Dos de las 138 vidrieras que tiene la Catedral de Sevilla van a ser sometidas a una intensa restauración dado que los daños que presentan son “severos”. Se tratan de dos piezas del siglo XVI obras del maestro Arnao de Flandes, tituladas 'María Magdalena unge los pies de Cristo' y 'La Resurrección de Lázaro’.
Las vidrieras de la Catedral de Sevilla constituyen uno de los conjuntos más extensos, homogéneos y mejor preservados de las catedrales españolas. Suponen, además, un magnífico capítulo para conocer la historia de esta técnica en la península Ibérica, desde el siglo XV hasta el XX.
Las vidrieras más antiguas son de estilo gótico hechas por el alsaciano Enrique Alemán, que también trabajó en la catedral de Toledo, desde 1478 hasta 1483. Concluida la construcción gótica la catedral encargó las vidrieras del altar mayor, crucero y naves orientales, tanto las situadas sobre las capillas como sobre los accesos y la mayoría de las que cierran los vanos de las capillas perimetrales.
Los maestros vidrieros renacentistas trabajaron continuadamente en su elaboración hasta la tercera década del siglo XVI, cuando prácticamente concluyeron el programa general después de 100 años.
Las dos que serán intervenidas fueron sometidas a diferentes análisis por expertos que concluyeron con que su mal estado presentaba un claro "peligro inminente de desprendimiento de algunas de las lascas de pintura”.
La exposición a las inclemencias del tiempo -viento, lluvias y sol- ademas de los siglos que han pasado son las causas del deterioro: “pérdida de la capa de pintura y fragmentos de vidrio resquebrajados, así como el reventimiento de pintura también se encuentra en un estado deficiente". También se va a estudiar el estado del esqueleto de plomo de las vidrieras ante la posibilidad de que estén deformadas.
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