R. y S., dos jóvenes de 16 y 15 años, respectivamente, iniciaron una relación que fructificó, un año después, en un embarazo que tuvo un final abrupto. La madre del joven, suegra de la embarazada, introdujo un fármaco abortivo en la vagina de su nuera para impedir que tuviera al bebé, provocándole graves secuelas, por lo que tuvo que acudir al Hospital Puerta del Mar de Cádiz.
El bebé, a raíz de la actuación de la suegra, estuvo más de 1.500 días ingresado en la UCI pediátrica del centro hospitalario gaditano, perdiendo su "autonomía física, mental y sensorial", según describe Diario de Cádiz basándose en el escrito de Fiscalía. Los hechos tuvieron lugar tras conocerse los jóvenes en 2016, quedándose embarazada la joven a mediados de 2017, aunque no acudió a controles médicos hasta principios del año siguiente.
El embarazo fue declarado de alto riesgo por el hecho de no haberse sometido a revisiones anteriormente. El fiscal pide para la suegra de la joven, que deberá comparecer en sede judicial en noviembre, siete años de cárcel y el pago de 2,5 millones de euros en concepto de indemnización por los daños causados al bebé. La cuñada también está procesada por suplantar la identidad de la madre del bebé, e intentar inscribir en el Registro Civil al niño, según recoge el escrito de Fiscalía.
R. y S. eran vecinos del mismo barrio de Zaragoza, donde vivían, aunque un año después de iniciar la relación se trasladaron hasta Chiclana, donde trabajaban familiares del joven, con los que se fue la chica, previo consentimiento de sus padres, porque aún era menor. Al final del embarazo, según recoge el fiscal, la suegra introdujo en la vagina de su nuera "sin su consentimiento" dos comprimidos del medicamento Cytotec, cuyo principio activo es el ácido misoprostático, conocido y potente abortivo que "provocó el inicio de las contracciones en la embarazada".
La suegra lo hizo, "con la finalidad de que ésta abortara", y "asumiendo los gravísimos daños que produciría en el feto". Una vez empezó a sufrir contracciones, acudió con la parturienta al hospital gaditano, identificándola como si fuera su hija, donde le encontraron una pastilla de Cytotec en la vagina.
"El recién nacido fue ingresado en la UCI pediátrica durante 31 días en los que necesitó de tratamiento médico consistente en cateterismo, sondaje vesical, monitorización de la presión arterial, intubación endotraqueal y ventilación mecánica convencional, alimentación parental, transfusiones de plaquetas, plasma y hematíes, hipotermia inducida y tratamiento farmacológico", asegura el fiscal en sus conclusiones.
El bebé sufrió "gravísimos e irreversibles daños cerebrales, sin que conste que hasta la fecha se haya curado o estabilizado de las lesiones sufridas", agrega el citado escrito. El bebé padece "tetraparesia (debilidad muscular en las extremidades), epilepsia, hipoacusia severa por pérdida neurosensorial del oído, trastornos del lenguaje y retraso cognitivo, secuelas todas que hasta la edad adulta precisarán de terapia rehabilitadora y fisioterapia".
El niño "necesitará utilizar el resto de su vida órtesis para estabilizar su cuerpo y andadores y sillas de ruedas para desplazarse, así como adecuar la vivienda en la que resida", sigue describiendo el fiscal, además de "la ayuda indispensable y continúa de otra persona, lo que supone una pérdida de la calidad de vida muy grave para él y para sus familiares directos".
Así, el fiscal cree que la abuela del niño es responsable de un delito de aborto intentado en concurso con un delito de lesiones al feto, autora de un delito continuado de falsedad en documento oficial en concurso con un delito de suposición de parto, por lo que pide siete años de cárcel y la prohibición de acercarse y comunicarse con el menor en diez años. La tía se enfrenta a una posible pena de cinco años de cárcel por el delito continuado de falsedad en documento oficial en concurso con un delito de suposición de parto y el delito de presentación de testigos falsos.
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