La ausencia de lluvia y la subida de las temperaturas han provocado la llegada antes de tiempo de las temidas orugas procesionarias. Normalmente los meses más críticos son entre mediados de febrero y abril, sin embargo, este año, la Policía Local de Chipona ya alerta de su presencia.
Según explica el Cuerpo en sus redes sociales, estas orugas "son muy peligrosas para los perros ya que tan solo el contacto con ellas puede derivar en una urgencia veterinaria y su ingesta podría resultar mortal".
Las procesionarias habitan en los pinares, pero también pueden verse en abetos, cedros y parques o jardines urbanos, por ello, hay que saber cómo actuar si termina picando a la mascota o a sus dueños.
Los síntomas son la inflamación de la piel, conjuntivitis, malestar general, rascado excesivo o irritación de la piel. Además, en caso de que los perros toquen con la lengua la oruga, se pondrá roja, negra o morada y presentará inflamación.
Esta oruga también puede picar a las personas. La Policía recomienda que es preciso retirar la oruga si aún se encuentra en el cuerpo en caso de que te haya picado alguna. "Utiliza pinzas, o guantes, pero no lo hagas con las manos desnudas", advierte.
Después, aconseja colocar cinta adhesiva o celo sobre el lugar de la picadura y pegarla y quitarla repetidamente para retirar las espinas, pelos y toxinas.
Acto seguido, hay que lavar la zona lesionada con agua y jabón neutro y retirar la ropa contaminada. "Se pueden tomar antihistamínicos orales para reducir la sensación de prurito (ganas de rascarse)", comentan los policías que aseguran que un corticoide en crema, dos o tres veces al día, resolverá el problema, y recomiendan consultar a los médicos o farmacéuticos.
"Si hubiera afectación general, con dificultad respiratoria, no dude en acudir a Urgencias", concluyen.
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