negativa de investir a Mas en tres ocasiones. Pero quizás la CUP ha sido más inteligente de lo sospechado. De haber cerrado hace tres meses su decisión, tal vez la CUP no hubiera podido resistir la presión de CDC –el complejo armamentístico-periodístico de CDC es la pera–, hubiera podido dividirse o, incluso, hubiera podido haber tránsfugas en su grupo. No ha sido así. La negativa final de la CUP ha supuesto una tensión grande sobre sí misma. Pero aún así, es posible que evite la división interna. Sí, Baños se ha pirado –dimitió un día antes de este pleno; hoy tampoco ha asistido al hemiciclo el diputado CUP Julià de Jòdar; se ignora por qué motivos–. Pero Baños no era de la CUP. Era el cabeza de lista por Barcelona, independiente.

Sobre la dimisión de Baños. Hace un mes, en un off the record que hoy ya no tiene sentido gestionar, me explicó que su idea era investir a Mas. Lo veía no sólo posible, sino muy probable. Tanto que, si no lo conseguía antes de Navidades, dimitiría. No lo ha conseguido, y se ha ido. Supongo que Baños partía de la idea de que Mas dirigiendo un proceso republicano era una impostura, era someterlo a presión y contradicción, y obligarle a un mandato, en efecto, breve y rupturista. En una ruptura, en un proceso constituyente amplio y democrático, con la agenda muy abierta, hay un baile de élites y de marcos de lo posible. Sí, habría cosas que seguirían igual. Pero por la misma confusión, habría grandes cambios sociales. Bueno. Todo eso está en su libro La Revolució Catalana. Baños, libertario, parte de una tradición –que compartimos– que cree en la espontaneidad de los movimientos sociales. No se pueden planificar. Ya saben: surgen, zas, sienten una anhelo de libertad innato, y hay que aprovecharlos. Puede parecer ridículo, pero siempre que ha pasado algo en ese sentido, ha sido así. Cabe señalar que Baños, lo contrario a un político –es un tipo honesto, divertido y dimisionario–, ha sido fiel a sí mismo. Si bien, para el tipo que firma estas líneas, ha infravalorado el rol de Mas –desde 2012 ha sido sometido a presión y a contradicción, y en ese interín no ha producido ningún cambio político, si bien chorrocientos mil lingüísticos; el último, la desconexión esa–, y ha sobrevalorado el rol del recientísimo movimiento indepe –un movimiento sometido a los límites de un Gobierno, y de varias organizaciones gubernamentales, como la ANC, es muy posible que no sea espontáneo, sino un producto gubernamental/dispuesto a aceptar las ocurrencias gubernamentales como lo posible–. Al menos, ha sido así hasta ahora.

Literalmente. El acuerdo de gobierno de CUP y Junts pel S  se parece un huevo al Pacte per la LLibertat, el pacto de gobierno entre la entonces CiU y ERC, en 2012, un pacto rupturista que, como siempre, tiraba de espaldas e iba a crear las instituciones que este pacto quiere volver a crear. Parece ser, en ese sentido, que la CUP no se ha tomado muy en serio ese pacto. Tal vez ha sido una máquina de perder el tiempo, para no ser presionada por CDC. CDC, en efecto, creyó que Mas sería investido. Artur Mas, ese genio de la política, se dejó fotografiar la semana pasada ojeando la agenda de JxS para su investidura. Ampliando la foto, se veía que Mas contaba con ser Presi el 30 de diciembre. Curiosamente, la negativa de la CUP de investir a Mas es lo que ha sometido a Mas a presión y contradicción. Que es lo que se está viviendo detrás de la puerta de la sala del Parlament en la que, les decía, está reunido el grupo de Junts pel Sí. ¿Qué es lo que están haciendo? Están haciendo dos cosas. A saber a), y b).

La cosa a) es la aludida presión y contradicción. Desde la negativa de la CUP, ERC se ha desmarcado –a lo ERC, sin decirlo claramente, sin marcar tiempos, sin voluntad de ser escuchado– de la idea de que Mas sea Presi. Antes de la de hoy ha habido reuniones previas de la parte contratante de ERC, en las que, cabe suponer, se ha tratado el asunto. A ellas han asistido –novedad– los independientes de la lista, que igual, incluso, han dicho algo. Frente a este posible bloque, Mas y CDC no piensan moverse un ápice de su posicionamiento. Mas debe de ser Presi. O Presi, o elecciones. La razón: necesita el poder. Para poder seguir pagando y dominando la información. Y, en general, para seguir vivo. Además, Mas necesita seguir siendo aforado. Los procesos judiciales contra la persona jurídica CiU van a seguir adelante y con mayor profundidad. Sí, vale, podría ser Diputado o simple Conseller. Pero eso sería un deshonor. En la breve historia de la Generalitat, nunca un President ha sido después Conseller o diputado. El sistema político español requiere aforamiento/cobertura ante la actividad cotidiana parapolítica –España es, en fin, el récord planetario de aforados; aquí hay más aforados que en el Senado de la Guerra de las Galaxias–, pero también, y esto es su punto débil, honor.

La cosa b) es la búsqueda de un culpable. La negativa de la CUP ha dejado al descubierto que aquí no hay nada. De aquella lista, en la que Mas era el número 4, y en la que se presentaba como uno más, dispuesto a sacrificarse y a ceder el paso y bla-bla-bla, sólo queda la esencia: la firme voluntad de ser Presi. No hay nada más. Ni siquiera hay Procés. En pocas horas ha quedado claro que el Procés gubernamental era como se llamaba a seguir pillando cacho. Si no se palpa cacho, se suspende la agenda del Procés, como así ha sucedido. Se supone que esta reunión, de hecho, carece de operatividad. No sirve para nada. No tendrá repercusiones. Tan sólo sirve para ganar tiempo. Para simular que se vive un debate angustiado y épico. Para ser inocentes. O, lo que es lo mismo, para buscar un culpable.

El que tiene más números para llevarse el premio es la CUP. Una cultura democrática y vertical, como la española o catalana, carece de un despacho del Doctor No/un comisariado de propaganda que gestione las necesidades comunicativas gubernamentales. Dispone de profesionales que son usuarios de esa cultura, y cuyo deber es estar al quite. Esta mañana, los profesionales del ramo ya se han puesto al tajo. Francesc Marc Álvaro, catalonian muñozmolinette, es uno de ellos, y quizás su máximo común divisor –todos escriben un catalán perfecto, si bien sin alma, con fósiles sintácticos, léxicos, ideológicos e irónicos del Eugeni D'Ors catalanista; es decir, de principios del siglo XXZzzzz, que se dice rápido–, autor de un libro, aún en librerías, en el que trata el axioma de que Mas y el Procés son sólo superados en efectividad por el aloe vera.

FMA se ha descolgado esta misma mañana, en un artículo en La Vanguardia, con la idea de que el Procés, de pronto y sin previo aviso, ha fracasado, y que la culpa no es del Govern. Es de ERC y, fundamentalmente, de la CUP, un objeto antiguo y pasado de moda –cabe suponer que más que D'Ors–. Dentro de unas horas, un par de periodistas entrevistarán a Mas en TV3. A uno lo vengo viendo, como público, en los mítines electorales de CDC, aplaudiendo con ambas manos. Del otro soy fan. También tiene libro sobre la infabilidad de Mas y del Procés. Habla, incluso, con la misma voz nasal de Mas. Por lo que hay momentos en los que Mas parece un ventrílocuo. Un día, haciendo zaping, me lo encontré informando a la sociedad de que el papelito en el que Mas escribió, de su puño y letra, la pregunta de la consulta del 9N de 2014 –tan larga que podría ser de D'Ors–, "debería estar expuesto en un museo". En la entrevista, no se sometió a Mas a ninguna pregunta complicada. Se dibujó un Procés sencillo y perfecto, personificado en Mas, que podía morir por culpa de la CUP, un objeto alejado de la catalanidad. Rayos, me he ido de madre. Volvamos a la reunión tras la puerta cerrada en el Parlament.

De pronto, a las dos horas, la puerta se abre. Es un independiente, que va al WC –una de las ventajas de que la política sea cosa de hombres es que la próstata también lo es–. Por el camino hacia los servicios, y con la cara congestionada, informa de que no hay cambios. Raül Romeva, el cabeza-de-lista-de-Junts-pel-Sí-que-no-es-cabeza-de-lista, sale después y habla con los periodistas. Que están buscando una propuesta para desatascar el asunto. Vamos, que no va a haber propuesta. Lo que sucede a continuación es la monda. Se produce una reunión de las asociaciones pro-gubernamentales Assemblea Nacional de Catalunya, Òmnium y Associació de Municipis Independentistes con Junts pel Sí, en un punto secreto, fuera del Parlament. Tan secreto que Raül ROmeva no lo encuentra y tiene que volver al Parlament. Luego hay reuniones de la asociación pro-gubernamental y propagandística Súmate con la CUP y, después, con JxS. Proponen un Presi independiente, y a Mas como Conseller en Cap, dice un Súmate, "en homenaje a Rafael de Casanova", Conseller en Cap de, por cierto, otra institución.

Cuando me voy, ya no hay nadie reunido. En el bar hay algunos primeros espadas de Junts pel Si, subsector CDC, tomando café y hablando, con la claridad y brutalidad de los cuadros, de fracaso. Salvando las distancias –muchas, y en el campo semántico ético, abismales–, la situación recuerda un poco el último pleno de las Cortes Republicanas, en Perelada, Alt Empordà/al lado de Francia. Azaña describe que, cuando finalizó el pleno, algunos diputados se fueron, en silencio, a mear contra las paredes del habitáculo. Quizás, básicamente, es lo que está pasando, pero dentro de la escuela D'Ors, un tipo que salía de la ducha para mear.

En Barcelona, la ANC ha convocado mani para pedir un Gobierno. Es decir, para presionar a la CUP para que ceda. La mani no es frente a la Generalitat, para que quede claro que no es contra el Gobierno. Van cuatro gatos. Es perceptible que el fracaso del Procés, el hecho de percibir que nunca ha existido, está haciendo mella. Sería mayor si hubiera una prensa que explicara que, en tres meses, el Parlamento no ha tomado ninguna medida efectiva. No ha propuesto leyes, no ha propuesto derogar leyes de CDC, no ha aprovechado la ausencia de un Ejecutivo. Ni siquiera ha llevado adelante las tres leyes rupturistas que aseguraba acometer, en 30 días, tras la resolución independentista del 9N, que según la prensa ultrasur era lo más, un momento histórico, una ruptura definitiva.

Todo era propaganda. Mañana empezará a lo bestia, explicando la inocencia de Mas, y preparando la gestión de su campaña electoral. Prepárense: en su próxima reencarnación, CDC no será indepe. Colará. Será divertido ver con qué rapidez se adaptan los profesionales del sector.

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Sobre el autor:

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Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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