En la segunda sesión de Cuartos destacan las comparsas Los prisioneros y Los ángeles de la guarda. También resaltan el coro de Valdés, la chirigota de Manolo Santánder y 'Los desvelaos' de Fran Quintana.

¡Carcelero, carcelero! Hoy vengo prisionero del carnaval. Como un pajarillo de colores atrapado en mi propia jaula. Una que hice con mimbres cuando niño, mientras jugaba a ser Don Quijote, mosquetero o vikingo. Tardes en la plaza dando guerra y molestando a los vecinos. Ángel de la guarda, mi dulce compañía a los pies de la cama. Duérmete pronto y no te desveles, no sea que venga el brujo y te lleve. 

El coro de Valdés hace regresar al mayor de los paraísos perdidos, el de la infancia, donde las decisiones se echaban a pares o nones y las cuentas se hacían con los ojos cerrados. Nostalgia a flor de piel con Clarita tocando la bandurria. Los nostálgicos de la transición han mantenido el listón en cuartos, con un primer tango en el que sienten vergüenza de ser un hombre, al igual que los que se mueven en manada. Homenaje para el cáncer infantil en la segunda letra. Un bonito detalle con esos pequeños superhéroes. Simpática la tanda de cuplés, donde brilla más el segundo. El popurrí, con algunas novedades, sigue siendo muy animado. Valga la redundancia. Los ángeles de la guarda siguen sonando igual de bien que en la fase anterior, por fin liberados de la maraña de voces estridentes del grupo anterior. Critican a esos patriotas que se sienten orgullosos a pesar de todo lo que hay en este país que da vergüenza. En la segunda letra describen una relación con el alcohol, con un remate previsible y un desarrollo más propio de una agrupación juvenil que adulta. Donde sí destacaron fue con los cuplés, uno para las aplicaciones de fotos de los móviles y otro enrevesado con términos ininteligibles que dicen que explicará la “Quiquepedia” Miranda. Si no chillan y además recuperan el humor en los cuplés, significa que los hermanos están en ese camino que les acerca de nuevo a su primera etapa, esa tan añorada por muchos.

A estos puretas deportistas les falta fondo para seguir en la carrera. Los crazy de los 40 se van quedando sin fuerzas en esta etapa, y los batidos de proteínas no serán suficiente para remontar. Una letra por el respeto a las mujeres y otra dedicada al concurso sevillano. Ellos se quedan con Cádiz en una letra un poco concursera. Los cuplés son chungaletes, incluso el remate del monitor sueco. Tendrán que pagar la cuenta del gym del próximo año. El "cuarteto". O el segundo capítulo de la la séptima temporada de la misma serie. Los de la gran puñeta. La misma dinámica de chistes y una parodia sin un buen hilo conductor que, en esta ocasión, ni siquiera consigue conquistar al público. Aburre la monotonía de este grupo. Lo modalidad necesita un desfibrilador urgentemente. Y son las alas de un Ángel las que hacen vibrar al teatro. Sólo que este Ángel no es de la guarda. Los prisioneros vuelven más relajados, sin los nervios del estreno, sonando mucho mejor que la primera vez y con mucha fuerza. Hacen un piropo a la mujer que desemboca en las pregoneras. Una mujer puede parar el mundo, dos son dos huracanes, tres son como un rayo, y cuatro, si son de Cádiz y son pregoneras, apaga y vámonos. Un desarrollo sublime. “Dije en cierto sitio con una copla lo que pensaba, salieron tres tipos y me dijeron que yo era un facha. Luego en otro sitio canté lo mismo exactamente y me llamaron rojo, antisistema y delincuente...” Así comienza la segunda letra que aboga por la libertad de expresión, haciendo una crítica a los “ofendiditos” que siempre encuentran algo a lo que sacar punta. Con este pase ya deja cuatro letras de pasodobles sin ningún desperdicio. ¿Qué quedará por venir?

Tras el descanso, la chirigota AVV. Gruñón de Arenillas se encontró un teatro silencioso. El grupo sigue defendiéndose bastante bien en este pase, con letras para la prostitución y los sin techo. Jugaron con el frío del teatro en contra en los cuplés y el popurrí. Las guerrilleras intentaron seguir defendiendo su posición, pero a estas alturas solo les quedan sus voces como escudos. Pasodobles muy planos en cuanto a la pluma. En el primero una madre pide a su hijo que deje el carnaval. Una historia de amor “a distancia”, entre una viuda y su difunto, en el segundo. A pesar de que el público empezaba a coger calor, Los brujos titis no fueron recibidos de la misma manera. “Qué tienes, ladrillitos coloraos, dime que tienes”. El grupo sí que llegó con las mismas ganas y la misma alegría. Bonito el primer pasodoble. El aficionado que ha vivido lejos de Cádiz sabe cuánto te unen las noches de concurso a tu tierra, siendo el carnaval un “cordón umbilical". Segunda letra para la industria del carnaval y todo lo que genera. Un grito por que se mantenga en Cádiz. Los pasodobles son viñeros a rabiar, y así siguen sonando. Algo más flojitos los cuplés que los pasodobles. A ver qué pasa.

A estas horas sólo quedamos en el teatro Los desvelaos. Y somos unos afortunados por recibir a este grupo, que sigue cantando con mucho gusto y sonando muy compacto, sin que haya ni una sola voz que sobre. Parece que los niños de Fran Quintana se están despertando. Presentan sus credenciales con dos buenas letras. Hacen un repaso del papel de la mujer en el concurso y se preguntan dónde están las copleras. En la segunda, más metafórica, hablan de su verdadera patria que es la infancia. La comparsa nos deja la dulzura en los labios. Sería una pena no volver a escucharla sobre las tablas.

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Estefanía Escoriza

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