La playa de Santa Bárbara, en La Línea, vuelve a estar en el punto de mira. Esta vez, por una denuncia de Verdemar–Ecologistas en Acción, que ha alertado de la presencia de vertidos de aguas residuales sin depurar en la zona de baño. La organización ha presentado una denuncia formal ante las autoridades competentes.
Según constata el colectivo, el mar presenta restos visibles de toallitas higiénicas, espuF. Jimas, plásticos, plumas y otros residuos que alcanzan la orilla, donde se bañan familias y niños. La localización exacta del foco de vertido figura en la denuncia: 36°09'47.9"N 5°20'15.6"W.
“Un riesgo claro para la salud pública”
El portavoz de Verdemar, Antonio Muñoz, ha sido tajante: “Estamos ante un riesgo claro para la salud pública y el medio marino. No se puede permitir que los vecinos y visitantes de La Línea se bañen entre aguas contaminadas.”
La denuncia advierte de que estos hechos podrían vulnerar el Decreto 109/2015 de Andalucía sobre vertidos al dominio público hidráulico y marítimo-terrestre, entre otras normativas ambientales y sanitarias. El grupo ecologista reclama la localización inmediata del foco, el cese de los vertidos y la depuración de responsabilidades.
Una playa bajo críticas internacionales
Esta nueva polémica se suma a la mala reputación que arrastra la costa linense. Según un reciente informe del diario británico The Telegraph, La Línea de la Concepción alberga una de las peores playas del sur de Europa, junto a enclaves de Grecia, Portugal, Turquía y Croacia.
El medio reconoce que la playa tiene arena y amplitud, pero señala como aspectos negativos la proximidad a Gibraltar, cuyas vistas se combinan con torres y estructuras urbanas que rompen el paisaje. También destaca la presencia de la mayor refinería de petróleo de la península ibérica, que impacta tanto en la estética como en la calidad del aire.
A ello se suma la visión de la bahía de Gibraltar llena de petroleros, lo que, según el periódico, resta al atractivo visual de un horizonte marítimo limpio. Pero el problema no se limita a lo paisajístico: The Telegraph menciona problemas de seguridad y criminalidad que afectan a la percepción del destino.
El reportaje británico incluso aconseja a los visitantes moverse en grupo, moderar el consumo de alcohol y utilizar taxis por la noche, medidas que poco ayudan a mejorar la imagen turística de una playa que ahora también afronta un grave episodio de contaminación.


