El mundo del flamenco llora la muerte de Diego de Morón

El guitarrista, perteneciente a una gran saga de artistas del toque, ha fallecido a los 78 años de edad

El guitarrista Diego de Morón, en una imagen de archivo.
El guitarrista Diego de Morón, en una imagen de archivo.
31 de agosto de 2025 a las 12:49h

Morón de la Frontera y el flamenco lloran la pérdida de Diego Torres Amaya, conocido como Diego de Morón, fallecido a los 78 años. Hijo de Joselero de Morón y Ángeles Amaya, y sobrino de Diego del Gastor, fue uno de los referentes más singulares del toque moronero. Su acercamiento a la guitarra llegó gracias a su primo Juan del Gastor, que le enseñó las primeras notas antes de que su tío se volcara en transmitirle sus célebres falsetas.

Aunque su trayectoria estuvo marcada por la genialidad, también se distinguió por un carácter intermitente. Publicó su primer disco en 1975, pero tras regresar de Estados Unidos decidió abandonar la promoción. Llegó a participar en programas de televisión acompañando a su padre, pero su relación con la industria fue distante. 

Un artista libre y sin concesiones

Su carrera estuvo salpicada de momentos de brillo y largos silencios. En 1977 grabó un disco con el productor Gonzalo García-Pelayo en el que, además de mostrar la pureza de su toque, experimentó con influencias del rock progresivo, colaborando con músicos del grupo Triana. Esa apertura musical dejó huella en piezas como la taranta “Serena calma”, donde se mezclaba tradición y vanguardia.

En 1998 vivió uno de sus hitos más importantes en la Bienal de Sevilla, cuando presentó el espectáculo Añoranza. La crítica aplaudió con entusiasmo una propuesta que confirmaba su talento como heredero de la escuela de Morón. Años antes, ya había participado en varias ediciones del Gazpacho Andaluz y en la Bienal de 1982 junto a su padre Joselero.

A lo largo de las décadas de 1980 y 1990 alternó la discreción con apariciones deslumbrantes en festivales y peñas flamencas. En los años noventa recorrió pueblos de Sevilla en una gira organizada por Kiko Veneno y Jesús Cosano, llevando su toque a nuevos públicos. En 1998 dejó constancia de sus giras niponas con un directo en Japón, ejemplo de su conexión con escenarios internacionales.

Su última gran grabación llegó en 2016 dentro de la colección Flamenco y Universidad, donde interpretó alegrías, bulerías y soleares, acompañado en uno de los temas por Raimundo Amador. Una despedida artística que reflejaba la esencia de un guitarrista que nunca se doblegó a las exigencias del mercado, pero que supo dejar huella en la historia del flamenco.

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Rubén Guerrero.

Rubén Guerrero

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