La fase 1 es de 'cañas': poco 'cafelito', más cerveza

Las primeras horas del desconfinamiento de la hostelería traen mucha incertidumbre: "Este año no cerramos en agosto, bastante hemos descansado ya"

Un hostelero, trabajando con protección. FOTO: MANU GARCÍA
Un hostelero, trabajando con protección. FOTO: MANU GARCÍA

Muchos prefirieron no abrir a primera hora de la mañana. Algunos de los que lo hicieron se cruzaron de brazos. Quizás hubo quien tuvo más suerte. Quizás fue una tormenta en Jerez que descargó al mediodía, pero muchos bares que pudieron abrir el primer día tras casi dos meses vieron un nubarrón. Muchas dudas, poca clientela. Lo contaba Chari García, de la Cafetería Motera City, junto a la Moto Alada, a unos metros de la zona más afectada por el coronavirus en Jerez, el geriátrico La Marquesa. "Aquí no vienen, no pueden salir", explicaba la propietaria refiriéndose a los ancianos. No tiene miedo. Ha tomado medidas de seguridad. Alrededor de las doce de la mañana, no parecía muy satisfecha con el inicio de la nueva normalidad, de la fase 1.

Aún mantiene el ERTE, deseando reincorporar, pues será buena señal. Apenas uno de los empleados se ha reincorporado unas horas, con tres más a la espera de volver. "A ver cómo sale". En una mesa, un grupo de moteros. Jarras a 1 euro, tintos a 1,50, en un cartel grande. Si cerrabas el ángulo, parecía un poco el mes de mayo de la antigua normalidad, la que debería haber dejado este bar a la entrada de Jerez desde el Circuito a rebosar. En una tele en la terraza, bajo el toldo, donde quizás se habrían agolpado algunos motoristas sin entradas para el Gran Premio, emiten Canal Sur el programa mañanero, con una entrevista al periodista Theo Vargas, la voz del Cádiz que ha salido adelante tras varias semanas en la UCI.

Antonio Sánchez regenta el Bar Pancho. Contaba su situación poco después del inicio del estado de alarma. Cuenta que abre para apenas ganar. Entre gastos fijos... "Menos se hace en casa", explica después de haber puesto apenas un par de cafés. Su bar, donde trabaja él solamente, es el de muchos empleados del pequeño polígono a un lado de la avenida de Europa, en calle María de Xerez. "Llevan 50 días trayéndose el bocadillo". Uno de sus habituales ocupa una silla en la terraza. Trabaja en una tienda de estanterías. "Ahora lo primero que preguntas a alguien es si tiene salud", cuenta, algo recostado. Luego, viene lo de esta crisis. "Yo creo que no va a ser como la de 2008". Aunque, eso sí, Antonio reconoce que el golpe se lo da la falta de colegios. "Eso mueve la economía, paran las madres en el bar". Pero, bueno, hay que "seguir con la vida". Y la vida ahora es otra. En cuanto haga sol, explicaba, la gente se va a animar. "Verás la semana que viene", anticipa el cliente.

El Bar Fran, en La Constancia, la primera hora de este lunes. FOTO: MANU GARCÍA

Por las calles del barrio de San Miguel, casi un domingo en la mañana. Como en calle Larga. El trasiego de gente no es la de los bares, sino la de las compras. Carritos. Pollos asados por encargo. Pero nada de terrazas. La tarde mueve el mundo. El puro mediodía de las tapitas. El tiempo está más tranquilo. Ya no caen chuzos. Matías, del bar Matías, como su padre, quien abrió este bar que sobre todo vende caracoles, también echa de menos los colegios. Hace dos meses, además, le cerraron la entidad bancaria de al lado, que le daba juego. Algunos clientes, tímidamente, van preguntando. "Habré puesto 30 cafés en toda la mañana". Nada que ver en este espacio de parroquianos de El Almendral. Ni colegios ni bancos. El primer día ya va la gente con curiosidad si también atiende en terraza. Sobre todo, caracoles para llevar. El pan de los desayunos "me vale para el día siguiente, no lo he gastado". Y lo asume. La nueva normalidad son los bares a media asta, horarios desconocidos, nuevos. Todo será lo que quiera la gente que sea. Y madrugar como antes para tomar café, en el primer día, no era lo previsto. "Otros años, con los caracoles podía cerrar en agosto para irnos de vacaciones. Bastante hemos descansado ya". Este año, no. Tampoco ha reincorporado a una empleada de su ERTE. La nueva normalidad dirá cuándo. La primera mañana, con sus lluvias, no acompañó.

La tarde es otra cosa. Bares. Terrazas. Solo hace falta pasear por Jerez. Alguno más cerca. Otro más lejos. Algún despistado respecto a las medidas de seguridad. ¿A los baños se puede pasar? Veremos, depende del bar. Había ganas de una tarde sin lluvia. La cerveza junto a la gente que pasea. Que sale a correr. Algunos de los que hace una semana corrían, hoy vuelven a recuperar un poco de su antigua normalidad. Otra cerveza. La nueva anormalidad, que es cambiar de hábitos según la semana. El martes, cuando los parroquianos saben qué bares han abierto, quizás cambie la cosa. "En cuanto salga el sol, se van a llenar los bares desde por la mañana".

Sobre el autor:

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Pablo Fdez. Quintanilla

Licenciado en Periodismo y Máster en Comunicación Institucional y Política por la Universidad de Sevilla. Comencé mi trayectoria periodística en cabeceras de Grupo Joly y he trabajado como responsable de contenidos y redes sociales en un departamento de marketing antes de volver a la prensa digital en lavozdelsur.es.

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