La ONG Salarte trabaja para revitalizar y recuperar la marisma salinera en la provincia, ya que de las 170 que llegaron a existir, hoy apenas quedan cinco. "La situación es bastante dramática", asegura su presidente, Juan Martín.

Desde la época fenicia y hasta la década de los setenta del pasado siglo XX, las salinas fueron un motor importante para la economía de la provincia de Cádiz. Sin embargo, hace casi 50 años comenzó un declive que aún perdura, llegando a ser caótica la situación, ya que más de cinco mil hectáreas de salinas que antaño fueron grandes productoras, hoy están totalmente abandonadas. En la provincia de Cádiz sobreviven cinco de las 171 que llegó a haber: La Esperanza y El Águila, en Puerto Real; Bartivás en Chiclana; San Vicente en San Fernando y en Prado del Rey se encuentra la salina Iptuci.

Desde la ONG Salarte buscan mejorar la situación de las salinas en la provincia potenciando tres aspectos. Por un lado, la recuperación, gestión y puesta en valor de la marisma salinera en el ámbito general de la comunidad autónoma de Andalucía y de la Bahía de Cádiz en particular, y la prestación de los servicios necesarios para impulsar iniciativas científicas, sociales, culturales, económicas, etnográficas y medioambientales. Además, buscan potenciar la biodiversidad y mejorar el funcionamiento ecológico de estos territorios, ya que generaría múltiples beneficios asociados en cuanto a la creación de renta, riqueza y empleo.

Y por último, divulgar y dar a conocer los múltiples beneficios que a todos los niveles representa un territorio que ha sido secularmente utilizado por el ser humano, habida cuenta que las marismas constituyen el ecosistema con mayor productividad biológica del planeta, y que su abandono supone, además de una pérdida patrimonial incalculable. Su presidente, Juan Martín, habla de la situación de las salinas en la provincia y da su opinión al respecto de como podría revertirse su situación, y cuál es el futuro de las salinas si el problema sigue agravándose.

¿Cuál es la situación actual de las salinas en la provincia de Cádiz?

Bastante dramática. Hay unas cuatro o cinco salinas supervivientes, salinas artesanales, de las 170 que hubo hasta los años 70 del siglo XX, y hay algunas que se han dedicado a la acuicultura. La realidad es que hay más de cinco mil hectáreas de antiguas salinas que ahora se encuentran abandonadas, sin ningún tipo de uso.

¿Por qué cree usted que el mundo de las salinas está viviendo el declive que está viviendo en los últimos años?

El motivo principal ocurrió en los años 70 con la crisis salinera y la llegada de la industria del frío, lo que hizo que la demanda de sal a nivel mundial bajara muy drásticamente. Hay países, por ejemplo Francia, que vivieron también esa crisis pero supieron reinventarse y se adaptaron con mucho esfuerzo a una producción artesanal de alta calidad, y reconociendo los productos con etiquetas de alta calidad. Sin embargo, en la Bahía de Cádiz la tónica general fue el abandono, y por tanto la desaparición de esta producción ancestral. También tuvo que ver algo la ley de costas, pero es cierto que el empresario gaditano no fue capaz de adaptarse a una nueva realidad y una nueva demanda de sal que había en los mercados, y han estado abocados a la situación actual que no es otra que la del abandono.¿Cree que desde las instituciones no se está haciendo todo lo posible para acabar con este problema?

Rotundamente no. Por supuesto que no, hace falta mucho más empuje. Hace falta una planificación en la que se dibuje qué es lo que queremos que sea la bahía de Cádiz, y cuál es la importancia que queremos darle a las salinas de aquí a 15 años.

Hablaba antes del modelo francés. Desde su punto de vista, ¿qué deberían copiar las salinas de la provincia de las francesas?

Lo primero sería el sistema de formación, aquí se está perdiendo el conocimiento en torno a las salinas. Los franceses lo primero que hicieron fue un plan de formación profesional en el que enseñaban a los estudiantes la producción y el mantenimiento de una salina, pero también se les enseña márketing y merchandising. Deberíamos copiar del modelo francés su formación, y por supuesto la producción en red. Uno de los éxitos franceses es el cooperativismo. Aquí una salina sola no iría a ningún sitio, y sería mucho más conveniente la reducción de costes y el compartir gastos.

Menciona el conocimiento sobre el mundo de la salinas, ¿cree que en la población de la provincia hay desconocimiento, y ha dejado de interesarse por la industria salinera?

Rotundamente sí. Se ha perdido el vínculo del gaditano con el territorio que lo rodea. Yo reparto responsabilidades, no solo han sido los salineros, también tienen su culpa las administraciones y la sociedad civil. La sal de la provincia de Cádiz no tiene parangón en el mundo, es única, pero sin embargo hay muy pocas salinas que estén comercializando su producto en un mercado final como sería un supermercado, un club gourmet o un simple bar de tapas.¿Cuál sería la plantilla necesaria para poder llevar una salina?

Depende de la superficie, pero una salina con una expansión de entre 20 y 30 hectáreas necesitaría en época de cosecha de sal unas ocho personas, y desde octubre serían necesarias dos personas para su mantenimiento invernal.

¿Cuál es el precio de la sal en las salinas de la provincia de Cádiz y qué beneficio se lleva el productor?

Se venden sacos de 25 kilos a un precio de 3 euros, es un precio irrisorio. Sin embargo, hay salinas como la de San Vicente (San Fernando) que está vendiendo 300 gramos por 3 o 4 euros, dejando el kilo en torno a los diez euros.

¿A qué va destinada la sal que se produce en la bahía?

Hay un porcentaje de la sal de las salinas gaditanas que va destinado al mercado gourmet, pero es algo bastante bajo, tristemente. Yo me atrevería a decir que en torno al 95% de la producción va destinada a usos industriales.

Si la situación de las salinas siguiera siendo la misma, ¿qué futuro les ve? ¿podrían abandonarse definitivamente si no mejora la situación?

Yo hablo mucho con estos salineros, y no lo están pasando bien la verdad. Habría que hacer una apuesta mas importante para poner en el mercado estos productos. Hay padres de familia que se dedican al mundo de la salina, pero necesitan otro trabajo para poder mantener su salina en pie, y eso es una pena.

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Luismi

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