El caso, salvando las distancias, ha evocado desgraciada y milagrosamente al de la bebé recién nacida que fue hallada en un contenedor de Los Palacios y Villafranca hace un par de años. En este caso era una perrita de seis meses, probablemente un cruce de Pomerania, pero también ha sido una vecina la que la oyó en el fondo de otro contenedor, cerca de la barriada de El Palenque, al sur del municipio. “Un ser vivo, al fin y al cabo”, señala Lola Ortiz, la presidenta de la asociación El Buen Amigo, responsable del refugio canino que hoy mantiene en los terrenos municipales de El Palmar a casi un centenar de canes abandonados y rescatados.
La perrita presentaba todo el aspecto de haber sido maltratada a conciencia: tenía rota una de las patas delanteras y uno de los globos oculares totalmente fuera. Hubiera muerto con toda probabilidad sin la vecina no se hubiera percatado de su presencia en el fondo de un contenedor del que tenía nulas posibilidades de escapar, rodeada de basuras.

Los hechos ocurrieron el pasado jueves. La voluntaria de la asociación protectora de animales que fue a por el animal lo trasladó inmediatamente a un hospital veterinario de Santiponce, donde consiguieron estabilizarlo hasta que su vida no corriese peligro. Le entablillaron la pata fracturada y le curaron las heridas de uno de los ojos, que ha perdido. Desde El Buen Amigo se hizo al día siguiente un llamamiento “porque no era factible que la perrita se quedase, con esa edad y en ese estado, en el refugio”, asegura Ortiz.
De objeto a sujeto
El llamamiento de la protectora surtió efecto en cuestión de horas, porque la perrita maltratada y arrojada a la basura encontró un hogar en tiempo récord. “Ha sido una familia de las que suele colaborar con nosotros”, ha explicado Ortiz, “y la perrita ya vive en una casa donde la quieren, en Sevilla capital”. Las chicas que la han adoptado le han puesto incluso nombre: Maya, como aquella famosa abeja de los dibujos animados. En las fotos que la nueva familia le ha enviado a la protectora palaciega se la ve tuerta pero recuperada, limpia y feliz.
La asociación que preside Ortiz señala que, pese a los avances, sigue siendo muy habitual el abandono de mascotas cuando dejan de satisfacer el capricho de sus dueños. Lo que ha cambiado es el método, pues ahora quienes abandonan animales necesitan además limpiar su conciencia. De toda la vida, los cachorros recién nacidos y no deseados se mataban de un impacto directo sobre el suelo o por ahogamiento.
“Pero ahora la nueva costumbre es meterlos en una cesta y dejárnoslos en la puerta del refugio”, se queja la presidenta de El Buen Amigo. Muchas mañanas los voluntarios que trabajan en el refugio, más de 60, se encuentran con esta estampa. Y nunca nadie sabe quién los ha puesto allí. “La gente sabe que está penado por ley el abandono animal, así que nos lo endosan a nosotros”, señala Lola Ortiz.
Desde El Buen Amigo, que hacen una ingente labor de concienciación sobre el respeto animal a lo largo de todo el año y que cuentan con socios más allá de Los Palacios y Villafranca, señalan que, a estas alturas del año, todavía no se ha renovado el convenio que suscriben anualmente con el Ayuntamiento de esta localidad, aunque informan de que lo están revisando para poder firmarlo después del verano porque “las necesidades de la asociación y las relaciones según la nueva legislación entre el municipio y El Buen Amigo han cambiado”.



