La Hermandad del Prendimiento ha puesto en marcha un ambicioso proyecto para restaurar su paso de misterio, una obra de estilo neobarroco tallada y dorada en madera que supera ya los 40 años desde su estreno. El tiempo ha dejado su huella en el dorado y la talla, y la cofradía ha decidido iniciar por fin los trabajos que durante años habían quedado pendientes, incluyendo la creación de nuevas piezas que no se incorporaron cuando el artista sevillano entregó el paso a la cofradía.
La primera actuación será la sustitución de la parihuela, pieza interior fundamental para la estabilidad de la estructura. El encargo se ha firmado con Ebanistería Enrique Luque, tras la aprobación en el último cabildo extraordinario. “Esta es la primera fase de restauración del paso de Jesús del Prendimiento”, señalan desde la hermandad.
Un proyecto en fases
El hermano mayor, Javier Maldonado, ha explicado que la idea es estrenar la nueva mesa esta misma Semana Santa: “En principio vamos a hacer este año la parihuela. La vamos a probar el Miércoles Santo y a continuación tenemos que organizar dorado y restauración de piezas en mal estado”.
En fases posteriores, se acometerá la restauración del dorado y la imaginería. Los trabajos de talla serán realizados por el jerezano David Medina, la rehabilitación de las imágenes por Ismael Rodríguez Viciana y el dorado correrá a cargo de Paco Pardo.
Maldonado asegura que, tras la Cuaresma, se continuará con la incorporación de nuevas tallas y con la renovación del dorado: “El proyecto está ahora en su primera fase con los trabajos de carpintería, pero seguirá avanzando hasta recuperar el esplendor del paso”.
Una obra a la que le faltan detalles
El paso, tallado entre 1979 y 1984 por Manuel Guzmán Bejarano, siempre generó debate entre los cofrades. Muchos lo consideraron un trabajo inconcluso, debido a la sobriedad de su canasto y la ausencia de detalles propios de la exuberancia barroca. Otros, en cambio, lo valoraron como un ejemplo de minimalismo singular en la obra del artista sevillano.
El mayordomo de la hermandad, Manuel Ramos, recuerda que Guzmán solía introducir cambios sobre la marcha: “Era habitual que fuera haciendo modificaciones al diseño inicial conforme avanzaba en el trabajo”. El boceto, que se conserva en la casa de hermandad, confirma la fidelidad general al proyecto original, salvo algunos detalles que nunca se completaron.
La cofradía quiere ahora culminar lo que quedó pendiente: la crestería prevista en el diseño, la recolocación de los candelabros más hacia el exterior, la incorporación de jarras con flores de lis y la creación de basamentos para los candelabros. “Según el proyecto original, solo faltan estos detalles”, subraya Ramos.
Con esta restauración, la Hermandad del Prendimiento aspira a devolver al paso de misterio el brillo perdido con los años y a respetar el diseño ideado en los 80, completando al fin una obra que forma parte del patrimonio cofrade de la ciudad.


