Seguramente ‘bicheando’ por las redes, en alguna ocasión se habrá encontrado con una peculiar forma de celebrar el final de la Semana Santa con la Resurrección. En muchos pueblos se sueltan vaquillas, pero en otros se conmemora con unas formas poco ortodoxas en lo cofradiero, tanto que incluso se puede escapar alguna risa cuando se ve la singular celebración.
Son las ‘Carreritas’, que tienen lugar en la población de Pilas, en la provincia de Sevilla el Domingo de Resurrección. Viene a escenificar el encuentro entre la Virgen de Belén y Jesús Resucitado en la Plaza Mayor, imágenes que van cada una en un paso, pero en vez de afinar su caminar, lo hacen zamarrrando el paso y literalmente corriendo hasta alcanzar el encuentro, entre el entusiasmo de miles de pileños y visitantes.
Esta celebración tan tradicional tiene un enorme arraigo en la localidad, tanto que la Junta de Andalucía declaró las Carreritas de Interés Turístico Nacional de Andalucía en 1998. Mayores y jóvenes forman las cuadrillas, formadas previamente tras pujar los interesados, llegando a pagarse hasta 2.000 euros por un ‘mango’ o puesto en las andas.
No faltan bandas de música a lo que se une otra tradición, el reparto de garrapiñadas. La fiesta sigue cuando todo acaba. Por la tarde se produce la salida de la Virgen de Belén y un espectáculo final de fuegos artificiales.
Esta fiesta se remonta desde los siglos XVI, XVII y XVIII. Es un acontecimiento con unos precedentes seculares, tanto que, lejos de desaparecer, se ven impulsadass por la gente de Pilas: “El día grande y más esperado”, señala a este medio un pileño, que muestra a la vez su indignación por tantos que, en las redes principalmente, tildan las Carreritas como un “cachondeo”.
Antonio Morales aprovecha para defender que la celebración de la Resurrección se hace en un “ambiente festivo y también de fervor aunque sea así la forma con la que lo expresamos”. En definitiva estas Carreritas, más allá de sus peculiares formas, forma parte de la historia de Pilas, algo puramente autóctono en el que generaciones de pileños han participado.
Despierta emociones que dejan escapar lágrimas entre los participantes, no en vano son muchas las generaciones que las han vivido, por lo que las ‘ausencias’ de abuelos, padres y amigos se rememoran cada Domingo de Resurrección en cada una de las andas. Para los que deseen vivirlas en directo, sepan que todo comienza a las 7 horas con pasacalles de las bandas de música y sobre las 11 horas, tras el recorrido de los pasos por itinerarios distintos, llega el momento crucial del encuentro en la Plaza Mayor.