En la provincia de Cádiz existe un rincón prácticamente desconocido incluso para muchos locales: La playa del Cañillo, también conocida como Playa del Botero. Este enclave virgen se esconde dentro del Campo de Adiestramiento militar del Retín, lo que ha contribuido a su excepcional grado de conservación. Visitarla supone una experiencia singular, alejada del bullicio habitual de otras costas gaditanas.
Situada entre Zahara de los Atunes y Barbate, esta playa ofrece una extensión lo suficientemente amplia como para que incluso con otros visitantes presentes, la tranquilidad siga siendo su seña de identidad. Su acceso limitado y su ubicación poco difundida la convierten en un auténtico paraíso para quienes buscan aislamiento y contacto puro con la naturaleza.
Un espacio para el senderismo, el mar y la historia
La playa del Cañillo, de arena fina y dimensiones generosas —1.900 metros de longitud—, es ideal tanto para deportes acuáticos como para la práctica del senderismo. Desde su orilla, se pueden contemplar las impresionantes vistas del acantilado del Tajo y del municipio de Barbate. Además, se encuentra muy próxima a las Marismas del Río Barbate, lo que añade un valor ecológico incalculable a este entorno natural.
El nombre alternativo de “Playa del Botero” se remonta a tiempos anteriores a la construcción del puente que actualmente cruza el río Barbate. Entonces, una barca de pasaje —el "botero"— se encargaba de trasladar a las personas de una orilla a otra, facilitando así el acceso a Zahara de los Atunes y otras zonas del Campo de Gibraltar.
Ecosistemas protegidos y vistas privilegiadas
Este tramo de costa se sitúa justo enfrente de las Marismas del río Barbate, uno de los ecosistemas más valiosos del Parque Natural de la Breña y Marismas del Barbate. La riqueza de flora y fauna en esta zona convierte a esta playa en un punto de alto interés medioambiental y paisajístico, además de un espacio ideal para la observación de aves y otras especies autóctonas.
Desde la arena también se puede divisar con claridad la Torre del Tajo, una construcción defensiva histórica que, junto al acantilado, forma parte de los emblemas visuales de este Espacio Natural Protegido. Aunque no se encuentra señalizada como tal, muchos visitantes acuden con sus mascotas, por lo que se considera una playa oficiosamente perruna, otro detalle que añade atractivo para quienes viajan con animales.



