Otra Nochevieja de petardos... que la normativa impide hacerlos explotar

Personas con diversidad funcional, con alguna enfermedad, mayores y, en último término, animales de compañía son los que sufren las consecuencias

Imágenes de material pirotécnico, en una imagen de archivo.

La legislación municipal incluye, en la ordenanza de Policía y Buen Gobierno de Jerez, una prohibición expresa a la pirotecnia. Una situación que tiene su cara b, que está permitida su tenencia y compra. La razón es que, en sí mismo, no hay ninguna Ley en España que impida tener material pirotécnico, pues existen momentos, previa autorización, en que las administraciones pueden permtir su uso, pero en Jerez, según la citada norma municipal, no se pueden hacer explotar.

Y eso no ha evitado que, una Nochevieja más, los petardos hayan sonado por todos los puntos de la ciudad. Y todo tipo de material pirotécnico, pues desde algunos puntos de la ciudad se tiraron cohetes muy visibles justo después de las campanadas. Esos petardos no formaban parte de ningún programa municipal, no fueron lanzados ni mucho menos por el Ayuntamiento, aunque se asemejan a los que se tiran en momentos puntuales como cabalgatas o Feria. Fueron cohetes de particulares que resonaron en toda la ciudad.

La peligrosidad de estos elementos, que han causado ya en la historia reciente de la ciudad sucesos graves como el de Rocío Vázquez, que perdió un ojo y sufre otros problemas de salud derivados de un incidente en una Nochevieja, tiene también su otra consecuencia que es el problema para personas con diversidad funcional, o personas mayores y enfermas de otras dolencias, o incluso animales de compañía.

Las explosiones de material pirotécnico tuvieron lugar en Jerez durante la madrugada del 1 de enero más allá del horario de toque de queda, a la 1:30 horas. Lo que supone, primero, que deben de estar lanzándolos personas en el interior de su vivienda cuando ésta tiene patio, pero que en su versión más grave supone lanzarlos a la calle o incumplir las restricciones para lanzarlos en la calle. Sea como fuere, este tipo de actos van contra la norma municipal y son, cada año, un clásico de las fiestas navideñas. Es difícil, eso sí, controlarlo, porque la Policía Local, limitada en número, tiene difícil una actuación presencial en cada punto, porque la comisión de esta falta dura, en la mayoría de casos, apenas unos minutos, y no existen muchas formas de acabar procediendo a la propuesta de sanción concreta.