Las dos 'bufandas' de la memoria en Cádiz: ¿quién fue Ramón?, ¿valdría llamarlo 'Estadio Carranza'?

Una batalla lingüística, histórica y legal irrumpe en la ciudad por el nombre del campo de fútbol: "Es como si un estadio se llama Adolf Hitler y pasa a llamarse solo Hitler"

Panorámica del interior del estadio del Cádiz CF.
Panorámica del interior del estadio del Cádiz CF. CÁDIZ CF

La polémica del Estadio Ramón de Carranza en Cádiz ha abierto un grifo de tinta que inunda la ciudad. Muchos gaditanos opinan, muchos cadistas, y muchos lo hacen con enorme vehemencia. Y eso que el asunto solo acaba de comenzar. Ha sido una semana de noticias con polémica, filtraciones, un "aquel dijo pero yo digo". Es un proceso abierto para dirimir qué hacer con un estadio, el de un equipo en Primera División, no olvidemos, cuyo nombre es el de un alto dirigente del Franquismo que dirigió la ciudad durante el primer periodo de la Guerra Civil, quizás cuando más sangrienta fue la represión.

El estadio fue inaugurado en 1955, cuando era alcalde el hijo de Ramón. José León de Carranza tiene una avenida en Cádiz, y el puente, el primero. A pesar de ser un alcalde del franquismo, en teoría no incumple lo que dicen la Ley de Memoria Histórica, nacional, y la Ley de Memoria Democrática, autonómica. También tiene un trofeo, pero éste es privado, del Cádiz CF, por lo que no aplica el régimen legal mencionado. Curiosamente, Jerez quitó la avenida a José León, pero también es cierto que mantiene a otro alcalde franquista como es Álvaro Domecq, que no participó en la represión, como Carranza hijo.

Ramón de Carranza, nacido en Ferrol, como el dictador Francisco Franco, fue un militar de mayor alcurnia que acabó casándose con una gaditana y trasladándose definitivamente al Sur. Fue primero alcalde en la dictadura de Primo de Rivera, y el elegido por el sangriento Queipo de Llano para ser el primer alcalde golpista. En sí mismo, dirigir fuerzas represoras ya sería suficiente para incluirlo en las normas que impedirían honores desde lo público. Pero además se le imputan delaciones de cargos y militantes izquierdistas en La Tacita que acabarían costando incluso la vida. Incluso la mera acusación de simpatizar, como oír por radio emisiones desde Moscú de conferencias, un delito a ojos del fascismo en 1936 imperdonable. Apenas estuvo un año en el cargo, pues falleció mientras era regidor de la ciudad. Pero un año que cambió la Historia de España, obviamente.

Todo ello, sin olvidar que en Cádiz no hubo Guerra Civil, no hubo enfrentamiento, sino una toma de la plaza casi automática. La provincia, en general, fue un punto importante en las primeras semanas de contienda para permitir el paso de las tropas procedentes del Norte de África hasta Sevilla, primero, y hasta Extremadura, después, dejando un reguero de sangre. Por eso, en el contexto de la aprobación de legislaciones que tratan desde la llegada de Rodríguez Zapatero al poder de acabar con los homenajes, el Gobierno de José María González, Kichi, acabó impulsando el asunto del cambio de nombre.

Dicho esto, hay que recordar que el cambio de nombre de una instalación municipal es competencia de los dirigentes elegidos democráticamente. Por lo tanto, el proceso abierto para el cambio de nombre no era necesario. Éste ha consistido en recabar nombres a través de internet, que sirven a modo de sugerencia para una comisión constituida al efecto en la que se encuentran historiadores de la UCA, asociaciones memorialistas, aficionados del Cádiz o vecinos. Los más críticos han dicho que este estamento es cercano a las tesis del gobierno municipal con algunas excepciones, que muchos son sus amigos.

Pero tampoco hay que olvidar que lo que diga la comisión es más una toma del pulso a la sociedad civil que un órgano decisorio, porque lo que diga no va a misa necesariamente, lo cual no significa que no sea importante, puesto que el Ayuntamiento por el momento ha decidido ceñirse a la lista de nombres que se aprobaron. Porque desde que se reunieron, el nombre del estadio ha desbancado los titulares de actualidad sobre la situación del covid o los fichajes que debe hacer el equipo en su intento de salvar la categoría como recién ascendido. Además del boicot anecdótico de que en las votaciones triunfaran Estadio Francisco Franco y Estadio Abascal, fruto de una movilización de personas de toda España que decidieron enviar correos electrónicos masivamente para que así sucediera y desvirtuar el proceso, lo que de verdad ha abierto un melón, de tipo legal y lingüístico, ha sido si puede llamarse o no a las instalaciones Estadio Carranza, a secas, eliminando el nombre de Ramón.

Flotan dos cuestiones. Por un lado, si el conjunto de palabras Estadio Carranza ha desbordado el significado que se le dio hace 65 años, el de ser Ramón de Carranza. Dos ejemplos se pusieron sobre la mesa. ¿El nombre del complejo deportivo Elcano y el teatro Falla son verdaderamente nombres que traen a la mente al marino y al compositor? ¿O es que, en cambio, se han separado sus verdaderos significados de origen? Por otra parte, de entenderse que el estadio Carranza hubiera sido desposeído del sentido de origen en la mente de los gaditanos, ¿es legal llamarlo así?

La comisión puso una lista de ocho nombres. Son La Tacita de Plata, Bahía de CádizNuevo MirandillaGadirCiudad de CádizGadesDe la Laguna y La Pepa. Se descartaron los que se consideró de forma mayoritario que serían contrarios a la Ley, como el propio Estadio Carranza o mantenerlo como Ramón de Carranza. Esa lista llegará al Gobierno municipal y se abrirá un proceso para que voten tanto los ciudadanos de Cádiz como los propios socios que vivan fuera, algo para lo que el Cádiz CF debería participar con una votación interna. Hay dudas sobre cómo, por ejemplo, un socio del Cádiz afincado en la ciudad puede votar solo una vez si el club no tiene conocimiento del censo municipal, pero el objetivo, al menos de momento, es ese.

La Federación de Peñas Cadistas es una de las entidades que se han mostrado a favor de Estadio Carranza. Su presidente, Juan Antonio García, señala que en una reunión se votó a favor de Estadio Carranza y que esa era su "única propuesta". El proceso, señala, las formas, no le han parecido mal. "Ellos deciden el método", explica. "He consultado con juristas y me dicen que es legal. Aquí es la interpretación. Y si un partido", dice por el PP, "promete que si gana las elecciones lo llamará Estadio Carranza, entiendo es el legal. El problema es que es interpretable. Hay controversias, porque es una discusión política, donde yo nunca he querido meterme. Yo solo he defendido ese nombre. Me han pedido que denuncie, pero no voy a entrar en eso. Nuestra posición no incumple". Sobre si las peñas estarían a favor de que se siguiera llamando hasta ahora, se ciñe a su propuesta. "La Ley hay que cumplirla, y estadio Ramón de Carranza la incumple".

Otra interpretación, la de los vecinos de La Laguna, es que sí es inscribible en el registro de marcas y patentes y que, por lo tanto, Estadio Carranza es perfectamente válido. El doctor en Derecho, profesor de la UCA y representante de la APDHA en la comisión, Diego Boza, se muestra contrario a ello. Para empezar, aclara que "nunca se discutió que Ramón de Carranza fuera un represor". Eso quedó claro a pesar de ciertas disputas históricas del legado del alcalde durante la Guerra Civil en las que ha participado su familia, pidiendo que se mantenga su nombre y llamando revanchistas a los miembros del actual gobierno municipal. El asunto legal es el ya citado, la denominación Estadio Carranza. "No es lo mismo inscribirlo en Guipúzcoa que en Cádiz. Allí está el valle de Carranza. Entonces, sí puede llamarse un estadio así. Pero en Cádiz es hacerse trampas, es un fraude de Ley. Porque la interpretación debe contar con la intención que tenían los legisladores al aprobarla, y es proteger a las familias de las víctimas. ¿Cómo lo haces si dejas el apellido del represor? Es como si Barbate se hubiera seguido llamando Barbate de Franco alegando que Franco no es por el dictador sino por las monedas francesas", resume Boza.

El debate se enconó en este punto, como reconoce también el representante de las peñas. Una vez que Estadio Carranza, el organismo que reúne a parte de la afición no tiene posicionamiento y no han entrado a valorar los nombres que aprobó la comisión. En ella, incluso, para evitar mayores problemas, se decidió que todos los nombres referidos a personas quedaran fuera en la criba de las propuestas de la afición. Ni Juan Carlos Aragón, Macarti, Manolo Santander o Teófila Martínez, que también recibieron votos... Ni Estadio José León de Carranza, que no incumpliría la ley.

Sobre la propuesta del PP de poner el nombre Carranza de nuevo abre una vía muy compleja. Y es que, de ser así, cabría recurso de las asociaciones memorialistas para evitarlo. No tiene recorrido judicial el quitar el nombre en tanto es una decisión arbitraria del actual Ayuntamiento. Pero el que viniera no podría tomar una decisión que contraviniera la Ley a sabiendas. Tendría la arbitrariedad un futuro ayuntamiento del PP de llamarlo como quisiera. Pero no Carranza si los informes jurídicos de su consistorio dijeran que es contrario a la Ley. La clave está en que tener un nombre franquista, según la ley andaluza, puede suponer sanción. Pero tomar una decisión, el poner el nombre, con informes jurídicos que advierten de que el nombre no sería legal, no entra dentro de la arbitrariedad del gobierno municipal, sino que sería "prevaricación, porque sería tomar una decisión ilegal a sabiendas, y eso puede acabar en inhabilitación", señala Boza, que es profesor de derecho penal. "Creo que es un brindis al sol para satisfacer al ala más derechista del PP y al cadismo que siempre ha ido al Carranza". En cualquier caso, eso supone adelantarse mucho a los acontecimientos, partiendo de la base de que el PP volviera a la alcaldía en las próximas elecciones.

El Ayuntamiento se reafirma

El concejal gaditano encargado de los asuntos de memoria democrática es Martín Vila. La prensa y sus rivales le llaman el concejal de los charcos. Pero es enormemente ilustrativo sobre la polémica: "Es como si en Alemania un estadio se llamara Adolf Hitler y se le pasara a llamar sólo Hitler. Sería impensable, pero en este país por desgracia seguimos lastrando este tipo de cuestiones. Para muchos vecinos en Cádiz, Carranza significa represión", señala.

Desde el punto de vista legal, insiste en que "el Pleno de la ciudad en 2017, en noviembre, ya había planteado y aprobado que cualquier denominación referente a Ramón de Carranza incumplía la Ley de Memoria Histórica. Por lo tanto, volver a plantear Carranza otra vez parece un acto de resistencia a la aplicación de la Ley, en este caso de la Ley de Memoria Histórica, en la ciudad".

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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