La noche de Halloween dejó imágenes de lo más terroríficas en la provincia de Cádiz, donde miles de personas salieron a las calles para disfrutar de una de las celebraciones más esperadas del otoño. Una fiesta importada que ya se ha convertido en una tradición consolidada en buena parte de España y que cada vez cuenta con más adeptos, tanto entre niños como entre adultos. Las localidades gaditanas ofrecieron un sinfín de actividades centradas en el miedo y el terror, con disfraces tan elaborados que rivalizaban con los de cualquier película de terror.
Calles llenas de miedo, color y familias
En San Fernando, la afluencia de público fue masiva. Miles de personas llenaron las calles durante horas para participar en los eventos organizados en torno a la noche más terrorífica del año. Según destacaron fuentes municipales, esta fiesta “está creciendo cada año en la localidad isleña”, que atrae a visitantes de toda la provincia dispuestos a disfrutar del ambiente, los desfiles y los espectáculos temáticos. La apuesta por el entretenimiento y la participación ciudadana ha hecho de San Fernando uno de los epicentros de Halloween en Andalucía.
En El Puerto de Santa María, el ambiente no fue menor. Las calles se abarrotaron con miles de personas disfrazadas en una tarde-noche que combinó el terror con la diversión familiar. La localidad vivió una jornada de Halloween espectacular, con las calles repletas de familias, color, música y miles de personas disfrazadas. Desde primera hora de la tarde, la iniciativa Truco o Trato llenó el centro de vida con comercios decorados para la ocasión, que repartieron caramelos a los más pequeños y contribuyeron a una atmósfera festiva que se extendió hasta bien entrada la noche.
La ciudad de Chiclana también celebró su propio homenaje al miedo con el tradicional Laberinto del Terror, una de las actividades más esperadas de esta jornada especial. El evento invitó a los asistentes a adentrarse en un recorrido de varios metros cuadrados repleto de decoración escalofriante y personajes caracterizados que pusieron a prueba el valor de los más atrevidos. Entre risas, sustos y gritos, el laberinto se convirtió en una experiencia que mezcló el pánico con la diversión.
Más allá de las actividades programadas, los disfraces fueron los grandes protagonistas de la jornada. Vampiros, zombis, payasos asesinos y brujas recorrieron las calles en una demostración del mimo y la creatividad con que los gaditanos preparan esta cita cada año. Los ayuntamientos, por su parte, apostaron por reforzar la oferta de ocio y seguridad para garantizar que la noche se viviera con intensidad y sin incidentes.