David Torné, de 31 años, vecino de Icovesa, abandona un empleo fijo para montar su propia peluquería. Nunca ha estado en paro.
Un trocito de la época dorada del cine de Hollywood se ha hecho sitio en un recoveco del corazón de Jerez. No se trata de una exposición dedicada a este periodo del Séptimo Arte, ni a una sala de exhibición de cintas para eruditos y forofos. Es una peluquería que nace de la mente y el atrevimiento de un joven jerezano, David Torné, de 31 años. Entre fotogramas de actrices y actores emblemáticos del cine estadounidense de los años 40 y 50, carteles de películas y objetos propios de la época como una claqueta o uno de los primeros teléfonos color rojo maneja la tijera y otorga personalidad al cabello en su recién nacida peluquería.
Paseas por calle Armas y ves un local en cuya fachada cuelga el nombre y la imagen de la marca: RockintAge. Nada más. Solo aciertas a adivinar que es una peluquería cuando fijas la vista a través de los cristales y ves entre imágenes de Paul Newman y otros iconos del cine, espejos, secadores y lavacabezas. La decoración corrió a cargo de David y su pareja. El objetivo era claro: romper con lo habitual. “Las peluquerías de aquí son todas muy clásicas” y él es un apasionado de esa época. Quería desmarcarse y lo ha conseguido. Para ello ha invertido entre 15.000 y 18.000 euros de sus ahorros y ha contado con ayuda económica de su familia. ¿Y con ayudas a emprendedores? “Siempre que iba a algún sitio me decían que era una pena, que por un año no me podían dar las ayudas, como tengo 31”.
El interior del negocio es único y David también. Desde que acabó su formación de estética y peluquería ha estado trabajando en la misma empresa en la que realizó las prácticas, nunca ha estado entre los que mes tras mes forman parte de la lacra del paro. Durante junio ésta ha menguado en 546 personas, un 1,7%, pero Jerez carga con el peso de 31.204 desempleados. Dato sin duda positivo, aunque en el resto de la provincia el descenso ha sido más acentuado. Para cualquiera que lea es una buena noticia, sin caer en la complacencia, dada la estacionalidad y precariedad del mismo que una vez más critican los sindicatos. Eso lo puede saber bien el propio David que en mayo abrió las puertas de la peluquería. Hubo quien le advirtió de que tener ese empleo fijo era casi como tener un tesoro y del riesgo que implicaba dejarlo. Él no lo veía tan bonito, con 31 años continúa viviendo con sus padres, por necesidad y no por elección. “Iba al banco a pedir un préstamo para una vivienda y al ver mi nómina me decían que no me lo daban”, cuenta.
Su primera opción fue marcharse a trabajar fuera; algunos de sus amigos lo han hecho y les va bien. Lo descartó y decidió montar su propia peluquería. “Creo que es a lo que aspiramos los que trabajamos en este oficio. Cuando trabajas para otros las condiciones no son tan buenas como te gustaría. Ahora también me harto de trabajar, pero es para mí”.
Cada mes hace frente a un alquiler de 561 euros, sin IVA. Debe realizar entre 60 y 70 cortes de pelo para el pago del local
Un “cúmulo de circunstancias” le llevaron poco a poco a decidirse. Una de las razones definitivas fue encontrar un local adecuado en el centro donde trabajaba antes y la zona en la que su clientela le animaba a que se instalase. Se dirigió a La Moncloita –delegación de Impulso Económico– para que le asesoraran. Fue una aunténtica maratón burocrática. “La licencia exprés tiene de exprés solo el nombre, te piden muchos requisitos, es mucho papeleo”.
En principio no cuenta con ningún empleado, antes quiere consolidarse. Cada mes ha de hacer frente a un alquiler de 561 euros, sin IVA. “Es muy barato para tener 60 metros cuadrados y por su ubicación”, explica. Debe realizar entre 60 y 70 cortes de pelo para el pago del local. Para cualquiera que sepa contar sabe que David tiene una ardua tarea por delante y optimismo a raudales. “La crisis no ha acabado, pero lo peor ha pasado”, afirma este joven emprendedor de Icovesa.
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