Fue noticia este lunes a nivel nacional: agentes de la Policía Local de Jerez habían salvado la vida de un bebé de 17 meses en una actuación ejemplar. Horas después, aún hablan con emoción. Dos de los tres agentes relatan lo ocurrido a lavozdelsur.es, al poco de arrancar la jornada de este martes.
El subinsector Francisco Estrade explica que él y sus compañeros Manuel Bellod y Rafael Morones (que no tenían el turno con Manuel y Rafael este martes) estaban a punto de terminar la jornada del domingo. Había sido un día "tranquilo", después de un fin de semana marcado por las Zambombas, con más lío en viernes y sábado. "Hicimos también el servicio habitual de fútbol", el partido del Xerez CD, que también había transcurrido sin incidentes.
A eso de las 22 horas, cuando apenas quedaba una hora para acabar la jornada, vieron cómo un coche entraba hacia Madre de Dios, en el entorno de la estación, a toda velocidad. "Nos pusimos a su altura". Al volante iba la madre que les decía: "Mi niña, que no respira, que se me muere". Detrás iba la bebé de 17 meses con su hermano, de unos ocho añitos y que los policías lo describen como "un campeón".

Bellod y Morones condujeron el vehículo policial abriendo paso, pero a la altura de Torresoto, tras circular por la ronda Muleros, el subinspector Estrade decidió que había que montarse en el coche de la mujer y tratar de atender a la bebé. Habían pasado de 0 a 100 de adrenalina en un segundo y había que actuar. Estrade tiene formación en RCP, reanimación, incluso para bebés, que son "exactamente iguales que en adultos pero con insuflaciones más leves" y menos cantidad de aire. El agente sintió que los pulmones se le hinchaban.
A poco que cuentan lo ocurrido, la situación pone a cualquiera los pelos de punta. Continuaron circulando hasta llegar al Hospital. La niña fue atendida y allí se quedaron los agentes hasta que llegaba una familiar para hacerse cargo del niño, hermano de la bebé.
Estrade lleva años trabajando de policía local, donde uno ve de todo, pero reconoce que nunca había vivido una situación así, ni él ni sus dos compañeros. "Un bebé tan pequeño... no". Manuel Bellod, que iba con Morones en el coche abriendo paso, explica que los propios sanitarios en el hospital les dijeron que si no hubiera sido por ellos, la pequeña "no habría llegado". Y eso, lógicamente, "te acongoja un poco pero te reconforta". En el propio momento fue "muy emotivo, una criatura tan indefensa, tan pequeña, se te saltan las lágrimas, como a cualquier persona".

Ambos cuentan que ese día al llegar a casa, tras la ducha, lo que notaron fue un gran cansancio. Apenas fueron unos minutos de actuación para cerrar una jornada tranquila. Pero la rapidez con la que hubo que actuar, esa tensión, ese sentimiento del deber, les acabó dejando rendidos. Así se fueron a dormir. "Yo me tuve que pegar un duchazo, ya ahí te relajas y duermes porque al día siguiente tienes que venir a trabajar, además entrábamos por la mañana", recuerdan.
Los agentes han seguido la evolución de la bebé, de la que no desean contar muchos más detalles por privacidad. Esa es otra batalla en la que no están involucrados ya estos funcionarios públicos sino otros trabajadores, lo sanitarios, que tomaron el relevo para reconducir la salud de la pequeña. Hay quien no conoce ángeles de la guarda. Hoy, al menos, se pueden poner tres nombres.




