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En mi deambular como concejal, cuando me preguntan “¿cómo te va?”, a todo el mundo le digo lo mismo: Estoy aprendiendo. Te conviertes en una esponja que debe escuchar los problemas de la ciudadanía y saber dar respuesta a ellos, debes informarte de cosas como el ROM, la RPT, las ordenanzas fiscales y municipales,  la junta de portavoces, las proposiciones, los ruegos y un largo etcétera de vocablos que antes desconocías. El otro día participé en unas jornadas que tenían un título de esos que me gustan: Presupuestos Participativos. Durante todo el día aprendí de lo que otros están haciendo desde hace algunos años, y no solo en nuestro país, sino también en otras latitudes como Brasil (Portoalegre), India o China o sitios más cercanos como Torredonjimeno o Conil.

Y he de decir que me ilusionó muchísimo comprobar cómo hay pueblos y ciudades donde los políticos escuchan en silencio lo que sus vecinos les dicen, donde les señalan qué cosas pueden mejorarse en la ciudad mediante el argumento y el consenso. Nadie mejor que los vecinos y vecinas saben dónde están las urgencias para así elaborar presupuestos participativos. A los que nos gusta la política participativa esto nos parece la panacea.

Algo está pasando en la sociedad cuando hay ciudadanos que sin colores políticos quieren participar en la toma de decisiones de los problemas de la ciudad. Para cumplir estos objetivos, lo principal es seguir unas pautas para que las cosas salgan bien y ganemos credibilidad. Primero, los partidos tenemos que tener voluntad política. Segundo, los presupuestos deben estar dentro de una planificación integrada. Tercero, es fundamental la autoorganización, construir de forma colectiva bajo el lema “una persona, un voto”. Cuarto, la descentralización de hacerse por distritos o barrios, pero intercomunicados. Y cinco, que dichos distritos y barrios sean inclusivos.

Con estos argumentos y el apoyo técnico de los empleados municipales, esta ciudad podría volver a ser la que fue antes de que se politizaran las asociaciones y con ello se abandonará el asistencialismo. Los políticos debemos mandar obedeciendo y darnos cuenta de que la participación es un derecho universal que lleva aparejado el derecho a decidir.

Mauel Fernández es concejal de Ganemos Jerez en el Ayuntamiento de Jerez.

Este artículo apareció publicado originalmente en el periódico Gente corriente, que edita Ganemos Jerez.

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