Angie Cortejosa, actriz, profesora de teatro y empresaria andaluza, deja de ser 'escritora fantasma'

La directora de la academia de artes escénicas Juana la loca, en San Fernando, debuta con 'De mi coño y letra': tras años escribiendo por encargo, reivindica su nombre y su experiencia de más de veinte años en el teatro

Angie Cortejosa, escritora de San Fernando, en su academia de artes escénicas, tras el encuentro con lavozdelsur.es.
Angie Cortejosa, escritora de San Fernando, en su academia de artes escénicas, tras el encuentro con lavozdelsur.es. MANU GARCÍA
06 de junio de 2025 a las 19:34h

Actriz, profesora de teatro, directora de una academia de artes escénicas y, ahora —bueno no, ahora no—, escritora. Ella es Angie Cortejosa (San Fernando, 1986) una polifacética mujer, artista en múltiples vertientes que lleva el teatro y la escritura como uno más de los tatuajes que adornan su piel. Es verdad que ahora sí se descubre al público como autora de De mi coño y letra, su primera obra con su nombre que sale al mercado, pero lleva años escribiendo sus propios textos teatrales para sus alumnos y escritos por encargo, siendo una escritora fantasma o ghostwriter. Ha salido del armario y ha sacado todo lo que tenía dentro para mostrar que esto, la escritura, también es lo suyo y que escribir teatro en pleno siglo XXI y en la era de la inteligencia artificial, es más necesario que nunca.

“La escritura es algo que siempre me ha acompañado, pero nunca le di el peso que realmente tiene, el protagonismo que ocupa en mi vida. Llevo años escribiendo textos teatrales para mis alumnos, he escrito varios libros por encargo, autobiografías y llegó el momento en que me dije que debía hacer un libro con mi nombre y con las cosas que quería contar. Tenía muchas ganas de hacerlo”, explica.

Sentada en el borde del escenario de su academia de artes escénicas Juana la loca, Angie desgrana sin contar demasiados detalles en qué consiste ésta, su primera obra, con un título tan imponente. “No se refiere a nada sexual, ni soy yo dada a usar palabrotas, pero quise poner ese título para que reflejara que todo lo que está en el libro es mío puramente, que no hay nada que me hayan dado y que lo he podido sacar adelante gracias a mi empeño”. La escritora fantasma reivindicándose más que nunca. “Yo quiero, yo puedo y yo lo hago”, insiste.

"Las obras tratan temas como el 'bullying', las relaciones tóxicas o hasta ser autónomos"

Y, tal como cuenta, lo hace “para crear un vínculo, para ayudar, para aliviar”, tanto a los que se dedican al teatro profesionalmente, como a los que hacen de forma amateur y a los que quieran compartir la lectura teatral con familiares o con amigos. “Son quince obras de teatro que he ido escribiendo en diez años y tratan temas como el bullying, las relaciones tóxicas, la prostitución o, incluso, hasta el mundo de los autónomos, en registros cómicos y dramáticos”.

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Cortejosa, tras la entrevista.   MANU GARCÍA

“Creo que es un libro que puede ayudar a muchas personas que no tienen tiempo de escribir y que, sin embargo, pueden utilizar las obras con sus grupos de teatro, siempre que digan que son de Angie Cortejosa”. Así, cualquier compañía pequeña interesada puede encontrar en De mi coño y letra una oportunidad para representar quince obras apasionantes. “Son obras muy sencillas de representar, con dos o tres personajes, con una escenografía bastante básica. De hecho, en este aspecto, no doy demasiada pauta, demasiada acotación para que el lector y director de teatro que quiera utilizarlas, abra su imaginación y la represente como quiera. Yo ofrezco un texto, porque creo que lo difícil es crear, sobre todo, cuando eres autónoma: sacar tiempo para crear, para imaginar y poner en papel, para pensar en la lógica de los personajes, ambientarlos”.

Y ella, siendo autónoma y teniendo un negocio, su academia Juana la Loca, lo hace. No ha dejado de hacerlo desde que tuvo claro que quería ser actriz, para lo que siempre contó con el apoyo de su familia. En 2007, se fue a Sevilla a estudiar la carrera de arte dramático y en 2011, su destino viró a Canarias donde no solo logró superar el máster de profesorado, sino que empezó a trabajar en una academia de teatro, a la vez que trabaja de actriz para otras compañías. Aquella academia canaria y aquella directora le sirvieron de referencia y de ahí nació la idea de Juana la Loca. “Seguimos siendo muy amigas y esto viene, un poco de ahí, de ver la cara de felicidad que tenían los alumnos cuando entraban por la puerta de la academia. Yo quería eso también”.

"En Madrid tuve una crisis existencial: ¿qué hago trabajando tanto en la hostelería?"

Pero todavía costó llegar hasta ahí. Antes de volver a su tierra y abrir un negocio pionero en San Fernando, Angie cambió Canarias por Madrid. “Empecé con una compañía pequeñita y, también, a hacer teatro escolar, a la vez que trabajaba en la hostelería. La hostelería siempre me ha acompañado hasta que abrí la academia”. Y ahí, justo, llegó el quiebre. “Estando en Madrid tuve una crisis bastante fuerte, una crisis existencial, que me hizo pensar: ¿qué hago yo trabajando tanto en la hostelería con la experiencia que tengo, todo lo que he estudiado y el esfuerzo que ha hecho mi familia?”. Se bajó al sur, a su ciudad, lo pensó, “aunque no demasiado” y se decidió a abrir su propia academia. “Como todo el mundo me decía que estaba loca, que cómo se me ocurría abrir así un negocio en San Fernando, decidí llamarla Juana la loca porque además es un personaje que me gusta mucho y que fue la primera obra con la que arranqué la academia”, rememora mientras enseña el cartel de aquella representación.

De eso hace ya diez años y “seguimos en pie y haciendo muchísimas cosas”. Reconoce que “ha costado y sigue costando”. De hecho, “cuando yo llegué creo que era el único espacio, así como empresa, que se dedicaba a esto. Es más, creo que sigo siendo la única”, pero “sí hay más grupos, más entidades y si nuestra academia también ha servido para difundir la cultura y el teatro, me satisface muchísimo”.

Con clases para niños y niñas desde los seis años, para pre y adolescentes y adultos, la academia Juana la loca se caracteriza además por su voluntad de inclusión. “Aquí en la academia tenemos personas con síndrome de down, con asperger y personas muy dispares. Lo único que pido y consigo es que se respeten”. Y eso que Angie, como buena directora, les pone ejercicios para que “se expongan” pero, por supuesto, “no consiento ningún tipo de comentario. Ellos lo saben y, de hecho, no pasa”. Su método presenta algunas diferencias si el alumno quiere dedicarse de manera profesional a la interpretación o no. “Yo también doy un curso específico a gente que quiere entrar en la Escuela de Arte Dramático y ahí tengo que ponerles otro tipo de ejercicios porque tengo que darles caña”.

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Angie Cortejosa, en su academia de San Fernando.  MANU GARCÍA

Pero, en todo caso, “la clave está en pedir a cada persona lo que sabes que le puedes pedir, porque la vas conociendo y sabes hasta dónde puede llegar. A veces, sí que les reclamo algo más porque veo que hay margen y se les fuerza un poquito, pero hasta un límite, porque aquí cada uno tiene sus circunstancias personales. No me gusta adaptar el actor al personaje sino el personaje al actor. Es algo que me caracteriza”.

Ella, la actriz, ahora  “me he sentado en la butaca”, dice metafóricamente para explicar su actual proceso. “Llevo una temporada sin actuar porque necesitaba de alguna manera sentarme y ver desde fuera qué están haciendo los demás, qué hace mi alumnado, quitarme un poco de peso, liberarme y, en eso, me ha ayudado mucho la escritura”. “Desde que abrí la academia, lo he hecho todo yo: dirigirme, escribir, actuar, las luces, la escenografía, la música y, todo eso, siendo autónoma. Con el tiempo me doy cuenta de que estoy muy cansada y que era el momento eso, de sentarme a la butaca”.

Ahora bien, “¿abandonar la interpretación?”, se pregunta de manera retórica. “Nunca”, responde tajante esta actriz que llegó al teatro, precisamente, para superar una situación de bullying que sufrió entre los 11 y los 13 años, cuando cambió de instituto. “Se metían conmigo, probé ir a clases de teatro y me di cuenta que me venía arriba, que ganaba confianza y que empezaba a salir de eso. No se me quedaban pensamientos negativos dentro”. Y así, cerrando el círculo, De mi coño y letra es la plasmación de “no haberme quedado en el trauma, de transformar lo negativo en algo positivo y de que se le pueden dar la vuelta a las cosas”.

Tiene el verano pensado para hacer presentaciones de su libro, “ahora viene lo peor, darle mucha caña para que se conozca”, y, a partir de septiembre, hacer sus “shows de presentaciones”, como los denomina, en escuelas de arte dramático y grupos de teatro.

Y escribir. “Yo lo hago todos los días”. Tanto que, quizás, antes de que acabe el año, las librerías vuelvan a contar con otra obra, “puede ser novela”, de la escritora que dejó de ser fantasma para ser Angie Cortejosa.

Sobre el autor

Vanesa Perondi.

Vanessa Perondi

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