La Audiencia Provincial de Málaga ha dictado una sentencia estremecedora: una pareja ha sido condenada por malos tratos habituales y “aterradores” a sus dos hijas, una bebé de apenas 47 días y otra de 2 años. El tribunal considera probada la violencia continuada ejercida contra las menores, que sufrieron quemaduras y lesiones de extrema gravedad.
El padre ha recibido una pena global de 16 años de prisión por un delito de malos tratos habituales, otro de violencia doméstica con alevosía y un delito de lesiones con el agravante de parentesco. También se le prohíbe acercarse a la menor, comunicarse con ella y se le inhabilita para ejercer la patria potestad.
Quemaduras en el 42% del cuerpo de la bebé
El tribunal acredita que el hombre sumergió a la bebé de 47 días en agua caliente “con ánimo de atentar contra su integridad física”, lo que le provocó quemaduras en el 42% de su cuerpo. La pequeña presentaba, además, lesiones en distintos estados de evolución que reflejan un maltrato constante durante sus pocos días de vida.
La madre, aunque fue absuelta del delito concreto de lesiones a la recién nacida —pues fue ella quien la trasladó al hospital en octubre de 2022—, ha sido condenada a 4 años de cárcel por malos tratos habituales y violencia doméstica con alevosía. Los magistrados destacan que su responsabilidad es innegable: “es imposible sostener que la madre nada tuviera que ver con tales hechos”.
Una niña de 2 años con quemaduras de cigarrillos
La segunda hija, de 2 años, tuvo que ser atendida en el Hospital de la Axarquía, donde los médicos le apreciaron lesiones compatibles con quemaduras de cigarrillos. El tribunal considera probado que fueron provocadas por ambos progenitores actuando de mutuo acuerdo, sin que la niña pudiera defenderse.
Ante esta situación, el Servicio de Protección de Menores decretó el desamparo provisional de ambas niñas y su acogimiento familiar, al constatarse la gravedad de los malos tratos y el estado de desnutrición y deshidratación de la bebé.
El informe forense ratificado en el juicio describe la situación como “aterradora”, corroborando un sufrimiento continuado: una recién nacida con casi la mitad del cuerpo quemado, junto con otras lesiones y secuelas que la acompañarán de por vida.
La sentencia reprocha el maltrato “prácticamente permanente desde el nacimiento” y la situación de absoluta indefensión en la que se encontraba la bebé, víctima de una violencia insoportable en su corta vida.
La madre de acogida de la niña de 2 años relató el impacto psicológico sufrido: cuando llegó a su hogar estaba aterrorizada, sufría terrores nocturnos y se despertaba diciendo: “bebé se quema, bebé pupa”, un reflejo del horror vivido en su propia casa.