La cueva que quiso ser hotel

Ezequiel y Cristian, dos jóvenes emprendedores, gestionan un establecimiento hotelero en Arcos que rezuma frescura y que quieren convertir en un espacio gastronómico-cultural.

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Una puerta de cristal da acceso a un recibidor con una decoración dispar, que va desde un mobiliario fabricado con palés a cuadros como un Guernica a todo color u otro que representa la famosa foto de la izada de la bandera de EEUU en Iwo Jima (Japón), en una de las escenas más icónicas de la Segunda Guerra Mundial, aquí representadas por piezas de Lego. La recepción tiene un enorme panel donde los clientes dejan fotos instantáneas con un mensaje, y un libro de visitas artesanal recoge las opiniones de los visitantes del Hotel Posada de las Cuevas, situado en la calle Alta de Arcos, donde hasta hace unos años estaba el Hotel Arcotur, precisamente propiedad de la familia de uno de los actuales dueños, Cristian Gallardo, quien junto a su socio Ezequiel Romero regenta un establecimiento hotelero que quiere diferenciarse de los demás. Y no solo en la decoración, sino en el trato y en la forma de gestionar.

“Estás en una auténtica casa andaluza con sus terrazas, sus patios, su azotea, habitaciones cálidas y modernas llenas de personalidad, alegría y sobre todo pasión”, reza la descripción de su página web. Y no miente. El hotel transmite frescura y cercanía, como pretendían sus dueños, dos jóvenes que, hartos de trabajar por temporadas —sobre todo en el sector de la hostelería— decidieron gestionar ellos mismos su futuro y resucitar un inmueble al que han dado vida. Y de qué manera. La terraza tiene un fresco en el que los tucanes y aves tropicales parecen que van a salir volando en cualquier momento. “Teníamos ganas de dejar de trabajar para la gente y hacer algo diferente en el pueblo”, cuenta Ezequiel Romero, sanluqueño de 27 años que, junto a su socio Cristian Gallardo, han ido construyendo y levantando poco a poco su sueño.“Todas las habitaciones son diferentes —recalca Ezequiel—, los sofás están hechos con material reciclado, la fuente de la azotea con piedras de río…”, lo que genera un ambiente distendido en el que los clientes llegan a convertirse, en algunos casos, en amigos. “Queremos que estén como en su casa, si tenemos que cenar con ellos nos vamos a algún restaurante, o los acompañamos de excursión”, señala. Así consiguen que, en el año y medio que llevan abiertos al público, haya clientes que hayan repetido hasta en cuatro ocasiones.Las 17 habitaciones que componen el hotel tienen su propia personalidad: “Están distribuidas en diferentes niveles, algunas con vistas a la calle, otras alrededor de la terraza, otras tienen su propia terraza privada”, reseñan desde el establecimiento, que tiene una particularidad: se asienta sobre una cueva de casi 800 metros cuadrados. Actualmente se utiliza de trastero, ya que es necesario ejecutar una reforma para poder darle vida a las ideas que rondan las cabezas de Ezequiel y Cristian. Los jóvenes emprendedores quieren, por ejemplo, hacer conciertos y habilitar los espacios abovedados que tiene la cueva para vender productos de pueblos de la Sierra de Cádiz. Pero el proyecto está en stand by ya que, calculan, la reparación implicaría un coste de unos 166.000 euros, para lo que están esperando la resolución de una subvención de la Junta que puede tardar años en llegar.“Sería muy bueno para el pueblo”, sostiene Ezequiel, que pretende promocionar así el trabajo de muchos pequeños productores de poblaciones de alrededor, y también a los jóvenes artistas de la zona. El hotel, que ocupa el lugar de una antigua posada del siglo XVIII —de ahí su nombre—, quiere reconvertir el lugar que se utilizaba para alimentar y dar cobijo a los animales en un espacio gastronómico-cultural. Ezequiel y Cristian están empeñados en hacerlo realidad. Por ganas no será.

Sobre el autor:

Foto Francisco Romero copia

Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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