Mantiene inactivos estos sistemas de restricción del tráfico en calles del centro por la avería de algunos de ellos y la de muchas de las tarjetas de residentes.

Al finalizar el verano muchos jerezanos se percataban de que algunas pilonas del centro de Jerez se mantenían bajadas e inactivas. Las obras en algunos enclaves del casco histórico podían ser la causa de esta situación o probablemente las típicas averías que sufren habitualmente. El teniente de alcaldesa de Movilidad, José Antonio Díaz, ha justificado la bajada masiva de pilonas en el hecho de que "algunos residentes del centro tienen estropeadas las tarjetas que les permitían acceder". Según cuenta el delegado, la tecnología de estas llaves está obsoleta, por lo que dificulta pedir nuevas unidades de estos dispositivos. Debido a este problema técnico, todas las pilonas se encuentran inactivas y cualquier turismo puede acceder libremente al centro, lo que no significa que sea procedente o no pueda sancionarse su acceso en calles habitualmente restringidas.

Algunas zonas, como la plaza Vargas, señalizan que solo pueden pasar residentes, servicios de emergencia y carga y descarga de establecimientos. No obstante, muchos turistas en sus vehículos se aventuran a circular por plazas céntricas que no están bien señalizadas o cuyas pilonas no limitan el acceso, como más de uno ha podido ver estos días. Es el caso de un vehículo circulando desde la plaza de la Yerba hasta la plaza del Arenal en plena noche con personas paseando por la calle Consistorio. También es habitual encontrarse con turismos que dan media vuelta cuando llegan a dicha plaza por total desconocimiento de que no se puede pasar. Díaz afirma que la pilona que está entre Plateros y Yerba está estropeada porque sufrió un golpe recientemente por parte de un camión. "La reparación puede costar entre 2.000 y 3.000 euros. Es absurdo invertir en ello porque queremos quitar este sistema obsoleto".

De hecho, anuncia, la delegación de Movilidad ha montado un concurso público que está actualmente en fase de contratación para instalar la tecnología conocida como foto-rojo. Son cámaras que leen las matrículas de los vehículos de los residentes para permitirles el acceso a las zonas céntricas y sancionan a quienes no tengan autorización para circular por esas zonas del centro. Las tarjetas que utilizaban se desecharían y la tecnología de los semáforos con cámaras integradas pasaría a ser la nueva vía de entrada —como ya ocurre en muchas otras grandes ciudades— y así impedir el acceso de todo aquel que no sea residente. 

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Claudia González Romero

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