Sevilla es de cerveza, de Pino Montano a La Buhaira, y de Écija a El Cuervo. Pero también, de botellines. Que pueden ser de Coca-Cola. O cocacolita. Este jueves, una visita a la planta del manjar negro y símbolo americano, ha reunido a Juanma Moreno, presidente de la Junta; Javier Fernández de los Ríos, presidente de Diputación; y José Luis Sanz, alcalde de Sevilla.
No en vano, es una de las mayores plantas de Europa. Y una visita, un paseíto, ha servido para que los tres tengan tiempo de hacer lo que a menudo no pueden hacer. Más allá del pasilleo, se habló de la importancia de una planta que cumple 25 años y genera 16.000 empleos directos e indirectos. Jorge Paradela, consejero de Industria y criado en Cruzcampo, sirvió también para subrayar durante la visita las ayudas al sector secundario.
El Gobierno andaluz dice que se han captado 6.700 millones en inversiones en los últimos tiempos gracias a la inversión extranjera, aunque los datos de empleo no son boyantes. El objetivo es que alcance el 13,5% de la economía andaluz, y quitarse así Andalucía (y el Gobierno andaluz) de que su principal modelo sea el turismo.
Coinciden Fernández, Moreno y Sanz en algo: tratar de ponérselo fácil a las empresas. Otra cosa es el cómo. Captar inversión, sí. Hacerlo a costa de reducir impuestos sin control, eso no tanto.
"Vamos a seguir incidiendo con políticas que incentiven a las empresas a instalarse y a crecer en Andalucía, especialmente ahora que se reduce el ritmo de crecimiento y que nos enfrentamos a subidas de la inflación y los costes y, en especial, en Andalucía, a los efectos de la sequía", dijo Moreno.
La idea de Fernández va por una proyección en positivo. Diputación resume su propuesta en actuaciones urbanísticas y desarrollo, "ampliando espacios industriales como Aerópolis, reforzando el Puerto de Sevilla, la conexión del aeropuerto con la red ferroviaria o el pleno desarrollo de los tres millones de metros cuadrados que hay en Majaravique para zona logística". En palabras de Fernández, el deseo es que "los empresarios vean aquí un lugar clave para poder desarrollar sus proyectos. Nosotros vamos a intentar ponérselo fácil".
Pero, en el fondo, el primer problema económico de Sevilla y de Andalucía no es ahora mismo la carga tributaria para las empresas. Todo pasa por la sequía.
La Junta ya publicó en julio que la comunidad ha dejado de crecer un 4% debido a la falta de lluvias. Porque buena parte de la industria es, en el fondo, industria agroalimentaria, procesamiento directo de productos del campo. Y el campo está seco.
Si no llueve, la situación irá a peor. Porque Sanz es el alcalde de Sevilla, pero también mandamás de la empresa de aguas Emasesa. Y en calidad de ello, surtidor de agua a pueblos del entorno, como La Rinconada, donde se ubica la planta de Coca-Cola y localidad de la que es alcalde el presidente de Diputación.
A falta de agua, los tres líderes de Ayuntamiento, Junta y Diputación pudieron, al menos, acercarse. A los tres les tocará sentarse, antes o después, para pensar en proyectos a largo plazo. El recibo del agua en Sevilla capital subirá un 30%, una revisión que los ayuntamientos socialistas afectados por la decisión de Sanz esperan que al menos se vaya acometiendo progresivamente.
Hace un par de años, España afrontaba la salida de la crisis de la pandemia, tanto en salud como en sus consecuencias económicas. Se veía la luz a finales de 2021, claro. Hoy, la pandemia es una crisis pasada de moda. Hoy la crisis es la del agua. A falta de una, dos. La ciudadanía espera de las administraciones un gran pacto por el agua, sin que siga siendo objeto arrojadizo. Y quien dice los ciudadanos, dice los empresarios. Mientras, a falta de agua, habrá que brindar con Coca-Cola.
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