Hace dos veranos, el de 2023, al alcalde de Puerto Serrano, Daniel Pérez, y algunos de sus compañeros de gobierno municipal se les ocurrió una idea.
Durante alguna conversación con un antiguo colega del regidor, periodista, con el que comparte devoción cinéfila y cinéfaga se había comentado la pena por ver tirados junto a los contenedores de basura, apilados, decenas de DVD, incluso algún VHS, cada pocos días.
"Ya sé que no son objetos tan apreciados como un libro, quizás por estar hechos con plástico, pero también tienen historias que nos han marcado, nos han emocionado o nos han hecho felices. Donde los demás ven discos plateados y cajas negras nosotros veíamos películas que adoramos".
Con la explosión de las plataformas digitales, el formato físico pierde fuerza cada día. A muchas casas les falta espacio y les sobran objetos coleccionados durante años. Las películas, incluso las más queridas, ya están a un golpe de clic, a un ok de distancia. Para qué conservarlas en disco. Pierde sentido.
Para casi todos. Para Daniel Pérez y esos románticos parecía una oportunidad más que un lamento. Unos meses antes, con el decisivo apoyo económico de la Diputación Provincial, habían puesto en marcha la recuperación de un pequeño patio abandonado en la Biblioteca Municipal de Puerto Serrano.

Una vez restaurado como hermoso anfiteatro, con capacidad para 150 espectadores, el cine al aire libre es una de sus funciones. Si ya había sala sólo faltaban las películas. Además, una habitación espaciosa, casi buhardilla mágica, reformada también gracias a la Diputación, se presentaba como una videoteca ideal con unas pocas butacas y alguna pantalla.
"Lanzamos una pequeña campaña en redes sociales entre conocidos, amigos, vecinos. La medio broma consistía en presentar esta nueva videoteca como una protectora de películas abandonadas, un refugio para DVD que ya nadie quiere. No las tires, no las dejes, ellas nunca lo harían, avísanos y las recogemos, nos encargamos de guardarlas. Eso venía a decir".
Un éxito inesperado en la cartelera
La idea llegó a algunos medios de comunicación. Primero, los provinciales, luego, regionales y nacionales. “Nos llamaron de TVE, El País, Onda Cero, Canal Sur… La idea llamó la atención aunque a nosotros nos parecía sencilla. Al conocerla mucha gente, los avisos y las donaciones se multiplicaron", relata Daniel Pérez.
En esas entrevistas le preguntaban siempre que por qué y para qué si nadie parece interesado ya en ese formato: “No hay más que amor al cine. No queremos que se tiren películas, no hay más. Con que alguna chica, un chaval, pueda descubrir una de las películas de su vida aquí, una tarde, o alguien mayor pueda volver a ver una inolvidable ya valdrá la pena".
Con la ayuda de la concejala delegada de Comunicación y Nuevas Tecnologías, Lucía Mariscal y de otros concejales, con la colaboración del personal de la Biblioteca Municipal polichera, El Arca Perdida (nombre ideado por el cinéfilo gaditano Paco González Sicilia) echó a volar.
El Ayuntamiento habilitó direcciones de correo electrónico y un sistema de envío contrarreembolso.
Entre el verano de 2023 y este de 2025 han llegado hasta 10.000 copias. La inmensa mayoría, más del 85%, son DVD, el resto es formato VHS. "Al principio nos abrumó un poco, fue una oleada algo repentina pero el sistema de envío funcionó bien y apenas tuvimos incidencias, retrasos ni devoluciones. Eso que algunas personas mandaban 500 de una sola vez".

Que se hayan recibido unas 10.000 copias ("sólo originales, no admitimos grabaciones caseras") no significa que el videoclub público y gratuito de Puerto Serrano, El Arca Perdida, tenga ese mismo número de títulos diferentes.
"Muchos son repetidos porque las colecciones que daban los periódicos en los años 90 y los primeros 2000 causaron furor. Al hacer algún recuento nos reíamos, de El Padrino, El último emperador o Titanic hay, igual, 50 copias de cada una". Con todo, añade, el número de títulos distintos puede superar los 8.000.
"Más de la mitad llegan con el celofán puesto. Eso habla del afán coleccionista de muchos de nosotros"
"Al mismo tiempo llegaron joyas sueltas, poco a poco, te encontrabas Los olvidados de Buñuel, o un pack de Kubrick, Tarantino, mucho Kurosawa, toda la animación de Pixar, rarezas de cine indio como La trilogía de Apu gracias a un amigo jerezano, las series completas de Ibáñez Serrador o Hitchcock para televisión, hay maravillas y para todos los gustos. La jungla de cristal, superhéroes y James Bond también…".
Cómo hemos cambiado
La recepción y el recuento de películas da para conocer la evolución del mercado audiovisual y los hábitos de la sociedad: "Una cosa que nos ha llamado la atención es que la mitad, y bastante más, de las películas llegan con el celofán puesto. Nadie las ha visto ni siquiera una vez, ni la primera. Son estrenos", dice entre risas.
"Eso habla del afán coleccionista de muchos de nosotros. Nos pasa a casi todos con los libros, antes con los discos, con las películas. Queríamos tener otro más, ese o aquel en concreto, por sentimiento o por curiosidad pero luego no llegamos a disfrutarlos ni una vez".

El contacto con los donantes también aporta mucho anecdotario. Los paquetes postales con películas han llegado desde Galicia, Madrid o País Vasco. Una tercera parte ha sido recogida y transportada, en sus propios coches, por amigos y compañeros del alcalde, implicados en la idea desde su origen.
"En el contacto por correo electrónico hemos conocido historias emocionantes. No podemos dar nombres porque se trata de un conversación personal pero digamos que hay mucho legado de personas fallecidas", relata Pérez.
"Hijos que nos mandan la colección de su padre o su madre, con mensajes como que a él o ella le hubiera gustado que estuviera en un lugar público para que alguna vez alguien la pueda disfrutar, que no querría verla en la basura. Esa idea se repite mucho".
La viuda de un autor teatral envió toda la colección de su marido “porque era un gran partidario de la cultura pública, organizó espectáculos gratuitos en Madrid durante toda su vida y su mujer sabía que le gustaría que sus 300 películas favoritas estuvieran ahí, a la mano del público sin intermediarios ni precio".
"En las donaciones hay muchas historias emocionantes... hay mucho legado de personas fallecidas"
"Un profesor jubilado de Sevilla nos donó una colección excelente, llena de títulos muy peculiares, personales, le recordaba mucho a su mujer fallecida tras una enfermedad muy cruel y no quería tenerla pero tampoco tirarla. Queremos que venga a verla pronto".
Por restar tristeza a los testimonios, uno más ligero, de comedia romántica: "Una pareja de Madrid que se divorciaba no sabía cómo repartir las películas. Oyeron lo de El Arca Perdida en la radio y nos las mandaron. Ni para uno ni para otro, solucionado: para la gente que quiera verlas".
La última de las historias, dice, da para un ciclo de cine al aire libre en Puerto Serrano: “Podríamos poner las películas que no nos quisieron dar. Los que las recogieron en las casas de amigos, conocidos o desconocidos, en domicilios de la provincia de Cádiz o Sevilla, dicen que era algo muy habitual, que se repetía".
"La persona que nos avisaba para darnos las películas decía, en el último momento, cuando las cajas ya salían de su casa: ay, no, espera, esa película no la puedo dar. Me lo he pensado mejor. Esta me la quedo, la veo una vez al año, o me recuerda a tal persona, tal momento. Alguno hasta se emocionaba en esa despedida", sonríe.
"Tenemos anotadas las que son, las que no soltaban, las rescatadas a última hora por sus dueños, las que fueron objeto de arrepentimiento final. La reina de África; El mismo amor, la misma lluvia; La gran belleza, La gran ilusión de Renoir, El apartamento, Senderos de gloria…".
Juega con un maravilloso título reciente, una película de Alexander Payne: "Alguna vez hemos hablado de hacer un ciclo en el auditorio de Puerto Serrano, llamado Las que se quedaron. Las tenemos todas aquí en El Arca Perdida porque en otras donaciones, de otras personas, esos títulos sí que nos llegaron, así que podemos proyectarlas".



