Desde que estalló la guerra entre Ucrania y Rusia, Mihai Topoliceanu, que vive en Sevilla desde hace 13 años y sobrevive con lo que consigue en las puertas de las iglesias, no descansa debido a la proximidad de la ciudad donde vive su familia con la frontera ucraniana.
Cristești es una comuna en el condado de Mureș, Transilvania, próxima a Moldavia y cercana a la frontera con Ucrania, por lo que el conflicto es notable. "Tengo necesidad de volver a mi país porque mi familia está cerca de Ucrania", afirmaba este hombre, que está operado de corazón y lleva un marcapasos.
El 4 de abril cogerá un vuelo Sevilla-Bucarest y gracias a la solidaridad de la gente de Sevilla, ha recibido una ayuda económica para sufragar los gastos de desplazamiento y la prueba PCR 48 horas antes de partir. Esta historia con final feliz se debe a Andrea Oliver Sanjusto, que entre todos los canales que puso a disposición, ha recaudado en total 356 euros. Ayer le hizo entrega del dinero y grabó un cariñoso video como demostración. Gracias a este gesto, Mihai podrá viajar en condiciones de seguridad y hacerse la PCR.
"Mi familia no duerme por las noches desde que empezó la guerra", asegura este hombre, que se defiende como puede con el idioma. Actualmente duerme en casa de un señor al que le paga 75 euros al mes. Reconoce que no tiene papeles ni cobra paga de ningún tipo. E insiste: "Me gustaría traer a mi familia para acá"."Quiero que estén tranquilos", concluye con lágrimas en los ojos.