El empresario y presidente del Consejo Social de Jerez, Antonio Mariscal, ha vivido durante diez días la que seguramente habrá sido la aventura más apasionante de su vida, ir al Everest y vivir la crudeza de ese entorno, que es el techo del planeta.
Según informaron a este medio familiares de Mariscal, este se encuentra bien y está terminando la bajada sin que eso no signifique que la montaña le haya ‘regalado’ malos momentos con temperaturas extremas bajo cero, ventiscas… en definitiva todo lo que es inherente a estar a tantos miles de metros de altitud.
Una decena de días “andando sobre nieve, sobre hielo, cruzando glaciares y subiendo y bajando montañas disfrutando de una naturaleza que conmueve y que te enseña lo que realmente somos y el minúsculo tiempo de nuestra existencia”, señala Mariscal en un post en Facebook.
En el final de la experiencia y antes de iniciar el regreso, un asunto que le “preocupaba” era que “todo este esfuerzo solo quedara en una bonita foto de finisher que únicamente alimentara mi ego y afán aventurero”. Así que en las míticas y trágicas alturas del Nepal quedan de su mano recuerdos como el que dedica, “con una bandera de plegaria por Pablo Sampalo mirando al Monte Everest frente a la casaca de hielo del Khumbu”.
El jerezano señala que “su espíritu ya convive con tantos otros, la mayoría igual de jóvenes, que fallecieron en este lugar sagrado, haciendo lo que les apasionaba”. Por cierto que también ha depositado en el lugar “un par de estampitas de Las Angustias” por una promesa a un amigo.
“No conquistamos la montaña, sino a nosotros mismos”, afirma citando a Sir Edmund Hillary, el primero que logró alcanzar con éxito la cima del Everest. “Una aventura como esta es un viaje interior, es lo que nos hace humanos”. El reto se lo dedica a su familia, “a Esther Rodriguez Páez y mis hijos Antonio y Lupe para que siempre puedan estar orgullosos de mí. Vuelvo a casa”.


