Sin miedo a volver a casa en la Feria: "Hay muchas zonas solitarias y oscuras"

El Punto Violeta y el Servicio de acompañamiento a mujeres se dan la mano para ofrecer sensibilización y garantizar una salida segura del Real

Punto Violeta en la entrada principal de la Feria del Caballo de Jerez, en una imagen de archivo.
Punto Violeta en la entrada principal de la Feria del Caballo de Jerez, en una imagen de archivo. MANU GARCÍA

“Solo si tú y yo queremos nos bailamos la primera”. Una joven sujeta un mensaje que grita una palabra: respeto. Ese que desgraciadamente todavía debe inculcarse en algunas mentes. Para sensibilizar, informar y apoyar la “diversión sin agresión”, un grupo de mujeres no paran quietas desde el Punto Violeta instalado en entrada principal de la Feria del Caballo de Jerez.

No se cansan de repetir cómo actuar ante una agresión sexual las veces que haga falta. Su misión no es otra que prevenir las violencias machistas que se dan en los espacios de ocio como el Real. “Nos centramos en dar tips para ligar de forma que no sea invasiva ni agresiva, queremos enseñar a aceptar lo que es un no por respuesta y a saber leer las señales de las personas”, comenta Laura Urda, jienense de 26 años que trabaja en la empresa contratada por el Ayuntamiento con los fondos del Pacto de Estado contra la Violencia de Género.

Punto de información, sensibilización y prevención de agresiones sexuales.
Punto de información, sensibilización y prevención de agresiones sexuales. MANU GARCÍA
Laura realiza una foto en el 'photocall'.
Laura realiza una foto en el 'photocall'.  MANU GARCÍA

Acaba de soltar una cámara que ya ha lanzado más 700 disparos a un photocall. Desde la mesa, estas mujeres, profesionales de la rama social -entre ellas psicólogas y educadoras sociales- desean que “todas y todos podamos disfrutar”. Ya llevan cuatro años concienciando sobre la violencia sexual en una sociedad llena de taras. Laura y sus compañeras han tratado de llevar la ardua tarea de crear un entorno seguro a festivales de música y a otras ferias andaluzas como la de Barbate o la de Torremolinos.

En todas, las propias mujeres se acercan al punto a compartir experiencias indeseadas que no cesan. Concretamente, en Jerez, uno de los casos de acoso abrió portadas nacionales de medios. “Nos llegan muchos testimonios de chicas que han sufrido agresiones verbales o a las que han mirado de forma lasciva. También denuncian que han invadido su espacio físico y les han robado un beso”, cuenta Laura a lavozdelsur.es.

Cartelería con información en el Punto Violeta de la Feria.
Cartelería con información en el Punto Violeta de la Feria. MANU GARCÍA

Al stand se dirigen muchas mujeres que alzan la voz y deciden visibilizar la agresión sufrida. “Una chica nos dijo que un hombre le había aporreado la puerta del cuarto de baño diciéndole que a la primera mujer que se encontrara le iba a obligar a practicarle sexo oral”, expresa.

Ellas animan a las víctimas y las acompañan a denunciar ante las autoridades. Según observa Laura, “nos ven como un espacio previo antes de hablar con los Cuerpos, que muchas veces imponen más”.

"A algunas les han robado un beso"

Cada día, el equipo anota las incidencias que, cuando acabe la Feria, enviarán al Centro Asesor de la Mujer de Jerez para poner en evidencia la importancia de seguir luchando. Una batalla incansable a la que se suma el Servicio complementario de acompañamiento a mujeres, al cargo de una empresa de seguridad.

El equipo de mujeres del Punto Violeta.
El equipo de mujeres del Punto Violeta. MANU GARCÍA

Un grupo de hombres procura que aquellas que lo solicitan no vuelvan solas a casa. Apuntan sus datos -para estadísticas del Ayuntamiento- y emprenden el camino a pie hacia las paradas de autobuses, las bolsas de aparcamiento o las calles cercanas, hasta una distancia máxima de dos kilómetros.

El día de las mujeres a las 23.30 horas, ya habían acompañado a tres mujeres -el servicio se presta de 23.00 a 5.00 horas. Elisa María de la Rosa era una de ellas. Esta jerezana de 24 años decidió no marcharse sola. Llevaba muchas horas con el traje de flamenca y le pesaba mucho. Temía que no pudiera salir corriendo si le pasaba algo.

“Cuando vuelvo sola tengo la sensación de que alguien va a salir de un punto ciego o de un lugar oscuro de repente. Lo que hago siempre es estar pendiente y mirar hacia todos los lados, sobre todo a mi espalda por si alguien me sigue. También acelero la marcha, no me siento segura andando a un ritmo normal”, comenta Elisa que se dirigía a la zona de la avenida de San Joaquín.

Grupo de hombres del servicio de acompañamiento a mujeres.
Grupo de hombres del servicio de acompañamiento a mujeres. MANU GARCÍA
Identificación como acompañante.
Identificación como acompañante. MANU GARCÍA

Reconoce que “hay muchas zonas solitarias y oscuras” que prefiere evitar transitarlas en soledad. Para esta jerezana, la experiencia fue “inmejorable”. Dos acompañantes “super agradables y simpáticos” fueron con ella hasta la puerta de su casa.

“Me sentí súper cómoda y relajada, tenía la tranquilidad de volver a casa sin tener que estar estresada y pendiente a todo”, expresa Elisa que nunca había probado el servicio.

Mientras tanto, junto a la caseta de autobuses urbanos, Juan José Vázquez, espera pacientemente. De pronto una chica se acerca, pero no para solicitar el servicio sino para pedir una mascarilla. Al rato, otra entra en el punto para ir al cuarto de baño. El jerezano de 30 años comparte que son muy pocas las mujeres que lo piden para la gran afluencia de público que se observa en el Real.

Daniel Martín toma los datos a una chica.
Daniel Martín toma los datos a una chica. MANU GARCÍA
Elisa junto a sus acompañantes en el Punto Violeta.
Elisa junto a sus acompañantes en el Punto Violeta.  CANDELA NÚÑEZ

En lo que va de Feria, estima que han acompañado a unas 40 mujeres, las más jóvenes, de 19 años y las más mayores, de 43. “El día que más han sido trece y el día que menos, siete. Normalmente la mayor afluencia es cuando ya no hay autobuses, sobre las 4.00”, comenta Juan José que se apuntó gracias a un vigilante de seguridad de la empresa contratada que practica artes marciales en su mismo Dojo.

Cuando dejan a las mujeres en la ubicación que ellas han proporcionado, el conductor les recoge para volver a la caseta. En sus idas y venidas, los acompañantes suelen charlar y, en ocasiones, escuchan los miedos que sienten ellas. Sensaciones que les remueven las entrañas.

“Una de ellas me contó que una noche vio a un tío masturbándose en el parque de al lado de su casa y se puso a seguirla”. Un aliciente más para que la chica quisiera volver con alguien.

Varios acompañantes esperan en la caseta situada al lado del Punto Violeta.
Varios acompañantes esperan en la caseta situada al lado del Punto Violeta. MANU GARCÍA

Hay algunas que son asiduas y han ido todos los días, como una trabajadora de una caseta, que fue la primera en solicitarlo. “Fue una amiga la que le dijo por WhatsApp que se viniese con nosotros y siempre la acompañamos a su coche”, explican.

"Lo ideal sería que no tuviéramos que estar"

Los portuenses Daniel Martín y José Miguel López, ambos de 26 años, coinciden con Juan José en que el número de mujeres sería mayor si el puesto estuviese ubicado en otro lugar más visible como en una de las rotondas del Real. Durante estos días han difundido la existencia del servicio hasta la saciedad, aún así, consideran que muchas personas no lo conocen.

Elisa junto a los acompañantes.
Elisa junto a los acompañantes. CANDELA NÚÑEZ

En alguna ocasión, han sido ellos los que les han preguntado a chicas que han visto solas si querían ser acompañadas. Están convencidos de que, si no llegan a tomar la iniciativa, la cifra sería inferior.

“Se nota muchísima gratitud, pero es una pena que tengan que recurrir a nosotros para tener una vuelta tranquila y segura a casa. Lo ideal sería que no tuviéramos que estar”, dice José Miguel. Él confiesa que tiene sentimientos encontrados, los mismos que siente Elisa. “Cuando me enteré de que este servicio existía tuve una sensación agridulce. Como mujer, por un lado, sientes el alivio de saber que hay una opción de volver a casa sin peligros, pero, por otro, te invade la rabia y la pena de pensar que esto sea necesario”.

Compromiso de los autobuses urbanos y los Teletaxis

Las líneas L1, L2, L5, L8, L9, L10, L11 y L16 amplían el número de paradas, especialmente en las calles poco iluminadas o con largo trayecto entre paradas. Mientras que los taxis esperan a que las usuarias entren en sus casas antes de iniciar un nuevo recorrido.

 

Sobre el autor:

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Patricia Merello

Titulada en Doble Grado en Periodismo y Comunicación audiovisual por la Universidad de Sevilla y máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense de Madrid. Mis primeras idas y venidas a la redacción comenzaron como becaria en el Diario de Cádiz. En Sevilla, fui redactora de la revista digital de la Fundación Audiovisual de Andalucía y en el blog de la ONGD Tetoca Actuar, mientras que en Madrid aprendí en el departamento de televisión de la Agencia EFE. Al regresar, hice piezas para Onda Cádiz, estuve en la Agencia EFE de Sevilla y elaboré algún que otro informativo en Radio Puerto. He publicado el libro de investigación 'La huella del esperanto en los medios periodísticos', tema que también he plasmado en una revista académica, en un reportaje multimedia y en un blog. 

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