Hace 73 años que Pichardo abrió sus puertas, convirtiéndose en la tienda de disfraces más mítica de toda Sevilla. Un lugar por el que han pasado tres generaciones bajo la frase de "vamos a Pichardo que seguro que lo tiene". Desde hace unos días, en esta tienda de la Plaza San Andrés, muy cerca de la iglesia que alberga a los titulares de Santa Marta, hay carteles de liquidación.
Su propietario, Diego Díaz, atiende a lavozdelsur.es después de haber conversado con otros medios de comunicación y haber atendido a numerosos clientes que han ido a preocuparse tras conocer el futuro de la tienda. Díaz muestra cierto malestar con el tratamiento que se ha dado de la noticia. "Estoy fatal porque en las entrevistas te vienes abajo y además algunas noticias son equivocadas y no están dando la información real de lo que se ha grabado. En fin, me tienen un poco enfadadillo".

Díaz se refiere a fotos del local de José Gestoso, "que hace años que se cerró" o informaciones que advierten de un cierre definitivo desde ya. "A todos les estamos transmitiendo que por lo menos nos quedan cinco meses. Hasta septiembre como mínimo vamos a seguir abiertos". La razón de esto es que aún hay mucho stock tanto en tienda como en el almacén.
Otro de los rumores que se ha propagado en estos días es que el cierre se debe a motivos económicos por la competencia de grandes superficies como Amazon. Díaz reconoce que esto ha afectado y que la irrupción de este modelo de consumo ha reducido las ventas. Pero no es la razón principal. "El motivo principal es la jubilación", dice, a sus 68 años. "Llevo unos añitos pensándomelo", añade.
Es cierto que el negocio no funciona tan bien como hace una década y hay muchos motivos que lo explican. Desde las grandes superficies, al proceso de transformación que ha sufrido Sevilla y, especialmente, el centro histórico. "En el centro el acceso ya es complicado para aparcar y comprar. Además, cada vez hay menos vecinos porque toda la plaza son ya apartamentos turísticos, residencias u hoteles. Hay menos personas".

Aunque la decisión ha llegado ahora, Díaz lleva tres años dándole vueltas. Desde que cumplió los 65 años. "No quería dejarlo porque aquí no hay continuidad. Mis hijos cada uno tienen su trabajo y me daba mucha pena cerrar el negocio y perder el nombre", reconoce. "Pero también hay que pensar un poco en uno mismo y descansar".
Este sevillano lleva toda su vida entre estas cuatro paredes "sin tener tiempo para nada". Y es que ha habido jornadas desde las 7 de la mañana hasta las 23 horas de la noche o festivos abiertos durante todo el día. "Ya ves que hay amigos de tu edad que se van para arriba y hay que pensar en uno".
Un legado familiar
Cuando nació Diego, Pichardo ya llevaba un lustro funcionando. Su padre fue el fundador de la tienda y él decidió darle continuidad porque le gustaba. Desde pecho, cuando apenas tenía 7 u 8 años, ya participaba en algunas actividades como envasar las bolsas de papelillo o meter los artículos de broma a los petardos de los cigarros. Aunque Díaz abrió una tienda en Amor de Dios, terminó ayudando a su padre en el negocio actual por el crecimiento que había experimentado.

Este legado ha sido el principal freno a la hora de anunciar el adiós definitivo. "Eso es lo que me ha hecho retrasarlo un poco más", afirma. En cualquier caso, Diego Díaz quiere dejar claro que la tienda de belenes con el mismo nombre que lleva su hermana en Javier Lasso de la Vega va a seguir abierta.
Durante estos días se está enfrentando a las muestras de apoyo de los vecinos y clientes habituales, pero también a los lamentos. La frase más habitual está siendo "¿qué vamos a hacer ahora?" Díaz se lo toma con buen humor. "Yo lo siento en el alma, pero ahí ya sí que no puedo ayudar".