Miguel, el oscuro vecino de Picadueñas que mató a Buran: contó que habían roto cuando ya la había asesinado

En el entorno califican al acusado de ser "un poco raro, de campo". Llegó hace siete años tras salir de prisión por matar al amante de su mujer e intentar quemarla a ella dentro de la vivienda, según él mismo contaba

La vivienda donde vivía el acusado del asesinato de Buran, en Picadueñas.

Ya se han ido las teles en Picadueña Baja este martes. Vuelve la normalidad a un barrio normal de Jerez, con esos aires de antiguo extrarradio medio urbano y medio rural. Aunque la barriada está extrañada, eso sí. 'Sorpresa' quizás no sea la palabra. Porque Miguel, ese vecino que se compró una casa hace unos siete años, tras salir de la cárcel, ha vuelto a prisión y eso no puede sorprender.

Extrañeza porque cometió un asesinato, el que le imputan los investigadores, el de Buran, pero no sorpresa. Porque desde que llegó al barrio, contó con normalidad que había matado a una persona años antes en Almería. Por eso, no puede sorprender que un asesino reincida.

Miguel M. M. era un hombre bajito, nada corpulento, aunque activo a pesar de los años, y solía pasar con su bicicleta de motor eléctrico por las cuestas de Picadueñas. Cuentan de él que no bebía alcohol, y que era un hombre "seco", "de campo", "un poco raro". "Él mismo contaba que había matado a una persona en una finca, y que había intentado quemar su casa con su mujer dentro". Esa persona a la que asesinó era el presunto amante de su esposa, contaba él mismo, un inmigrante trabajador en el campo almeriense.

Decía a su entorno en Jerez que sí, que había matado a aquella persona y que entre el asesinato y el intento no consumado de hacer lo mismo con su mujer le habían caído más de 20 años en prisión, que cumplió en El Puerto, cumpliendo también noches en un centro de inserción hasta su puesta en libertad.

Salió de la cárcel hace algo más de un lustro. Compró la casa que este domingo fue precintada por la Policía Nacional, que ya desde la desaparición de Buran, conocida en julio, estaba siendo vigilada por agentes, que entendían que Miguel tenía algo que ver, y no se equivocaron.

Vista desde el exterior del pequeño huerto en la azotea de la vivienda.  MANU GARCÍA

La vivienda es una de tantas construidas en Picadueñas. Una casita desordenada entre casas de otras alturas. Arriba, en la azotea, Miguel tenía gallinas y unas plataneras bien visibles desde el exterior. En algún momento, tuvo problemas con el vecindario por la situación en la que se encontraba, con alguna molesta suciedad para el entorno. Una vez, llegó a instalar una especie de grúa manual para subir y bajar elementos de la terraza.

También contaba con una furgoneta, aparcada ahora relativamente cerca de la vivienda, una vez que ha sido investigada por la Policía Nacional. En el entorno creen poco probable que matara a Buran en el interior de la casa, o que la descuartizase allí. Al menos, porque no han oído ruidos durante el verano que les hagan sospechar.

Cuentan en el vecindario que Miguel llegó a referirse a Buran. "Él había dicho alguna vez que era su pareja, pero que habían terminado y que por eso no venía más". Esto lo contó en el vecindario cuando ya había matado y descuartizado el cuerpo de la mujer iraní. De unos años a esta parte, se le había visto menos por las calles. Al principio, fue más activo acudiendo a negocios e intentando tener una vida 'normal', pero al final acabó centrado en su huerto y en una pequeña propiedad a las afueras, cerca de donde se encontró el cuerpo de Buran dentro de un pozo.