Las ciudades están cambiando. El crecimiento del turismo y de las grandes superficies no sólo están modificando los hábitos de consumo, sino que también están provocando que el paisaje urbano no vuelva a ser como lo conocimos. La situación está llevando a tener cada vez más barrios impersonales y calles homogeneizadas. Da igual que estés en París o en Sevilla porque la cafetería a la que iban tus padres seguramente ahora sea un Starbucks.
Precisamente, en Sevilla el proceso se ha acelerado en los últimos años. Cada curso, tiendas de toda la vida echan el cierre para siempre. Detrás hay muchos motivos: el precio del alquiler, la falta de relevo familiar o la presencia de las grandes superficies y franquicias que impiden competir en igualdad de condiciones. De esta forma, en apenas tres años la capital hispalense ha perdido una decena de librerías o la mítica tienda de Pichardo.
El adiós de Debaga
A esta lista hay que sumarle ahora Debaga, un comercio muy auténtico situado en el Pumarejo que abrió sus puertas hace una década, aunque el proyecto naciera en 2004. Con un post en Instagram, Merche, la responsable de esta tienda de tatuaje textil, ha señalado que "después de 10 años, llegan las últimas semanas de Debaga". "Voy a estar con el stock disponible y también haciendo encargos personalizados. Tatúa con hilo. Me encantaría que pasen, vernos, contarnos", ha añadido.
Este peculiar espacio se define en su web como "diseños se caracterizan por su trazo manual, suelto e irrepetible. Dibujo a mano trazado con aguja de máquina de coser. Desde dibujos salvajes de deliberada imprecisión e ingenuidad a los más icónicos o precisos". La responsable explica su dedicación señalando que "Dibujo con la aguja de la máquina de coser. Dibujo a mano usando la máquina. Para mí esta forma de trabajar es parecida a tatuar porque sigo una filosofía de trabajo parecida. Los tatuajes son algo muy personal y mis diseños también lo son".
