A pesar de que la plaza de la Encarnación cuenta con plazas reservadas al Obispado, a diario estacionan coches a los pies del templo, en el entorno del reducto alto.
Mejorar el centro histórico no solo es arreglar fachadas y urbanizar solares abandonados. A veces los detalles también cuentan y hacen mucho por lavar su, a veces, triste cara. La imagen que acompaña esta publicación, de Mario Benítez, refleja los coches que, a diario, estacionan en el reducto alto de la Catedral en lo que parece un aparcamiento privado para las personas que desempeñan su labor profesional en el templo.
Teniendo en cuenta que justo en la plaza de la Encarnación hay plazas de aparcamiento, algunas reservadas para el Obispado, no se entiende cómo el Ayuntamiento permite aparcar en este lugar, un hecho que por otra parte ya ha sido denunciado en más de una vez por la mala imagen que ofrece a los turistas.
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