Montadores, operarios de sonido e iluminación y demás trabajadores de la preproducción, trabajan a contrarreloj preparando el Primavera Trompetera de Jerez: "El viento es nuestro peor enemigo".
La primavera en Jerez está en construcción. Maderas bajo la chapa, un plato en una batería y los raíles con luces de colores, que no falten. El Circuito de Jerez acoge la cuarta edición del Festival Primavera Trompetera. Escasas horas para que el show comience. Los músicos afinan, ensayan y acomodan las luces al tono de su piel, mientras los montadores se meten el dedo índice en la boca. "El viento es nuestro peor enemigo", comenta uno de ellos. Cuatro escenarios componen el festival que nació para "promover la música y los grupos de la ciudad", como dijo El Canijo de Jerez durante la presentación del segundo certamen, en 2015. De una sala cerrada a un escenario, y de uno a cuatro. lavozdelsur.es visita las instalaciones un día antes para palpar ese trabajo a contrarreloj de operarios de sonido e iluminación, riders ténicos y montadores, que son capaces de subirse a 15 metros de altura.
Xavi Tobeña es un joven catalán de 26 años que no tiene miedo a las alturas. Hoy no está sujeto en el aire, más bien se encuentra ultimando el escenario más pequeño, Jerez es Música. Llegó a la ciudad el 24 de marzo con un equipo de diez personas, e informa que montaron dos orbits (escenarios con la cubierta redonda) en solo dos días. Xavi lleva tres años trabajando como montador. "No tenía trabajo en el pueblo (Solsona), hice dos grados superiores y ahora estoy opositando para bombero", relata. "Soy muy punky", ríe. Continúa en su empresa, Power Band, porque son "una familia magnífica". Pero sus compañeros ya se fueron. Él se queda como retén durante el festival para supervisar las estructura.
Confiesa que no le cuesta mucho trabajo quedarse en la ciudad porque le encanta Andalucía y su gente. Al joven catalán le acompaña el jerezano Hugo Pérez, de 26 años. Él lleva un año menos en el mundillo de los hierros y las grúas, o "pio-pio", como ellos las llaman. Empezó con el sonido, "gracias a Luis, de Provis". En la actualidad trabaja para Edificarte, la empresa que montó los dos grandes escenarios, Alegría y Primavera, desde el 16 de marzo. Su equipo ya terminó y ahora ayuda a Xavi con sus últimos arreglillos, ya que ambos se conocieron en 2016 durante el montaje del Festival Starlite de Marbella.
¿Qué es peor, el viento o la lluvia? "Sin duda el viento. Con la lluvia puedes trabajar. Yo he estado montando a 15 metros de altura mientras llovía y un río pasaba por debajo", contesta Xavi. "Recuerdo que en Tarifeando —festival de Tarifa— hizo un viento de 113 kilómetros por hora y ocurrió una tragedia", incide Hugo. Sostienen que los accidentes son puntuales. Rasguños, rozaduras... "El martillo es una de las herramientas que más se suele caer". Pero cuando ocurre solo queda gritar y que todos se escondan como buenamente puedan. Los dos han trabajado en multitud de festivales y conciertos montando escenarios, pero siempre hay uno que guardan con especial cariño. Hugo solo tiene que enseñar su casco para mostrar su pegatina del Chanquete World Music, en Nerja. Xavi se inclina más hacia el Camp Nou y deja ver sus tatuajes del Barça. "Nosotros montamos las torres en la final de la Champions y pude alzar la copa con mis manos", recuerda con enorme ilusión.
¿Hay algún artista que agradezca vuestro trabajo? " Lo han hecho Tomasito, El Canijo de Jerez, Calle 13 y Mark Knopfler", enumera uno de los dos montadores. "Pero vamos, pocos son los que se interesan", señala el otro. Incluso han tenido que lidiar con cantantes que al llegar al evento han visto el escenario montado y han exigido que pongan otro, solo por cuestión de gustos. Dani Martín es uno de ellos. El trabajo de estos jóvenes varía, depende del tiempo del encuentro y del rol que ocupen. Andrés Morales, de 32 años, y Juan Antonio Nono López, de 34, llegaron al festival hace apenas unas horas y se encuentran desbordados en el escenario Primavera. Ambos vienen de Chiclana, de Multi Son, una tienda que vende y alquila instrumentos. Ellos son backliners, o riders técnicos, las personas que se encargan de montar instrumentos pesados que normalmente las bandas no suelen llevar consigo a los eventos.
Andrés es músico y trabaja como backliner en su "tiempo libre", desde 2014. "Traemos cuatro baterías y unos diez amplificadores". Los dos deben montar los instrumentos de todos los grupos en los cuatro escenarios. "Sí, solo nosotros dos, somos superhéroes, nos multiplicamos", bromean. "Pero la movida es durante el festival, que tienes que estar pendiente de todos los instrumentos", comenta Nono, quien lleva en el mundillo desde 2008.
A pocos metros, en el escenario Alegría, doce técnicos trabajan para ascender los raíles de luz y sonido. Cerca de una docena de empleados de Sonobexi, una empresa de Jaén, trabajan a contrarreloj con los tiempos programados para que la música y la iluminación vayan en sintonía con el nombre de las tablas que ocupan. El equipo llegó un día antes del inicio del Primavera Trompetera Festival y por la tarde ya les visita Loquillo para poner a prueba el trabajo de estos jienenses. José Antonio Pozo, de 33 años, es ingeniero especializado en sonido y responsable técnico de uno de los escenarios más grandes del certamen. Se introdujo en el mundo de los decibelios porque, como narra, de pequeño le gustaba la electrónica y el sonido. La empresa, con más de 30 años de experiencia, ha trabajado en Etnosur, el festival En Órbita de Granada, Dreambeach Villaricos, Viña Rock y en el Festival Internacional de Benicasim. Además de ser el equipo de sonido e iluminación que acompaña a Fangoria. Tanto ellos como los montadores viven con miedo a que el viento sople fuerte el 31 de marzo y el 1 de abril. "Es lo peor, lo más jodido".
Ellos, como los demás trabajadores del "backstage de la música", también se quedarán durante el festival. Algunos se relajarán y disfrutarán de la electrónica de Fuel Fandango, de las piruetas de Miguel Campello o de los ritmos cubanos de Orishas, y otros vivirán en tensión por si viene una ráfaga de viento o por si la masa de fans atraviesa sus hermosas edificaciones.


