Público sano y entusiasmado llegado desde diferentes puntos de Andalucía acude a la edición de otoño de uno de los eventos de estas características más importantes de España.
El sol cuece la nuca de los pocos que esperan en la entrada de Ifeca. Es sábado. Edición de otoño del 18º Salón Manga de Jerez. También es novedad. Nunca antes habían organizado unas jornadas en esta estación, y menos la semana anterior al salón de Cádiz. ¿Quizás por competir? ¿Por sacarle jugo económico al asunto? El Salón Manga de Jerez está entre los tres mejores eventos de cultura japonesa en España. En Andalucía es el segundo, ¿por qué no aprovechar el tirón? Son las diez de la mañana. Poco bullicio en la entrada. "Es raro, normalmente esto está a tope y en abril la cola llegaba hasta la puerta del parque de la Feria", comparte uno de los visitantes. La gente se aproxima a las barandillas de hierro, muestran la entrada, les colocan una pulsera azul y hacia dentro.
Unos padres acompañan a su hijo y a su amiga, ambos de 9 años. Los dos van trajeados, se han iniciado desde pequeños en la afición del cosplay, pero admiten que es la primera vez que acuden al salón imitando a un personaje de ficción. "¡Dile qué es lo que quieres comer!", le dice la madre al pequeño, a lo que este contesta con una sonrisa: "Bolitas de pulpo". Comenta que ven el anime juntos, la serie de la cual van caracterizados, y que su hijo tiene ganas de almorzar pulpo porque lo comen en esa serie japonesa que ven. Todo queda en familia. Los padres se muestran encantados de que él disfrute de la cultura nipona, una como otra cualquiera. ¿Reciben algún tipo de acoso en el colegio? "Para nada, ellos son los que marcan tendencia. Son los líderes", responde el padre. Se marchan. Normalmente en estos eventos eres devorado por la masa que intenta entrar en el recinto cubierto. Pero en este caso no, van por su propio pie. Menos público que en otras ediciones. En un principio parece que el invento no funciona.
"Aquí hay más interés de negocio que de manga. 8 euros me parece abusivo para un día"
Entran personas de todas las edades y de cualquier punto de Andalucía. "Nosotros venimos de Cádiz", apunta Dani García, un chico de 19 años que viene con dos amigos. ¿Cuál es el objetivo en esta jornada? "Queremos probar todos los juegos que haya. Aquí se viene a hacer de todo. Este salón siempre nos ha gustado, e incluso más que el de nuestra ciudad", indica uno de sus amigos, a lo que el último añade: "Yo traigo uno 60 euros para gastarme en lo que me atraiga, ya sea juegos de carta, merchandising, tomos...". Normalmente en el Salón Manga uno se deja los billetes. Todo aquel que sea habitual lo sabe. Un grupo grande procedente de Chiclana acaba de pasar por la entrada, tres de ellos se detienen un momento y critican algunos aspectos del evento cultural, entre ellos el precio: "Aquí hay más interés de negocio que de manga. 8 euros me parece abusivo para un día". "Cada vez hay más tiendas, antes ponían más cosas para que los chavales jugasen", comenta uno de ellos. No obstante, esta vez no está en lo cierto.
Pasadas las puertas de cristal, ya dentro del espacio cubierto, sí hay una pequeña cola de 40 personas. Esperan en el puesto de información y de inscripciones de torneos de videojuegos. Es necesario, ya que dichas competiciones se agotan pasadas las dos primeras horas. Luego, como si se tratase de una verbena, se oyen canciones populares. Una tómbola se instala justo al lado de la taquilla de consignas. Otra de las novedades. Hacia delante la zona recreativa de talleres como fieltro o hamma, además del circuito ninja o los torneos de softcombat. Hacia la izquierda exposiciones de figuras Pops y de Caballero del Zodiaco, además de juegos de cartas, de mesa y de dados. El crokinole y el Junglee Speed acaparan las mesas mientras que los demás juegos quedan relegados en un segundo lugar. Carlos Díaz, miembro fundador de la asociación CMCM es quien dispensa todos los tableros y juegos lúdicos. "En la jornada del viernes la mayoría de la gente se concentró aquí", señala sobre el éxito rotundo que tuvo su parcela frente a la zona de videojuegos. Son las diez y media, y los talleres de cartas Magic y YuGiOh ya están completos.
Si bien este personaje crea sensación en el merchandising, pocos pueden sacar tajada de ello. Según comentan muchos asistentes en la mañana, es la edición que menos puestos ha instalado. El hecho de que sea una edición improvisada, sin datos de que vaya a haber mucha afluencia, ha causado la espantada de tiendas históricas del Salón Manga de Jerez. Sin embargo, esta situación ha dado pie a que otras tengan la oportunidad de "probar suerte" en el salón. Es el caso de una tienda de maquillaje sevillana. Nunca antes había un puesto de estas características y los visitantes aplauden su incorporación. Pixoworld, otra tienda sevillana de figuras pixeladas, también agradece este nuevo evento y manifiesta que tiene intención de repetir el año que viene. Los presentes se muestran a disgusto por el número de puestos y todas las personas se concentran sin dejar espacio para pasar o contemplar camisetas, llaveros o tazas.
"No se hacen distinciones. No hay peleas, nadie se mete con nadie"
No obstante, la agresividad no es una cualidad en aquellos que visitan el Salón Manga de Jerez, al contrario. Todos los presentes coinciden en que se trata de un ambiente sano. "Se respira tolerancia. No se hacen distinciones. No hay peleas, nadie se mete con nadie", apunta uno de los padres que pasea dando círculos por el recinto mientras su hijo disfruta de todo lo que el evento ofrece. "Yo solo me disfrazo por carnavales, pero me gusta este ambiente", señala otro. Existe respeto. Se observa comodidad, naturalidad e ilusión. Si cada uno se detiene a contemplar la cara de algunos que caminan por Ifeca, puede percibir que la gente no tiene corsés. No existen filtros. Hay amantes de los cómics —con las eternas batallas entre DC y Marvel que quedan en nada—, apasionados de las manualidades, los videojuegos, las artes marciales, el para para (un baile popular japonés), los cosplays, el dibujo manga, los juegos de mesa... En el Salón Manga cabe de todo. No se discrimina a nadie, se acepta a todo el mundo. No hay normas, solo se pide respeto. Las paredes del establecimiento consiguen un efecto mágico para muchos de ellos, y es que cada uno puede ser como quiera sin miedo a la represión o a la burla. Sin duda, esa sensación de libertad se desarrolla en un espacio privado. La realidad no es esa. No es tan simple.
Pero no para todos. Dos de la tarde y hay quien llega ahora al recinto. Desde fuera se les ve, están cerca de la rotonda de los caballos de colores. Vienen con cosplay. Todavía no han pasado por la entrada. "¡Sakura!", grita un coche. Ninguno iba 'cosplayado' de este anime. Ifeca podrá crear una burbuja anti acoso, pero esta solo perdura durante tres días y dentro de su perímetro. Quizás quien chilló no sabía ni qué era Sakura. Pero lo que sí sabe es su intención. Que les llamen Sakura o friki no es una ofensa. No obstante, aquellos que no comprenden la maravilla que se concentra en estos salones y que procesan insultos, es porque no les han dado una oportunidad. No han querido palpar otra cultura —por el momento—.