Desde la otra acera de la calle Camino del Albadalejo —número 113— se ve un ajetreo constante en El Rincón Artesano de Irene. Es mediodía y el trasiego no para. "¿A cuánto están las chirimoyas?", pregunta una clienta. En uno de los mostradores, con varias botas de manzanilla de Sanlúcar, vinagre y vino de Jerez, está Irene Fernández Jaén, que recibe a lavozdelsur.es casi de aniversario.
"Hace unos días hicimos 17 años", espeta mientras termina de despachar fruta y verdura. No todo puede ser ecológico pero el surtido es de lo más variopinto y, como no puede ser de otra manera, obedece a los parámetros de lo que "el tiempo dé". Hoy tienen espárragos, tagarninas, romanesco, coliflor, cebolleta, lechuga y una gran variedad de manzanas. "Siempre he vendido de todo un poquito, pero mi sueño era vender cosas del campo, productos ecológicos y a granel", explica.
Irene, torrecereña de nacimiento, reside en La Barca de la Florida junto a su marido y a sus dos hijas, María e Irene, que trabajan codo con codo con ella en la tienda, ubicada en la popular barriada de El Rocío. En la ELA jerezana, posee una casa rural donde cultiva todo tipo de árboles frutales, verduras y algunos animales. "Consumo ecológico de toda la vida, vivo en una finca del campo y el pollo que nos comemos lo criamos mi marido y yo", dice. Algo similar le sucede con los huevos, las patatas o las naranjas, que es el único árbol frutal que da rendimiento durante esta época del año. "Ahora no hay más que mandarinas y naranjas pero tenemos manzanas, higos, peras, ciruelas, melocotones y nectarinas", añade.
Sin embargo, el consumo de esos productos, de carácter familiar, no es comercializable, por lo que recurre a otras empresas de productos ecológicos, como un distribuidor certificado de Arcos. Su hija Irene es la que se encarga del aprovisionamiento de las frutas y verduras, trayendo dos veces por semana la mercancía eco de la sierra. “Nos gustaría poder vender más cosas nuestras, pero no es fácil”, lamenta sobre las limitaciones en el ámbito del registro sanitario, que cumplen a rajatabla.
Entre los productos por encargo está también el pan ecológico que traen de la panadería L'andalusí de Sevilla. "Están muy buenos", dice. A sus espaldas, un gran surtido de productos de cercanía, desde mieles y dulces hasta quesos, huevos ecológicos, chacinas, legumbres a granel y aceites de oliva virgen extra, casi todo de la campiña jerezana y de la sierra de Cádiz.
En este se singular matriarcado de barrio, de madre a hijas, no falta de nada. El negocio, que se ha hecho conocido por el boca a boca y las redes sociales —las gestiona su hija María—, recibe clientes de todos los barrios de Jerez, más allá de la barriada Barbadillo y La Milagrosa. “Viene mucha gente joven a encargarme cosas. Me preguntan qué podemos traer y le apuntamos qué día vienen”, explica. Es El Rincón Artesano de Irene: un refugio eco y de cercanía alejado de las grandes superficies y escondido en el corazón de la barriada El Rocío.
Comentarios (1)