Caleras, los vestigios de cómo surgieron los pueblos blancos de la Sierra de Cádiz pueden visitarse

Fue en las caleras, hornos de piedra localizados y aún presentes en caminos como los que conducen a la Sierra del Endrinal o los Llanos del Rabel, donde se obtenían las temperaturas necesarias para arrancarle la cal viva (óxido de calcio) a la piedra caliza

Calera en la Sierra de Cádiz, en los Llanos del Rabel, en Zahara.
Calera en la Sierra de Cádiz, en los Llanos del Rabel, en Zahara. lavozdelsur.es

La Sierra de Cádiz, situada en la provincia de Cádiz, en el sur de España, ha sido históricamente una región donde la extracción y producción de cal han tenido una importancia significativa. Las caleras suelen estar ubicadas en áreas con yacimientos de piedra caliza, ya que este es el material principal utilizado en la producción de cal.

Estos vestigios históricos son aún fácilmente contemplables en puntos de la Sierra como Zahara. En el sendero de los Llanos del Rabel, para el que hay que pedir autorización previa, se localiza alguna de estas instalaciones para producir cal. El Parque Natural de Grazalema ha incorporado rótulos explicativos contando la historia y la infraestructura de este curioso sistema. 

En el pasado, las caleras eran fundamentales para abastecer de este material a las comunidades locales y a las actividades constructivas de la región. Aunque su importancia ha disminuido en algunas áreas debido a cambios en los materiales de construcción y tecnologías modernas, las caleras de la Sierra de Cádiz tienen valor histórico y cultural.

Fue en las caleras, hornos de piedra localizados y aún presentes en caminos como los que conducen a la Sierra del Endrinal o los Llanos del Rabel, donde se obtenían las temperaturas necesarias para arrancarle la cal viva (óxido de calcio) a la piedra caliza. Un ritual que se prolongaba durante jornadas y que se extendió en el tiempo en favor de la higiene y la agricultura, cuentan desde Turismo de Grazalema.

Más allá de aspirar a ser un elemento distintivo del territorio serrano de la provincia de Cádiz, su origen no fue otro que frenar el contagio de la temida fiebre amarilla que, procedente de América, ‘desembarcó en el puerto de Cádiz.

Con el paso del tiempo, la cal sirvió para dar ese color blanco nuclear a las fachadas de las construcciones residenciales que conforman la famosa ruta de los pueblos blancos de Cádiz, una seña de identidad inconfundible del paisaje de la provincia.

Sobre el autor:

F. Jiménez

Periodista.

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