La celebración de Halloween en San Fernando se ha convertido en uno de los grandes reclamos de la provincia de Cádiz. En los últimos años, la Isla de León ha conseguido atraer a miles de personas no solo de la localidad, sino también de otros municipios cercanos, que la eligen como destino para vivir una tarde-noche de terror en familia o con amigos.

El ambiente festivo comenzó ayer con la apertura del Mercadillo de la Noche de Brujas, que marcó el inicio de un intenso programa de actividades. A lo largo de la jornada se organizaron propuestas para los más pequeños, mientras que este viernes la ciudad ha vivido uno de los momentos más esperados con una masiva afluencia de público que ha llenado las calles del centro histórico y alrededores. Al extraordinario ambiente se ha sumado la espectacular puesta a punto de la organización.

Pasacalles, cine inmersivo y un fin de semana de miedo
El Museo Viviente de Monstruos Clásicos en la Alameda se ha convertido en uno de los espacios más visitados. Numerosos asistentes han disfrutado también de los pasacalles, animaciones y del Cine de Terror Inmersivo en el Cine Alameda, una experiencia que ha despertado gran curiosidad entre los aficionados al género. En paralelo, la Plaza del Rey ha acogido actividades dedicadas al público infantil, con una notable participación desde primeras horas de la tarde.

Para el sábado está previsto otro de los platos fuertes del fin de semana: la tradicional Noche de las Calabazas en el Parque Almirante Laulhé. Allí, las familias podrán participar en el popular concurso de calabazas decoradas, una cita que cada año suma nuevos participantes. La Plaza del Rey, por su parte, albergará un concierto Candlelight especial de Halloween, protagonizado por un cuarteto de cuerda rodeado de más de 3.000 velas, creando uno de los momentos más mágicos de la programación.
El domingo 2 de noviembre pondrá el cierre a un fin de semana de miedo, con la apertura continuada de los espacios temáticos hasta última hora. Vecinos y visitantes podrán recorrerlos, hacer fotografías y compartir su experiencia en redes sociales, reforzando así una tradición local que crece año tras año y que se ha consolidado como una de las citas más concurridas del otoño en la Bahía de Cádiz.




