Saray Soria, concejala en Arcos: "Sientes culpa aunque hayas sido responsable. Al final no contagié a nadie, pero tuve miedo"

La responsable de Servicios Sociales de la localidad fue una de las primeras infectadas por covid en la segunda ola. De profesión enfermera, estuvo cerca de marcharse a trabajar en hospitales durante el confinamiento. "Me convencieron de no hacerlo porque esta crisis es sanitaria, pero también social"

Saray Soria, delegada de Servicios Sociales de Arcos y una de las primeras en pasar la enfermedad.
Saray Soria, delegada de Servicios Sociales de Arcos y una de las primeras en pasar la enfermedad. MANU GARCÍA

A finales de agosto, la tranquila localidad de Arcos comenzaba con brotes donde antes no los hubo. La primera ola fue tranquila. Sí se notificaron casos y fallecimientos, pocos, pero estaban relacionados con un brote en la residencia de Ubrique. En la segunda ola, los casos se han multiplicado. Llegan a los 217, 47 de ellos en los últimos 14 días, y seis fallecimientos. De entre las localidades de más de 20.000 habitantes en la provincia, es la que más casos suma proporcionalmente en las pasadas dos semanas, 153 por cada 100.000 habitantes. Todo comenzó a finales de agosto. Entonces, personas llegadas de fuera del pueblo acabaron, sin quererlo, propiciando varios contagios que han convertido a la localidad en una más en esta crisis sanitaria.

Una de las primeras personas que se contagió fue la delegada de Servicios Sociales y Participación Ciudadana, la socialista Saray Soria. Enfermera de profesión, conoce la enfermedad por tres razones: como afectada, como sanitaria (aunque no ejerciente en la actualidad) y como responsable pública.

Pensaba en el revuelo que iba a generar. Es una enfermedad estigmatizada. Ahora en Arcos son números, pero esos días eran nombres y apellidos

"Por suerte no he estado mal, ha sido leve. Fue el impacto de ser de las primeras esta vez. En la primera ola fue más llevadero, digamos. No habíamos conocido la gravedad del asunto hasta ahora", explica, en su despacho, en una larga conversación donde repasa lo vivido. "Me tenía que llegar, no tenía más remedio que contagiarme", subraya. Le llegó por dos lados, en los mismos días. Por un lado, su hermano, con el que convivía por unos meses, había estado con un amigo llegado de fuera que dio después positivo. Por otro, su pareja también había tenido contactos sospechosos. Primero, Soria dio negativo. A los pocos días, se le repitió la PCR y, efectivamente, fue uno de los casos. Uno de la media docena que esos días preocupó a la localidad. 

Sus propios compañeros de gobierno de un Ayuntamiento liderado por Isidoro Gambín tuvieron que hacerse las PCR, que dieron negativo. Pero fueron días en los que vivió mucha tensión. Detrás de aquel titular de que había riesgo de un brote en el Consistorio había una concejala asustada que no paraba de darle vueltas a la cabeza. "Ya el hecho de confinarme era una incertidumbre. Pensaba en el revuelo que iba a generar. Conforme pasan los días ves que no dan positivo los de tu alrededor. Primero no es tanto que tengas miedo por cómo lo vayas a pasar sino pensar si has contagiado a alguien. Es una enfermedad estigmatizada. Hoy son números, pero entonces llamó la atención, se sabía quién lo tenía".

Explica que tuvo 20 días de confinamiento, de hecho. "Me autoconfiné antes de dar positivo. Al ser sanitaria, sabía que tenía que hacerlo desde que tuve la sospecha. La preocupación fue máxima. No me dio tiempo a contagiar a nadie. Pero sentía culpa por tener el coronavirus, aunque no hiciera nada mal, pero esa culpa la sientes". En paralelo, el citado miedo a pensar si podía acabar en la UCI como otra tanta gente que no eran, sobre el papel, personas destinadas a sufrir la enfermedad de forma grave. "Yo tenía mucho miedo por los tres que estábamos, por mi hermano, por mi pareja y por mí". En ese tiempo hasta recuperarse y volver al trabajo, no mantuvo contacto físico con nadie, ni siquiera con las personas de su entorno contagiadas. "Mi hermano estaba en una planta y yo en otra de la casa. Venían amigos a verme desde la calle, los saludas, hablas por teléfono, juegas en línea...". 

Saray Soria, en su despacho, durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA
Saray Soria, en su despacho, durante la entrevista. FOTO: MANU GARCÍA

El coronavirus es una enfermedad "diferente, porque si tienes otra enfermedad, sea una gripe o cáncer, digamos que puedes saber a lo que atenerte. Con el coronavirus, no, porque no se sabe, no puedes saber si te va a afectar más o menos". Esas ideas circulaban sobre su cabeza en aquellas tres semanas de encierro, sobre todo al principio. "Parece surrealista, es mucha incertidumbre y miedo". Al final, fue cansancio, dolor de cabeza y malestar de cabeza. "Es muy duro no ver a tus padres, convivir con tu hermano y no saber cómo está, que te cuiden tus amigos desde lejos. Hace meses que no veo a dos abuelos que tengo".

No fue entonces cuando pensó que, como enfermera, quizás fuera más útil desde un hospital. Eso había llegado antes. La historia podría haber sido distinta, asegura, si hubiera estado en otra delegación. Pero la de Servicios Sociales era clave durante el confinamiento, con la labor asistencial que se realiza desde estas áreas en todos los ayuntamientos del país. Prácticamente no hubo localidad donde no se organizaran bancos de alimentos. Arcos no fue menos. "Mis compañeros me convencieron de que no me fuera a trabajar. Yo estoy en el SAS, y solía trabajar en los hospitales de Cádiz o de Puerto Real".

Pero mientras lo meditaba y veía lo que ocurría lo pasó "mal. Me lo planteé. Si solo hubiera sido concejal de Participación, me habría marchado. Pero aquí en Servicios Sociales hemos estado en primera línea. Esto es una crisis sanitaria pero también social y económica. Fueron cuatro meses de confinamiento muy duros. Teníamos un volumen de personas para ayudar importante". Problemas de agua, de servicios básicos, o de comedores escolares que ya no abrían...

No puedes tener un miedo que te paralice. Si te toca, tranquilidad, porque seguramente lo pases de forma leve

Sobre el posible confinamiento de Bornos, que ya se ve posible a corto o medio plazo, indica que "sería importante, pero no solo porque tenemos familiares, amigos allí, sino también porque para Arcos es importante, gente de aquí que va allí, gente de allí que trabaja aquí". Pero insiste sobre la situación de Arcos: "Dentro de lo que cabe, son datos llamativos pero va a menos. Hay que seguir las medidas que nos pidan, el lavado de manos, la distancia, evitar aglomeraciones, la mascarilla... Y si la Junta pone el semáforo rojo, pues tendríamos que tomar otras medidas".

Subraya lo mismo de lo que tanto se habla. "No puedes tener un miedo que te paralice. Ni pasar de todo. Hay que ser responsables. Tenemos que convivir con esto. Yo no fui irresponsable, no lo considero. Aún así lo he cogido. Nadie está libre de cogerlo. Si te toca, tranquilidad, porque seguramente lo pases de forma leve. Pero lo primero si lo coges es proteger a los demás".

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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