Descartada ya la vía de la representación institucional, Almudena Navarro (Jerez, 33 años) se centra meses después de salir del pleno municipal en la docencia —en sus clases del CEIP Luis Vives, a las puertas del barrio de Santiago— y ha retomado esa otra forma de hacer política que no tiene nada que ver con argumentarios ni con esa política a menudo insustancial e inmersa en la truculenta vida de eso que llaman ‘partidos’.
Bailaora, profe de inglés, gestora cultural —comparte dirección del festival Kriatura con la danesa Kirstine Hastrup— y madre de dos niñas, la inquietud creativa y artística de Navarro tenía complicado circunscribirse por mucho tiempo a los corsés y los tiempos de la cosa municipal. Ahora que concilia mejor la vida familiar y personal con lo profesional, la joven jerezana ha vuelto a dar rienda suelta y a compás a lo que más le gusta del mundo: inventar, crear, proyectar, imaginar...
"Sigo apoyando la cultura jerezana, aportando, pero desde un prisma en el que me siento más cómoda"
"Hace poco una antigua compañera me dijo: te echamos de menos en la política, pero me alegro un montón que estés haciendo esto porque al final estás también impulsando el arte y la cultura desde otro punto de vista y desde la creación de proyectos, que realmente es lo que tú amas. Dio en el clavo. Sigo apoyando la cultura jerezana, sigo aportando lo que puedo, sigo creando identidad, pero desde un prisma en el que me siento más cómoda".
Cuenta esto a lavozdelsur.es la ex concejala del Ayuntamiento de Jerez —renunció al acta el pasado enero— a raíz de la nueva aventura en la que se ha embarcado, junto a la también docente y artista Rocío Rosado —que aporta creatividad e ilusión al proyecto— y para la que se encuentra inmersa en la búsqueda de financiación: Currita Núñez. Una lagartija muy flamenca.
Como una especie de trasunto de la escritora y docente, esta inquieta bailaora tiene la envidiable cualidad de la autotomía, desprenderse de una parte de sí misma para sobrevivir, afrontar nuevos retos y regenerarse.

"Nos pasa un poco a la gente que somos polifacéticas. Al final, tenemos que aceptarnos y luchar contra los diferentes perfiles que tenemos", reconoce, en la cuenta atrás de una campaña de micromecenazgo con la que quiere financiar un lanzamiento previsto para el próximo 16 de noviembre, coincidiendo con el 15 aniversario de la declaración de la Unesco que oficializó lo que ya sabíamos: que el flamenco es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Un póker de mujeres para un cuento-poemario ilustrado y musicado
Ideado como álbum ilustrado y musicado de flamenco infantil, la autora ha contado con la ilustradora barcelonesa Susana Subirana, con quien hace cuatro años compartió el proyecto ¿Cómo me las maravillaría yo? Lola Flores, que fue reconocido en la IX edición de los premios Flamenco en el Aula de la Junta de Andalucía.
En esta ocasión, Subirana se suma a una nómina de colaboradoras artísticas donde también están la voz de Rocío Rosado —copartícipe del proyecto e ideóloga del nombre con el que han bautizado a la lagartija con más arte—, los arreglos musicales de Elena Jiménez y la guitarra de Alba Espert. Entre todas conforman un cuento que se dirige a los más pequeños, que tendrá hueco en las aulas y en las estanterías de las habitaciones infantiles, pero que también interpela a los adultos.
“Es cierto que queríamos dirigirnos en las letras a la infancia, porque a menudo las letras flamencas son demasiado hondas, trágicas, profundas, ajenas a los niños, pero es también un relato con un trasfondo para adultos porque habla de las crisis de identidad y del proceso de autoaceptación”, explica Navarro, casi como si parafraseara a la Niña de los Peines en su soleá de cabecera: fui piedra y perdí mi centro (...), y al cabo de mucho tiempo, mi centro vine a encontrar.
230 años de la leyenda de Currito Núñez
Tiene además el título un claro guiño al rescate de la memoria, de las tradiciones, de esas expresiones tan nuestras y añejas que usaban los niños y las niñas cuando jugaban en las calles y plazas ajenos a las pantallas y las redes wifi. Y es que ciertas lagartijas en Jerez son conocidas como curritos núñez, llamadas así por un personaje histórico, o eso cuenta la mitología jerezana reciente, Francisco de Asís Núñez de Villavicencio.
De niño, no solo estaba obsesionado con estos reptiles, sino que, fabula el historiador Manolo Romero Bejarano en sus crónicas bizarras, llegó a tener en su casa —el palacio que se encuentra dentro del Alcázar— un sanatorio de estos animales. Su popularidad llevó al corregidor de la ciudad a decretar que todas las lagartijas fueran llamadas así en su honor. Fuera así o no, que probablamente fuese que no, la realidad es que ahora, 230 años después de difundirse la historia, una lagartija femenina y feminista le ha tomado el testigo para prolongar su leyenda.
"Ya no se escucha apenas eso de los curritos núñez. Y creo que es importante que en la crianza trabajemos en esas tradiciones y en esos pequeños detalles de nuestra idiosincrasia como jerezanos y jerezanas. Estos pequeños cuentos nos llevan a reflexionar sobre esos valores y esas tradiciones que son super importantes”, desgrana la autora de unos poemas musicados que cuentan la historia de Currita. Una farruca, unas alegrías, unos tanguillos… conforman los estilos que convierten en música los textos de Almudena.
"Tenemos la parte educativa en el aula, el álbum ilustrado (con QR para las canciones), y un proyecto de espectáculos didácticos y cuentacuentos musicados en escena”, detalla esta mujer que defiende la creación como “medicina que nos cura el alma cada día". Por eso, porque en la política de partidos se habla poco o nada de la infancia, se trabaja poco o nada en el poder transformador y participativo de la cultura y en la preservación de la identidad —propaganda aparte—, el empeño en esta nueva obra y el esfuerzo por buscar la financiación que la haga realidad. ¡Vamos allá, Currita!



