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Vecinos de la barriada de la zona Sur, denuncian la pasividad municipal con un edificio a medio construir que es usado como chutadero y vertedero, y desde hace dos meses, con otro expropiado por el Ayuntamiento que aún no ha sido derribado pero que ya ha sido víctima de actos vandálicos.

Desde 2008 varios vecinos de la calle Fernán Caballero, de la barriada del Agrimensor, llevan aguantando a pocos metros de sus casas que la obra paralizada de un edificio de tres plantas se haya convertido con el paso de los años en un vertedero y en un chutadero. Para su desgracia, desde hace dos meses, otra casa expropiada por el Ayuntamiento corre el riesgo de convertirse en un nuevo foco de infección. 

La primera parte de la historia, por desgracia, no es nueva. Van ya para seis años los que hace que la promotora de la obra quebró tras la crisis y dejó el inmueble a medio hacer. Desde entonces, primero los drogadictos, luego los vándalos y por último los guarros que se dedican a tirar su basura en lo que iba a ser el garaje del bloque, han convertido la zona en un apestoso lugar. De nada sirvieron los diferentes escritos remitidos a Urbanismo y a Medio Ambiente para intentar buscar una solución al problema, ni las decenas de firmas recogidas para tal efecto. El Ayuntamiento parece que se lava las manos toda vez que el edificio a medio construir pertenece a una entidad bancaria, tras serle embargado al constructor.

"Estamos a dos pasos del centro, pero nos consideran de segunda", critica Juan Álvarez, vecino de Fernán Caballero, que añade que "aquí parece que sólo interesamos cada cuatro años". Manuela Suárez, también vecina de la misma calle, señala que "cada dos por tres están aquí los bomberos", ya que los gamberros se dedican a meterle fuego a la basura y a todo lo que encuentran allí, como un sofá viejo que a algún desaprensivo le molestaría en su casa y que luce en la primera planta de lo que iba a ser el bloque.

A todo esto hay que sumarle lo fácil que resulta acceder al esqueleto de hormigón, todo un peligro para los niños que, curioseando, puedan meter un pie donde no deben o caerse desde las alturas de cualquiera de sus tres plantas.

Desgraciadamente, la historia tiene una segunda parte. A mediados del pasado mes de enero la familia del número 20 de Fernán Caballero abandonaba su casa tras llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento, que le expropiaba la vivienda para construir en ese lugar una calle

"Me dijeron desde Urbanismo que en el momento que les entregara las llaves ellos se encargaban de todo, que en dos días la casa estaría echada abajo porque ya tenían cerrada hasta la empresa que iba a hacer el derrumbe", afirma Antonio Becerra, antiguo inquilino del inmueble. Dos meses después la vivienda sigue en pie, pero ya ha sido saqueada. Así, puertas, ventanas, marcos, sistema eléctrico y todo lo que podía ser vendido como chatarra ya ha desaparecido. Otros se han dedicado a echar abajo las paredes y a meterle fuego a lo que era el salón de la casa. En definitiva, un nuevo solar abandonado, a apenas 20 metros del primero, que podría convertirse en otro improvisado basurero, como así temen los vecinos.

"Yo lo que digo es que ya me he encontrado cuatro ratas en mi casa, y no queremos que con esto pase lo mismo que con el otro edificio", afirma Manuela, quien espera que el Ayuntamiento acometa cuanto antes un derribo que se está demorando más de lo deseado. En cuanto al bloque, ya no saben qué hacer para que se les oiga. Sólo piden que se limpie y se tapie para evitar que la gente siga accediendo a él. 

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Jorge Miró

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