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Desde fuera, nadie diría que detrás de la discreta puerta se esconde un apartamento destinado principalmente al placer sexual. Esa precisamente es la idea. Que sea un nido de amor —y lujuria— que brille por su discreción.
Parque erótico se llama un apartamento turístico que lleva poco tiempo en funcionamiento en Jerez. El concepto, como su propio nombre indica, es claro: dejarse llevar por el placer. En el coqueto apartamento, ubicado en el barrio de Santiago, todo está pensado para tener sexo, dejando volar la imaginación. Y las fantasías. Es, digamos, el apartamento para recrear las 50 sombras de Grey a la jerezana.

Al entrar, está la habitación, con una amplia cama, que tiene esposas en cada una de sus esquinas. El techo es de metacrilato, o sea, que refleja todo lo que sucede en la cama. En la pared, a la derecha, hay una cruz de bondage, en la que se puede amarrar, con esposas, a la persona con quien se aloje en este apartamento turístico, que también incluye jacuzzi y un columpio sexual.
Antonio Carrera, junto a un socio, es el propietario de Parque erótico, que lleva apenas un mes funcionando, y que está teniendo buena aceptación. Por 190 euros la noche se alquila. Tienen otro apartamento, pero por peticiones de sus propios clientes, decidieron estrenar este, un concepto que da una vuelta de tuerca al fenómeno de los apartamentos turísticos en la ciudad.

No hay nada parecido en Jerez, ni en localidades del entorno, comenta Carrera, que no tiene competencia en ese sentido. En un futuro, quiere habilitar otro apartamento sexual, pero incluyendo garaje, para mayor discreción. Como pasa con otras cuestiones, la idea surge por las peticiones de sus clientes.
"Los fines de semana siempre se alquila", comenta Carrera, aunque también está teniendo clientes que lo demandan entre semana. "El columpio es algo que a la gente sorprende mucho, los amarres, las esposas...", comenta el empresario jerezano.

Este fontanero y electricista se encarga de las reformas de los apartamentos que compra, normalmente en mal estado, para convertirlos en alojamientos turísticos. Algo de lo que no vive, pero que aspira que sea su medio de vida en pocos años.
Hace tres años que Antonio Carrera, y su socio, entraron en el mundo de los apartamentos turísticos. Después de toda una vida como fontanero y electricista, se decidió a invertir en la compra de viviendas, que reforma, y luego pone en alquiler.

"Siempre había pensado en comprar e invertir", confiesa Carrera, que tiene dos apartamentos turísticos. Uno, "normal", y el Parque erótico. En apenas dos meses de obras, ha convertido una casa en ruinas en un apartamento enfocado al placer carnal.
Su idea es que, en unos años, cuando termine de pagar la hipoteca, pueda dejar su empleo como operario de mantenimiento. "En cinco años me quiero quitar de trabajar", comenta.


