El cuidador de Antonio fue detenido como presunto autor de un delito de apropiación indebida, ya que supuestamente se hizo con unos 400.000 euros.

Antonio, el anciano de más de 70 años que estuvo recluido en su casa de Chiclana durante diez años de su vida, fallece en la residencia a la que lo trasladó la Guardia Civil tras rescatarlo a finales de 2016. Su cuidador, Agustín, fue detenido como presunto autor de un delito de apropiación indebida, ya que supuestamente se hizo con unos 400.000 euros del anciano. “Me curaba yo con agua y sal cuando lo veía muy mal... Me decía que si me llevaba al médico iba a terminar en una residencia...”; “La mayoría de los días comía latas o algo de pan duro que me dejaba. Alguna vez rebuscaba en el contenedor… el estómago es ciego, ¿lo sabías?”; “Cuando le pedía más comida o dinero me daba largas”. Así relataba su calvario el propio Antonio a La Voz.

“Yo mismo me la lavaba con una pastilla de jabón pero con la humedad de esta casa no se secaba bien”, añadía el anciano. “A veces escondía el agua para que trajera más o guardaba la sucia por miedo a quedarme sin ninguna”. Antonio, jubilado de Correos, cobraba una prestación de unos 1.250 euros, que se quedaba, supuestamente, casi en un su totalidad su cuidador, que lo convenció para que firmara un poder que le permitiera operar con su dinero. El cuidador alimentaba al anciano con latas de conservas y lo mantenía encerrado en la vivienda, llena de humedades, lo que hacía que su estado de salud fuera empeorando. A esto hay que sumar su diabetes,  por la que sufrió varias amputaciones de dedos de los pies y varias úlceras.

Fue una vecina de Antonio quien, tras tener conocimiento del estado en el que se encontraba, avisó a la Guardia Civil, que se personó de paisano en la vivienda del anciano, que fue trasladado hasta un hospital y luego, consiguieron, a través de los servicios sociales, una plaza en un centro de mayores de la localidad. Tan solo diez meses después de escapar de su propia casa, donde permanecía sin contacto con el exterior, alimentándose con comida caducada y tapado en invierno con mantas mojadas, sin ropa y sin ventanas, Antonio fallece en la residencia a la que fue trasladado. “Ha muerto pero por lo menos lo ha hecho en paz y no abandonado como un perro”, asegura una persona que ha estado estos meses junto al anciano, en declaraciones a La Voz de Cádiz.

Agustín, el cuidador de Antonio, estuvo, supuestamente, quedándose con su pensión de 1.250 euros —apenas le daba unos 50 euros— y las investigaciones de la Guardia Civil apuntan a que pudo llegar a vender una vivienda que el anciano tenía en San Fernando por unos 160.000 euros, sin llegar a darle un solo euro por esta operación. La cifra estimada que le pudo estafar roza los 400.000 euros.

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