El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro británico, Keir Starmer, escenificaron este miércoles en Londres una clara sintonía. Son los dos grandes líderes europeos (con permiso del Brexit y pensando con amplitud en 'lo europeo') que tiene la socialdemocracia occidental. Lo hicieron en un encuentro en Downing Street, el primero en siete años entre un jefe del Ejecutivo español y un primer ministro, con el contexto de Gibraltar.
El pacto sobre el Peñón sigue pendiente de su redacción final y ratificación, pero ya se perfila como un punto de inflexión. Sánchez lo califica de muy afortunado, felicitando a Starmer por su "iniciativa" para concluir con éxito una negociación que se ha prolongado más de tres años. Por su parte, el británico destacó que el nuevo marco estratégico bilateral llega tras un “duro trabajo” y representa una oportunidad para estrechar lazos más allá del Brexit.
Sánchez y Starmer rubricaron un documento que amplía la cooperación en siete ámbitos clave: crecimiento sostenible, política exterior, defensa y seguridad, migración, transporte, justicia y transición energética. El texto incluye compromisos como avanzar hacia un memorando de defensa, reforzar la lucha contra el crimen organizado y la violencia contra mujeres y niñas, o aumentar la ambición climática en la lucha contra la pérdida de biodiversidad.
En el terreno económico, el acuerdo prevé un nuevo diálogo de comercio e inversión para consolidar una asociación estratégica entre ambos países. Además, se reforzará la cooperación en turismo, educación, cultura, deporte e industria. Los ministros de Exteriores de España y Reino Unido se reunirán anualmente para hacer seguimiento del pacto.
No todos lo ven un éxito profundo
Sin embargo, la reunión también ha generado críticas. El alcalde de Algeciras, José Ignacio Landaluce (PP), tildó el encuentro de “oscurantista” y denunció el “vacío de contenido” sobre el tratado con Gibraltar. A su juicio, el Campo de Gibraltar sigue “ajeno a cualquier información” y teme que solo se conozcan gestos puntuales, como la eliminación de la Verja o el uso compartido del aeropuerto, sin concreción en asuntos clave como la fiscalidad o la zona de prosperidad compartida.
En la misma línea, el consejero andaluz de Presidencia, Antonio Sanz, advirtió de una “falta de transparencia” y alertó de que, si el acuerdo no corrige las desigualdades fiscales entre Gibraltar y la comarca, lo que se consolidará será “la desigualdad compartida”. “La obsesión no es quitar la Verja, es equilibrar social y económicamente al Campo de Gibraltar”, insistió.
