Pedro Calderón de la Barca llegó a las islas en 2014 gracias a una beca y se ha quedado trabajando en una empresa que construye plantas de aguas residuales para Europa, Asia y África.
Desde pequeño tenía claro que iba a estudiar una carrera de ciencias. “Me gustaban las asignaturas relacionadas con la parte técnica”, dice Pedro Calderón de la Barca, un joven ingeniero jerezano que lleva dos años en tierras irlandesas. ¿Qué hace por allí? Fue en marzo de 2014 cuando su todavía incipiente carrera lo llevó a ganar el premio Ingenium que otorga el Colegio Oficial de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales de Sevilla (Copitise) por su proyecto fin de carrera, por el que consiguió una beca Leonardo da Vinci.
“Elegí Irlanda porque aquí se concentran la mayor parte de compañías internaciones en Europa”, explica Pedro, que comenzó haciendo prácticas en Ashgrove Renewables, una gran empresa de energías renovables, donde participó en el diseño y realización de los planos de bombas de calor para su posterior instalación de manera eficiente, explica. Ahora está en el departamento de ingeniería eléctrica de la empresa EPS Water, que se dedica a la construcción de plantas de aguas residuales por Irlanda, Reino Unido, Medio Oriente y Nigeria.
“Estoy muy satisfecho aprendiendo constantemente y trabajando codo con codo con grandes profesionales del sector”, explica Pedro, que está teniendo en el país irlandés su primera experiencia en el extranjero. Él lo tiene claro: “Recomiendo a todo el que pueda que no tenga miedo a salir y sobre todo, que no se cierre puertas”, dice.
Su proyecto fin de carrera contempló la construcción de un parque solar fotovoltaico en Jerez que fuera sostenible al margen de subvenciones
Pero antes de coger las maletas y abandonar su Jerez natal, Pedro probó suerte en España. Su proyecto fin de carrera contempló la construcción de un parque solar fotovoltaico en la ciudad, que “comprendía un estudio económico desde la óptica de conocer formulas y elementos que hiciesen al parque rentable con independencia de las subvenciones”, explica el joven jerezano. Basaba su idea en el grid parity, un método de obtención de energía con un coste inferior al precio de mercado. Su proyecto duerme en un cajón, pero gracias a su inquietud y formación pudo hacer prácticas de empresa en Gabitel Ingenieros, en Sevilla, donde fue responsable del departamento de incidencias del despliegue de la tecnología FTTH. “Había mucha presión y tuve a mi cargo a un grupo de personas, pero guardo un gran recuerdo de esa época que me formó tanto profesional como personalmente”, explica Pedro.
“En mi modesta opinión, pienso que la universidad debería estar enfocada al mundo empresarial y que las empresas podrían abogar por hacer un espacio más atractivo para retener a los ingenieros, médicos, etcétera, ya que creo y espero firmemente que haya hueco para nosotros en nuestro país”, sostiene el jerezano, que, de momento, se conforma con desarrollarse profesionalmente a más de 3.000 kilómetros de su casa. “Mi deseo es regresar y mi familia lo está deseando pero son conscientes de que estoy haciendo lo que debo y me apoyan mucho”, añade. “Actualmente no hay tejido industrial que absorba a todos los ingenieros magníficamente preparados que salimos de las universidades –abunda–, por lo que creo que esta experiencia me está sirviendo para desarrollar ciertas competencias que me añaden valor a la hora de afrontar una posible mejor posición en el mercado”.
En Irlanda, como no podía ser de otra manera, echa de menos “el sol, la comida y la familia”. “Aquí te das cuenta del tesoro que tenemos y más en Andalucía”, dice Pedro, que no pierde la esperanza de encontrar una oferta de trabajo que le permita volver a su tierra, de la que se informa leyendo la prensa, nacional y local: “Me llama poderosamente la atención cómo son los propios irlandeses los que en alguna ocasión preguntan cómo puede ir España de esa manera si lo tenemos todo para triunfar".
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