La Feria a través de las fotos: el postureo en su máxima expresión

Un joven se hace 'selfie' en la Feria. FOTO: MANU GARCÍA.
Un joven se hace 'selfie' en la Feria. FOTO: MANU GARCÍA.

“Vamos a echarnos una foto”. Puede ser, tranquilamente, una de las frases más escuchadas durante la semana que dura la Feria del Caballo. ¿Cuántas fotografías se pueden hacer durante la fiesta? ¿Miles? ¿Millones? Es imposible saberlo, pero sí diferenciar entre los tipos de “fotógrafos” —entiéndase la expresión— y fotografiados que se pueden observar durante una jornada en el González Hontoria. Pongamos que es viernes de Feria. La fiesta se aproxima a su final y por el Real es difícil andar casi a cualquier hora del día. Se nota bastante la presencia de visitantes de poblaciones cercanas que, con la llegada del fin de semana y liberados de compromisos laborales/estudiantiles, aterrizan en el parque de la Avenida Alcalde Álvaro Domecq.

Basta con echar un leve vistazo para observar al primer tipo de fotógrafo —que me perdonen los profesionales—, por ejemplo, la joven que luce traje de gitana y quiere que su amiga inmortalice el momento, normalmente con el alumbrado o alguna bota de vino de fondo, para luego acabar seguramente en Instagram con muchas etiquetas —#friends, #felicidad, #rebujito, #aquímueroyo, #enmisalsa, #happyhappy… basado en hechos reales, ojo— y algún que otro filtro. Aunque también está quien lo graba para hacer un stories —un pequeño vídeo que apenas estará online 24 horas— para subirlo a la red. “Estoy enganchada a los stories”, confiesa una amiga. Tampoco hace falta que lo jure.

Un hombre grabando el paseo de caballos de la Feria. FOTO: MANU GARCÍA.

Los coches de caballos también son un buen sitio para sacar a relucir las ansias de postureo que todos llevamos dentro —unos más que otros, seguro que cada lector tendrá en la cabeza un nombre al leer estas líneas—. Ahí, mientras pasea por el Hontoria, un señor enchaquetado saca el móvil para hacerse un selfie con su amigo, una imagen con la que dará envidia a quien no haya podido venir a la Feria. Seguimos para bingo.

Luego está el que se cree fotógrafo profesional. Esa persona que se compra una cámara réflex —que maneja a duras penas— y que cree que puede emular a Cartier-Bresson —el célebre padre del fotorreportaje— pero por nivel no le da ni para trabajar en un fotomatón —que echa las fotos solo, imagínense—. Normalmente suele llevar una maleta para portar el equipo —la cámara y algún objetivo que le regalara la tienda donde la compró—, aunque la usa poco, ya que es en la mano donde porta la cámara la mayor parte del tiempo… no vaya a ser que se le escape alguna imagen.

Los hay clásicos, quienes aprovechan la Feria para echarse una foto con Endemoniao, el caballo de cartón que pasa toda la fiesta en el Paseo de las Palmeras dentro de un pequeño estudio fotográfico decorado con toques feriantes. Pero son los menos. La mayoría no duda en tener el móvil en la mano prácticamente durante toda la jornada. ¿Que se baila con amigos? Hay que echar una foto. ¿Que alguien hace una gracia? Hay que hacerle una foto. ¿Que se cae un vaso? Lo mismo.

Un grupo de amigas haciéndose un 'selfie'. FOTO: MANU GARCÍA.

¿Y los palos de selfies? Cuando creías que eran cosa del pasado, que prácticamente eran historia, llega la Feria y descubres que siguen existiendo. Y que incluso hay quien los utiliza para intentar ligar. Hasta haciendo una conga se saca el dichoso palito para hacer fotos mientras, detrás tuya, bailan desconocidos a los que verás poco o que, si te encuentras por la calle, agacharás la cabeza recordando este momento. Las cosas de la Feria.

La parejita que se echa fotos con el alumbrado/caseta, la amiga que saca el móvil y no para de hacer selfies —esta vez “manualmente”—, el que está viendo una actuación y la graba al completo —¿para qué habrá ido entonces?—… Hay muchos tipos de fotos durante una jornada en la que el Real está a rebosar y las energías de quienes cogieron la fiesta desde el principio ya flaquean. Pero aún queda todo un día para seguir echando fotos en el Hontoria. Cada uno con su estilo, claro.

Sobre el autor:

Foto Francisco Romero copia

Francisco Romero

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla. Antes de terminar la carrera, empecé mi trayectoria, primero como becario y luego en plantilla, en Diario de Jerez. Con 25 años participé en la fundación de un periódico, El Independiente de Cádiz, que a pesar de su corta trayectoria obtuvo el Premio Andalucía de Periodismo en 2014 por la gran calidad de su suplemento dominical. Desde 2014 escribo en lavozdelsur.es, un periódico digital andaluz del que formé parte de su fundación, en el que ahora ejerzo de subdirector. En 2019 obtuve una mención especial del Premio Cádiz de Periodismo, y en 2023 un accésit del Premio Nacional de Periodismo Juan Andrés García de la Asociación de la Prensa de Jerez.

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